En medio de la niebla que cubre la sierra nororiental de Puebla, un grupo de niñas y niños de distintas regiones del país levantan la voz. Rodeados por montañas y senderos húmedos, se sientan en círculo para una asamblea que ellos mismos conducen: ¿qué queremos hacer estos días? No hay adultos dando órdenes, son los más pequeños quienes marcan el ritmo de un encuentro inédito que busca un objetivo ambicioso: pensar y construir un México sin violencia desde la infancia.
Por Mario Marlo / @Mariomarlo
Fotografías Colectivo Casa Click
Tlatlauquitepec, Puebla. Del 14 al 17 de agosto se realizó el primer Encuentro Nacional de Niñxs Rebeldes, convocado por el Colectivo Casa Click en la comunidad de Tepanzol, en la sierra nororiental de Puebla. Durante cuatro días, niñas, niños y niñes de distintas regiones del país participaron en talleres, juegos, caminatas y mesas de reflexión para imaginar y construir, desde la infancia, un México sin violencia.
Un campamento donde la voz infantil fue la guía
La experiencia no fue un taller más organizado por adultos. Desde el primer día, los niños formaron círculos de confianza y asambleas para decidir roles, reglas y acuerdos. Fueron ellos quienes respondieron a la pregunta central: “¿Qué queremos hacer estos días?”
Las jornadas incluyeron murales comunitarios, señaléticas ecológicas, lecturas colectivas, senderismo con acción directa —colocando letreros de cuidado ambiental y recogiendo basura que baja desde las ciudades—, fogatas con cuentos y un “cine palomero” con historias de conciencia. En las mesas de diálogo se discutieron temas como micromachismos, bullying y abuso, problemáticas que forman parte de la vida cotidiana de las infancias en México.
Casa Click: una trinchera de esperanza
Detrás de la organización está el Colectivo Casa Click, con base en Puebla pero con trabajo en distintos estados del país. Rafael Durán, conocido como El Señor Click, lo explica:
“El oficio más riesgoso en este mundo es ser niño. Desde pequeños nos dicen: no brinques, no juegues, no hables porque no sabes nada. Este encuentro es una rebelión contra esos ‘no’ impuestos por los adultos.”
Casa Click no recibe financiamiento externo ni permite la entrada de partidos o religiones. Su apuesta es la autogestión y la colectividad: música de niños para niños, talleres de fotografía comunitaria, brigadas de cuidado, corrales solidarios donde las infancias deciden qué hacer con su producción.
“Es increíble y hasta violento que para los adultos sea más fácil organizar una fiesta sin niños que una fiesta sin alcohol”, añade Durán. Para él, el trabajo con infancias no es entretenimiento ni asistencia social, sino la oportunidad de abrir caminos distintos en un país marcado por la violencia estructural.
Semillas para el futuro
El encuentro cerró con un gesto simbólico: la entrega de semillas como compromiso de seguir sembrando en cada comunidad las ideas de autonomía, cuidado y rebeldía aprendidas durante los días de campamento. La última asamblea fue conducida por los propios niños y niñas con una pregunta clave: “¿Qué haré al volver a mi comunidad?”
Allí se dio lectura al primer Manifiesto de Niñxs Rebeldes, construido de manera colectiva durante el encuentro:
“Porque sí entendemos, sí sentimos y sí pensamos.Declaramos que aún siendo niños podemos cuestionar lo que está mal y proponer caminos nuevos. Queremos crecer con autonomía, con la libertad de decidir, de crear y de soñar.”

“Nos negamos a aceptar un futuro lleno de tristeza, miedo y dolor. Creemos que el arte, la palabra, el juego y el pensamiento son herramientas de transformación.”

“Desde las montañas de Puebla y desde nuestros corazones levantamos este manifiesto: por el derecho a pensar, jugar y construir un México sin violencia.”

El próximo año, el Colectivo Casa Click anunció que la segunda edición del Encuentro volverá a realizarse en la sierra de Puebla. No como un evento aislado, sino como el inicio de un movimiento nacional para recuperar la voz de las infancias.












