Pesimismo Esperanzador
Por Jorge Rocha, académico del ITESO / @JorgeRochaQ
En junio del año que entra nuestro país, junto con los Estados Unidos y Canadá, serán sedes del mundial de fútbol. Las tres ciudades que albergarán partidos de este evento deportivo en nuestro país serán la Ciudad de México, Monterrey y Guadalajara. Como suele suceder en este tipo de acontecimientos, las ciudades sedes realizan adecuaciones urbanas e incluso se construye infraestructura deportiva para que las actividades programadas se puedan llevar a cabo. Y en esta ocasión no es la excepción.
Recordemos que la última vez que en Guadalajara se vivió un proceso de esta naturaleza, fue con la anfitrionía de los Juegos Panamericanos del año 2011, donde se hicieron muchas obras de infraestructura en la ciudad y en el estado, por ejemplo, el estadio de atletismo, la alberca olímpica, un estadio de beisbol, entre algunos otros. Es habitual que las ciudades sedes aprovechan el envión de tener este tipo de eventos, para generar obras urbanas y de infraestructura que luego se queden en beneficios perdurables para la población.
En el caso de este momento, las principales acciones se están enfocado en adecuaciones urbanas en zonas aledañas al estadio Akron, por citar un ejemplo, en Avenida Aviación; pero la más conocida de estas iniciativas, es el re encarpetamiento de carretera a Chapala, que hoy se ha convertido en una auténtico viacrucis para las personas que quieren llegar al aeropuerto internacional de Guadalajara, pero también y sobre todo, para quienes viven o trabajan en estas zonas de obra.
La pertinencia y necesidad de varias de estas obras y adecuaciones es indiscutible, por ejemplo, que en Avenida Aviación existan banquetas bien hechas para los peatones sin duda representa un gran beneficio. En el caso de carretera a Chapala, las obras de re encarpetamiento, junto con la creación de varias estaciones de BRT, por supuesto que implican una inversión pública muy relevante para la ciudad, no sólo para el momento del Mundial de Futbol, sino para la vida cotidiana futura de esa zona de la ciudad. Sin embargo ,los procesos de obra representan una gran área de oportunidad.
Por conocimiento propio y por los relatos de personas que les ha tocado esta experiencia, sabemos que a veces es más largo el trayecto del aeropuerto a los hogares de los viajeros, que el viaje en sí mismo. Recorridos que eran de 40 minutos ahora son de tres horas. La falta de señalización en el camino (cuando es un solo carril, cuando se amplía a dos vías, cuando se vuelve a disminuir el paso) complica mucho los trayectos, la ausencia de agentes viales que agilicen el tránsito en la zona también es muy notorio y sin duda ayudaría a mejorar el paso por la zona, pero sobre todo la presencia continua de camiones de carga, incluso de doble remolque, sin duda que complejizan el trayecto por esta arteria tan importante de la ciudad.
Resulta un poco inexplicable que no se haya restringido el horario de paso de este tipo de transporte de carga y que se les pida pasar por la zona sobre todo en las noches y a ciertas horas de la madrugada. El hecho de que convivan a lo largo del día con el transporte público de personas y con el transporte privado, genera riesgos innecesarios y provoca que el paso por la zona sea francamente tortuoso. La prioridad por llevar a buen puerto estas obras de infraestructura ameritaría llevar a cabo este tipo de medidas de forma temporal. Además de que vuelve a aparecer el problema de la prohibición de los camiones de doble remolque que en otros países ya existe por los peligros que este tipo de vehículos representa.
Enhorabuena y bienvenidas todas las obras que sean en beneficio de las mayorías, pero sería doblemente bueno, que la construcción de las mismas genere las menos complicaciones posibles.
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