Tras 40 años de concientizar sobre la “detección oportuna del cáncer de mama”, prevalecen vacíos estructurales para su atención

México presenta un aumento en mortalidad por cáncer de mama: el INEGI estima que la tasa de defunciones por cada 100 mil mujeres de 20 años y más ha incrementado de 15.7 a 18.7 entre 2015 y 2024.

Por: Gina M. Erosa / @ginaemerosa

Desde 1985, octubre ha sido reconocido como el mes para la concientización del Cáncer de Mama, con el fin de incentivar a las mujeres a la autoexploración y la búsqueda de un diagnóstico, además de dar a conocer los riesgos de esta enfermedad que se posiciona como la principal causa de muerte entre tumores malignos.

Un tumor maligno es un cúmulo de células que crecen de manera desorganizada e independiente, generando adherencia a los tejidos a su alrededor; en esta enfermedad dicho tumor se encuentra en la mama. 

En México, la edad promedio de diagnóstico en mujeres con esta enfermedad oncológica ronda los 52 años, de acuerdo con los estudios de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); por lo que, existe una anticipación a otros países como Estados Unidos y Canadá, en donde la edad promedio es de 62 años. 

Además, en México dos de cada tres casos son detectados en etapas tardías, esto significa que estas mujeres se enfrentan a un cáncer más agresivo. La experiencia científica  insiste en que si el cáncer es detectado en una etapa temprana y se trata adecuadamente hasta el 85% de los casos serían curables.

Hay varias razones por las que el cáncer de mama es comúnmente detectado en una etapa tardía.

Según el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), el 36.9% de las personas adultas mexicanas presentan problemas de obesidad.  Un estudio publicado por la UNAM en 2025 reveló que existe una preocupante relación entre la obesidad y el cáncer de mama:

 “Las consecuencias de la obesidad son graves, no sólo en términos de enfermedades crónico-degenerativas y metabólicas, sino también en el cáncer. La grasa en lugares no deseados genera inflamación sistémica, lo que favorece el desarrollo de tumores malignos” informó Sandra Lorena Romero Córdoba, líder de la investigación. 

No obstante, la principal razón por la que las mujeres suelen detectar esta enfermedad en una etapa avanzada es: el escaso acceso a estudios como las mastografías, especialmente en comunidades rurales.  En 2019, el Seguro Popular fue disuelto y reemplazado por el Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI), y con este cambio llegaron también fuertes recortes presupuestales.  

“Desde la desaparición del Seguro Popular, ha habido un cambio en la cantidad de mujeres que buscan apoyo o tratamiento a través de la fundación” mencionó Eliza Puente, directora de la Fundación CIMA en una entrevista para ZonaDocs. “Se incrementó el número de personas que buscan ayuda , inclusive en quienes buscan acceso a terapias oncológicas, diagnósticos oportunos, estudios, cirugías y radioterapias.” 

La Fundación CIMA es una organización sin fines de lucro que busca reducir la mortalidad por cáncer de mama en México mediante acciones de educación, apoyo a pacientes, alianzas, programas comunitarios e incidencia en políticas públicas.

El Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP) y el grupo MAGNI Gineco-obstetras Asociados analizaron datos sobre la cobertura de estudios de mastografía en 18 mil 999 mujeres mexicanas de entre 40 y 69 años. Revelaron una disminución en la cobertura nacional de mastografías de 27.46% en 2018 a un alarmante 16.03% en 2021. 

Adicionalmente, el estudio destacó que la cobertura alcanzó principalmente a mujeres de áreas urbanas, lo que también denota una brecha importante en temas de igualdad. Si existe una drástica disminución en la cobertura, ¿cómo esta realidad condiciona el contexto de detección tardía en mujeres? Y ¿qué es lo que pueden esperar las personas que ya tienen un diagnóstico?

Según Felicia Knaul, directora de Tómatelo a Pecho, A.C, el Seguro Popular amparaba a 56 millones de mexicanos, pero tras su disolución, sumada a la llegada de la pandemia por COVID-19  el tratamiento del 83% de los pacientes se vio interrumpido. Este suceso deja dos opciones: la paciente tiene que cubrir los costos de su tratamiento – el costo de un tratamiento de detección tardía puede ser de hasta tres veces el de uno de detección temprana –  o abandonarlo definitivamente. 

El desabasto de medicinas también es un problema abismal. Según México Evalúa, en el 2023 se dejaron de surtir 15 millones de recetas a pacientes de servicios médicos públicos, de las cuales 2 millones iban dirigidas a tratar cáncer infantil, de mama y cervicouterino.  Adicionalmente,  antes de finalizar su sexenio, el ex presidente Andrés Manuel López Obrador hizo un recorte de 157 mil millones de pesos del Fondo de Salud para el Bienestar (FONSABI) que antes estaban destinados a tratar estos tres tipos de cáncer.

“El desabasto de medicamentos nos ha afectado de manera trágica. Varias pacientes pasaron de tener cánceres en etapas tempranas a cánceres avanzados y metastásicos. Muchas de ellas ya no están con nosotros” comentó la Directora Puentes.

La desinformación en cuanto al cáncer de mama es otro factor de riesgo; la Directora Puentes la define como otra causa por la que se puede presentar una detección tardía.

“Muchísimas mujeres llegan a la fundación diciendo que no les hicieron una mastografía – a pesar de tener síntomas – porque son menores de 40 años y el malestar podría ser solo una ´bolita´. Tanto  los pacientes jóvenes como los doctores suelen descartar que sea cáncer de mama. El diagnóstico de una mujer de más de 40 años puede darse en unos 50 días, mientras que el de una persona jóven tarda más de 100”.

Las pacientes de cáncer de mama no solo enfrentan el dolor que ocasiona la enfermedad, también la indiferencia de aquellos que tiene la obligación de cuidarlas: un gobierno negligente que parece haberlas abandonado, un sistema de salud colapsado, la falta de medicamentos que resta esperanza de una cura y una sociedad desinformada.

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Gina M. Erosa
Gina M. Erosa
Licenciada en Comunicación y Medios Digitales. Apasionada de crear, escribir, imaginar, preguntar y escuchar a las personas.

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