Contaminación y enfermedad: la lucha de Raúl Muñoz por salvar al río Santiago

Raúl Muñoz Delgadillo, activista ambiental y defensor de derechos humanos con más de 40 años de trayectoria, lidera la lucha contra la contaminación del río Santiago en El Salto, Jalisco. Conoce aquí su historia.

Escrito por Alejandra Partida / @aleparvit (IG) y Grecia Zamarripa / @greciazamaa (IG)

Foto portada: Francisco Tapia

Raúl Muñoz Delgadillo es un activista ambiental y defensor de derechos humanos originario del municipio de El Salto, Jalisco, con más de 40 años de trayectoria en la lucha social. Su compromiso nació inicialmente por la defensa de los derechos humanos, incluyendo la defensa del pueblo salvadoreño en los años 80 y la protección de los derechos laborales en México, antes de involucrarse profundamente en la defensa ambiental.

Hoy, Raúl es coordinador y rostro visible del Comité Ciudadano de Defensa Ambiental de El Salto, organización que se fundó en 2005 ante el grave deterioro del río Santiago, un cuerpo de agua fundamental para la región, convertido en un foco de contaminación severa que afecta la salud y la calidad de vida de miles de habitantes.

Desde sus primeros años en Guadalajara, Raúl disfrutó del río Santiago como fuente de recreación y sustento, jugando y conviviendo en sus orillas, donde su familia se dedicaba a la agricultura y a la pesca: “Me bañaba, me daba de comer. Ahora, lo veo convertido en un drenaje”.

Sin embargo, con el paso de las décadas ha sido testigo y denunciante incansable de la transformación del río en un drenaje contaminado, escenario que le ha indignado y motivado a una labor constante para visibilizar el daño ambiental y humano que representa.

Cuando Raúl decidió interesarse por los derechos humanos, aún no existía una Comisión Nacional de los Derechos Humanos. “Decidí documentarme más, saber más qué significaban los derechos humanos. Eso me llamó y me involucré”. Eran los años 80 y Raúl partió a El Salvador para participar en el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional. Desde ahí, luchó por la defensa de casos de violaciones a los derechos humanos de los salvadoreños. En paralelo, casos similares ocurrían a diario en México, pero en un contexto de la guerra sucia era muy difícil alzar la voz por el peligro que aquello representaba.

Cuando surgió el movimiento zapatista el primero de enero de 1994, Raúl fue convocado a Chiapas para participar. Se habían enterado de su participación en el FMLN en El Salvador y lo invitaron a ser parte del Ejército Zapatista. Entre hacendados, parlamentarios y guardias blancas, Raúl luchó por el levantamiento de los pueblos indígenas durante siete años. Lo que aprendió en ese movimiento —como el perderle el miedo al gobierno— lo aplicó en todas sus luchas futuras.

Raúl Muñoz sostiene una imagen del niño Miguel Ángel López Rocha fallecido a causa de la contaminación. En febrero del próximo año será inaugurado un memorial. Foto: Comité Ciudadano de Defensa Ambiental de El Salto.

Al regresar a El Salto después de su paso por Chiapas, se horrorizó por el estado en el cual encontró la situación del río Santiago:

“Cuando voy llegando y voy viendo el caos que tienen con el río donde yo jugaba, cuando el río yo me bañaba, que me daba de comer, lo veo convertido en un drenaje, o pues inmediatamente dicen: ‘No, no, no puede ser’”.

Raúl comenzó a alzar la voz y a denunciar la situación. Se reunió con compañeros y con personas enfermas para crear el Comité Ciudadano de Defensa Ambiental. Bajo su liderazgo, el comité ha denunciado la grave omisión legislativa y gubernamental que permite que industrias y municipios descarguen aguas residuales sin un tratamiento adecuado —“una degradación ambiental, una contaminación tremenda”—, menciona Raúl, y graves problemas de salud pública en la región. Acusa que esta contaminación tiene consecuencias humanas devastadoras: “Tenemos dos grupos muy grandes: insuficiencia renal y cáncer (…)”, además de enfermedades de la piel, ojos y abortos espontáneos en mujeres jóvenes que trabajan en industrias con metales pesados.

Raúl destaca que solo con la aplicación integral y estricta de las leyes ambientales se podrá revertir esta crisis que afecta a tantas comunidades cercanas. Es enfático en que se debería exigir a todos los industriales que traten sus aguas antes de arrojarlas a los cuerpos de agua. De igual forma, se debería exigir que cada empresa, tal como dice la ley, instale su propia planta de tratamiento. Finalmente, es imperativo que se amplíen los servicios de salud: contratar más médicos, comprar ambulancias y construir más hospitales.

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