Aprender a ser justos

En Pie de Paz

Por Silvia Patricia López González*

¿Es la justicia únicamente una herramienta que se utiliza en la democracia por parte de los operadores jurídicos para beneficiar a una u otra persona según se interprete la ley? o ¿Es la justicia una característica que define la convivencia humana con el otro?, si nos diéramos la licencia de salimos del marco habitual en el que encasillamos el concepto de justicia, que tiene que ver con las personas que acuden a jueces y magistrados proclamando por ella, podríamos entonces dimensionarla como aquello que nos permite transitar en sociedad, ver a la justicia como ese pegamento que nos une al otro y nos permite ser y hacer en libertad, en igualdad de circunstancias, una sana convivencia en paz.

La filósofa española Adela Cortina Orts**, Catedrática de la universidad de Granada está convencida que ser justo no es solo aplicar las leyes, sino que conlleva un proceso de formación de carácter, esto es, un aprendizaje para actuar en la vida, que se forja a través de repeticiones, ser justo es algo que se aprende y el ser justo nos lleva al camino de la felicidad. Así afirma la autora, que la justicia es el camino y la felicidad el fin. 

La justicia es llevar a cabo las exigencias básicas e irrenunciables que todos los ciudadanos debemos respetar, como son los derechos humanos, los cuales sabemos que son universales e intransferibles y también inviolables, interdependientes, indivisibles y progresivos, tal como lo consagra el artículo primero de nuestra Constitución de los Estados Unidos Mexicanos, lo que los hace exigibles por la ley, pero luego también hay máximos que son aquellas acciones determinantes para llevar una vida buena, plena, tanto de manera individual como colectivamente, pero estos a diferencia de los primeros no se pueden exigir ni imponer a los demás, son construcciones libres que se adoptan bajo consenso. 

Por lo tanto, no solo respetando la ley se logran sociedades justas, las cuales existen donde se respetan los derechos humanos, también es necesario que se propugna por una coexistencia pacífica, por el bienestar común y por el pleno desarrollo de las personas. Esto es, la comunidad de hombres y mujeres justos crea sociedades justas, de ahí la importancia de aprender a ser justos en una sociedad que en momentos pareciera ser tremendamente injusta. 

Coincidimos seguramente que para aprender a ser justos, lo primero que tenemos que hacer es respetar la dignidad del otro, y para ello es necesario partir de un diálogo racional, que implica escuchar efectivamente los puntos de vista del otro y buscar soluciones aceptables para todos, pero hay más, también es importante tener un aprecio por el otro, reconociendo como un interlocutor válido y digno. 

En definitiva aprender a ser justos implica promover la equidad e igualdad, fomentar la convivencia social y la paz, fortalecer el sentido de pertenencia y la cohesión social,  fomentar el desarrollo personal y colectivo, y desde luego, respetar la ley y sus instituciones.

Aprendamos a ser justos y así por añadidura alcancemos la felicidad.

Referencia:

Cortina Orts, Adela: ¿Para qué sirve realmente la ética?, Editorial Booket Paidós, 2021

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Doctora en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid, España. Profesora Investigadora Titular C, División de Estudios Jurídicos del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Guadalajara, Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, nivel I

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"Es una columna que busca colocar en el debate público la relevancia de la cultura y la educación para la paz. Esta columna es escrita en colaboración con las y los integrantes del Centro de Estudios para la Paz (Cepaz) del Instituto de Justicia Alternativa del Estado de Jalisco”.

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