Siguen siendo tres, seguimos siendo todos: A dos años de la desaparición de Marco, Daniel y Salomón, estudiantes del CAAV

En la glorieta de las y los desaparecidos de Jalisco, los rostros de Marco, Daniel y Salomón persisten y aquel árbol que plantaron sus compañeros a un año de su desaparición, aún se mantiene en pie; lo que parece que sí se olvidó fue su búsqueda y aquella investigación donde se aseguró, en muchas ocasiones, que habría justicia. 

Desde que se instauró la “verdad histórica” en torno a la desaparición de estos tres jóvenes estudiantes de cine; las autoridades de Jalisco han dado vuelta a la página, pues Marco, Daniel y Salomón no están desaparecidos; al contrario, oficialmente éstos fueron víctimas de un cruento asesinato del que no se tienen pruebas contundentes de que haya ocurrido, tal y como la Fiscalía del Estado de Jalisco, aseguró que pasó.

Hoy 19 de marzo se cumplen dos años de la desaparición de los tres estudiantes del CAAV; sus familias siguen exigiendo su búsqueda y localización con vida.

Por Darwin Franco / @DarwinFranco

731 días han pasado desde que Javier Salomón Aceves Gastélum, Marco Francisco García Ávalos y Jesús Daniel Díaz García, estudiantes de la Universidad de Medios Audiovisuales (CAAV), fueron desaparecidos, el 19 de marzo de 2018 por presuntos elementos de la Fiscalía del Estado de Jalisco en el municipio de Tonalá.

731 días desde que, por vez primera, se renombró a la Glorieta de los Niños Héroes, ubicada en el cruce de las avenidas Chapultepec y Niños Héroes en Guadalajara, como la Glorieta de las y los desaparecidos de Jalisco.  

731 días han pasado desde aquellas manifestaciones multitudinarias en donde, también por vez primera, muchos jóvenes salieron a exigir la aparición con vida de los tres estudiantes de cine, pues estaban convencidos de que, quizá, ellos también podrían desaparecer.

Sin embargo, también están por cumplirse 731 días de aquella verdad histórica que, el 23 de abril de 2018, apagó de manera abrupta toda búsqueda y exigencia de justicia, ya que sin pruebas contundentes y con una investigación carente de rigor pericial -como han señalado las familias de Marco y Daniel-, la Fiscalía del Estado de Jalisco afirmó que Javier Salomón Aceves Gastélum, Marco Francisco García Ávalos y Jesús Daniel Díaz García habían sido asesinados y que sus cuerpos no podrían recuperarse porque éstos habían sido disueltos en ácido por integrantes del crimen organizado.

Imagen de Marco, Daniel y Salomón que aún prevalece en la Glorieta de las y los desaparecidos de Jalisco (Foto: Darwin Franco).

La verdad histórica que se convirtió en una losa para la búsqueda de los estudiantes

A través de un video, las autoridades de Jalisco mostraron una línea de tiempo con la que explicaron qué fue lo que pasó después de que los jóvenes fueran desaparecidos entre el kilómetro 19 y 20 del nuevo Periférico Oriente, en el municipio de Tonalá, por presuntos policías; sin embargo, tras las pesquisas, se dijo que no eran policías sino integrantes del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) que portaban uniformes apócrifos.

La Fiscalía precisó que, a través de 400 entrevistas, 15 cateos en diversos domicilios y la confesión directa de dos de los ocho responsables de los hechos, la desaparición de los jóvenes sucedió por una confusión pues el lugar donde éstos realizaron una filmación escolar (el día de su desaparición), había fungido como casa de seguridad de integrantes del Cártel de la Nueva Plaza (grupo que se creó tras una escisión del CJNG en la zona); específicamente, de Diego Gabriel Mejía Oliden, detenido el 15 de julio de 2015 tras habérsele localizado, en ese mismo domicilio, armas de alto calibre y droga.

A dos años de los hechos, ni la Fiscalía del Estado de Jalisco ni la Fiscalía General de la República, instancia que atrajo la investigación en marzo de 2019, ha investigado a fondo la relación que existe entre dicho domicilio y quienes lo han utilizado después de haberse realizado ahí el decomiso de armas y drogas, ya que después de esto pasó esta misma casa donde Marco, Daniel y Salomón pasaron sus últimas horas antes de desaparecer fungió como domicilio del Centro Especializado en Conductas y Adicciones para Jóvenes y Adolescentes (CECAAJ), tal y como puede apreciarse en su página de Facebook, en la cual aparece poca información sobre este centro; sin embargo, su dirección y las fotografías colocadas ahí coinciden con lo presentado por la Fiscalía del Estado de Jalisco, el día en que posicionó su “verdad histórica”.

Este domicilio, a decir de la autoridad, era propiedad de Mejía Oliden; sin embargo, éste utilizaba prestanombres; una de ellos aparentemente fue Edna N., tía de Javier Salomón Aceves Gastélum, quien fue detenida por lenocinio y después fue liberada tras no haberse comprobado los delitos que se le imputaban como administradora de diversas estéticas masculinas. Sobre ella, la Fiscalía aseguró que algunas de esas estéticas eran propiedad de Mejía Oliden; sin embargo, esto no se pudo comprobar frente al juez.

Edna, según la versión oficial, fue quien facilitó a los estudiantes del CAAV el domicilio para grabar su tarea escolar; sin embargo, los estudiantes desconocían que éste estaba siendo vigilado por integrantes del CJNG quienes pensaban que Mejía Oliden podría regresar ahí.

La Fiscalía, sin embargo, no ofreció datos para saber si el señalado estaba o no a días de recobrar su libertad cuando ocurrieron los hechos, lo cual habría generado la vigilancia de sus rivales, o si dicho domicilio seguía siendo utilizado por la delincuencia organizada. Su dicho quedó en señalar que era un domicilio vigilado y que los estudiantes tuvieron la mala fortuna de encontrarse en un lugar de “alto riesgo en el momento menos indicado”.

Cuando los estudiantes salieron de este sitio, se trasladaron por el nuevo Periférico Oriente y entre el kilómetro 19 y 20, uno de los vehículos en los que viajaban fue interceptados por presuntos policías, quienes luego se someterlos a todos sólo se llevaron a Javier Salomón, Marco Francisco y Jesús Daniel. 

Los tres jóvenes, según confesaron dos de los detenidos Gerardo N. y Omar N., fueron trasladados a una casa de seguridad ubicada en la calle Lechuza, en la colonia Pinar de Las Palomas en Tonalá, donde fueron golpeados y torturados para obtener información del por qué estaban en el domicilio y qué información tenían sobre sus rivales.

Pero los jóvenes nada sabían de esto, ya que el tiempo y las propias investigaciones han comprobado que ellos, no tenía vinculación alguna con la delincuencia organizada.

En esa casa de seguridad, según el expediente, los estudiantes fueron golpeados, razón por la cual se encontraron ahí rastros hemáticos que resultaron positivos con la información genética de Marco Francisco García Ávalos y Jesús Daniel Díaz García; sin embargo, de Javier Salomón Aceves Gastélum no se encontró registro de sangre.

Fotografía de protesta realizada en  Glorieta de las y los desaparecidos de Jalisco, el 20 de abril de 2018 (Foto: Darwin Franco).

Los hoy procesados por el delito de privación de la libertad (no por desaparición) también confesaron que después trasladaron a los estudiantes a una segunda casa de seguridad ubicada en la calle Amapola en la colonia Rancho de la Cruz también en Tonalá, donde aparentemente fueron asesinados para después disolver ahí en ácido sus cuerpos. 

En dicho lugar, la Fiscalía aseguró haber localizado 46 tinacos y 56 litros de ácido sulfúrico, comúnmente utilizado por la delincuencia para disolver cadáveres; sin embargo, esta instancia no presentó los resultados de los análisis forenses realizados a los restos biológicos localizados en dichos tinacos o en las tuberías del domicilio; sus inferencias lógicas, basadas en la declaración de los detenidos y en los hallazgos localizados en el lugar, les hizo concluir que los estudiantes tuvieron ese triste final, pues así lo precisó, Elizabeth Torres, encargada de la investigación.

Lo cierto es que, a la fecha, no se han presentado los resultados de las confrontas entre el material genético localizado (más de 20 perfiles) y las muestras de ADN otorgadas por las familias de los estudiantes; la aseveración de que los cuerpos de los estudiantes fueron disueltos en ácido fue algo que la Fiscalía del Estado Jalisco no logró sostener científicamente en su rueda de prensa, aunque en ella y en el video utilizado se señalara que: “los estudiantes fueron privados de su libertad con la finalidad de dañarlos, para quitarles la vida, y posteriormente sus cuerpos fueron disueltos en ácido”.

Ramón García, padre de Jesús Daniel, señaló la falsedad de dicha versión, ya que éste por experiencia laboral sabe cómo funcionan los materiales químicos. Por ello, insistió con la Fiscalía y al Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses para que le dijeran qué tipo de químicos se utilizaron para supuestamente disolver el cuerpo de los jóvenes; ahí se enteró que fue ácido sulfúrico, el cual no se puede comprar en cualquier lado ni se puede utilizar en cualquier recipiente sólo en aquellos de alta resistencia al calor: “los tambos que mostraron en las fotografías no hubieran aguantado el ácido, se hubieran roto”.

Para él todo se trata de una falacia porque sabe que:

“el ácido transforma la materia, pero no la destruye. Si yo echo una botella, pierde la figura de botella, pero abajo queda residuo molecular…; así que no puedo creer eso de que ya no quedó nada para cotejar con nuestro ADN, esto para mí es una gran mentira, y por eso les pedimos pruebas científicas que, a la fecha, no han sido otorgadas”.

Esta versión del ácido también fue rechazada por el entonces director del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses, Luis Octavio Cotero, quien señaló que no existían en el lugar -donde aparentemente se localizaron los restos de los estudiantes- ningún elemento biológico que permitiese hacer una identificación y confronta genética:

“en ese momento, en Fiscalía que quisieron librar de la presión y se fueron por la fácil, pero en lo que a mí responsabilidad concierne, yo nunca tuve evidencia científica para probar lo que ellos señalaron, yo no estuve jamás de acuerdo con que dieran esa versión, no hay dictámenes que sustenten eso, yo al menos nunca los tuve cuando fui director del instituto ni creo que exista”, señaló el exfuncionario en entrevista exclusiva con ZonaDocs.

Hasta el día de hoy, la Fiscalía del Estado de Jalisco no ha presentado información sobre las confrontas genéticas que se realizaron entre la materia orgánica que se localizó en el lugar donde se les privó de la vida a Marco, Daniel y Salomón y el ADN que se tomó a los familiares de los tres estudiantes. Información base de la “verdad histórica”.

La Fiscalía General de la República, instancia que ahora lleva la investigación, ha denunciado que la Fiscalía del Estado de Jalisco, no les ha otorgado de manera completa toda la información del expediente que se abrió en torno a la desaparición y homicidio de los jóvenes estudiantes, por lo cual no ha avanzado en sus pesquisas.

Lo último que se sabe del caso es sobre la detención de cinco de los siete presuntos responsables: Eduardo Giovanni “N”, alias “El Cochi”; Christian Omar “N”, alias “El Qba”; Jonathan Alejandro “N”, alias “El Kalimba”; así como Miguel Ángel “N”, alias “El Tun Tun”. Sobre los no detenidos; uno de ellos, “alías el Canzón”, falleció; mientras que sobre el último responsable, no se ha informado su nombre para no entorpecer las investigaciones.

En el caso de Christian Omar “N”, alias “El Qba”, a quien se le acusó directamente de haber disuelto el cuerpo de los estudiantes en ácido, sus familiares señalaron que su detención ocurrió varios días antes de lo dicho por la Fiscalía. Su detención inicial fue por fumar marihuana en vía pública; aunque después de lo ocurrido con los estudiantes a éste se terminó procesando por narcomenudeo y robo de autopartes.

A partir de que la Fiscalía General de la República (FGR) atrajo el caso, se anunció que se analizarían las carpetas de investigación y las pruebas presentadas por el ministerio público para determinar la culpabilidad de los presuntos implicados, ya que se sospecha de “violaciones al debido proceso e, incluso, de la comisión de actos de tortura”.

Al respecto, el actual Fiscal General, Gerardo Octavio Solís, precisó:

“La posibilidad de que obtengan la libertad es una de las circunstancias que se pueden dar, lo que nosotros hemos precisado es que hubo una falta de profesionalismo al momento de llevar a cabo algunas de las diligencias de las investigaciones que esperamos no trasciendan”;

Sin embargo, ninguno de los detenidos ha salido libre ni sus casos se han reabiertos.

Una de las últimas acciones sobre el caso ocurrió en diciembre de 2018 cuando el Comité contra la Desaparición Forzada de la ONU realizó al Estado Mexicano una serie de peticiones tras recibir un informe sobre las irregularidades del caso que fue elaborado por Sofía Ávalos Ornelas, Ramón García Jasso, Virgilia García García y Miguel Díaz Trinidad, padres de Marco Francisco y Jesús Daniel.

En este documento, dirigido a las autoridades de Jalisco y de la federación, se señaló que:

  • Las pertenencias de los jóvenes no fueron resguardadas inmediatamente por la autoridad sino hasta días después de la desaparición.
  • No se tomó en cuenta las pruebas que las mismas familias otorgaron; por ejemplo, una grabación en la que aseguran “existen elementos fundamentales” para saber qué pasó el día de la desaparición de sus hijos.
  • La conferencia de prensa donde se anunció el supuesto asesinato de los muchachos se realizó sin el consentimiento de las familias.
  • Las familias rechazaron la versión dada por la Fiscalía del Estado de Jalisco, instancia que dejó de buscar a los tres estudiantes desde abril de 2018.

A partir de los señalamientos de esta instancia adscrita a la ONU, la investigación se turnó a la Fiscalía General de la República para “garantizar la plena imparcialidad e independencia de los procesos de búsqueda e investigación”; sin embargo, tampoco en esta instancia ha existido un avance que lleve a la localización de los estudiantes o a la verdad sobre los hechos.

Manos de las madres de Daniel y Marco develando el mensaje de la estatua de Fray Antonio Alcalde, el 19 de marzo de 2019 (Foto: Darwin Franco).

Una glorieta que no deja visibilizar la ausencia

Desde que la Glorieta de los Niños Héroes fue tomada como un símbolo de la búsqueda y exigencia de justicia para Marco, Daniel y Salomón, a ese mismo lugar han llegado decenas de familias a colocar sus lonas de búsqueda con la esperanza de que muchas personas más vean el rostro de su ser querido desaparecido y les den algún norte sobre su paradero.

En estos dos años (2018-2020), conforme a los datos otorgados a este reportero por la unidad de transparencia de la Fiscalía del Estado de Jalisco, en el estado se presentaron 9 mil 195 denuncias por desaparición de personas; en éstas se señaló la ausencia de 7 mil 590 hombres y mil 605 mujeres.

A decir de la autoridad de todas estas denuncias se logró la localización con vida de 4 mil 861 personas y, lamentablemente, sin vida de 687; lo que deja todavía en la condición de víctimas de desaparición a 3 mil 647 hombres y mujeres, entre estas personas debería de contabilizarse a Marco, Daniel y Salomón; sin embargo, para la Fiscalía del Estado de Jalisco, los tres estudiantes del CAAV cuentan en la localización sin vida de las personas que habían sido denunciado como desaparecidas.

En un trabajo realizado por Dalia Souza y quien escribe este texto, se contabilizó que del total de personas actualmente desaparecidas en Jalisco (9 mil 919); el 40 por ciento tienen entre los 14 y 29 años de edad; lo que significa que una buena parte de estos 3 mil 967 jóvenes al momento en que se les desapareció cursaban algún semestre en alguna preparatoria o universidad de Jalisco; sus estudios y sueños, como en el caso de Marco, Daniel y Salomón, han quedado detenidos por una impunidad rampante que semana a semana renueva en la Glorieta, los rostros de cientos de desaparecidos y desaparecidas, lo cual hace recordar aquella frase que al unísono se repetía cuando las calles de Guadalajara se volcaron a la búsqueda de los tres estudiantes de cine: #NoSonTresSomosTodos y, en efecto, siguen siendo tres, seguimos siendo todos.

Instalación del Jardín de la Memoria a un año de la desaparición de los tres estudiantes (Foto: Darwin Franco).

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Somos un proyecto de periodismo documental y de investigación cuyo epicentro se encuentra en Guadalajara, Jalisco.

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