La Marcha Mundial de las Mujeres convoca a las 24 horas de solidaridad feminista contra las empresas transnacionales

Este viernes 24 de abril, mujeres de más de 50 países conectarán su fuerza contra las empresas transnacionales, que históricamente han puesto sus ganancias por encima de la vida. En México, las colectivas feministas que trabajan junto con la Marcha Mundial de las Mujeres convocan a una charla virtual al medio día, para denunciar cómo el avance del poder corporativo ha precariza la vida de los pueblos y las alternativas que ellas han desarrollado para hacerle frente. 

Por Ximena Torres /@ximena_tra 

Hace siete años, el 24 de abril del 2013, la industria textil cobró la vida de mil 134 personas cuando se derrumbó el edificio Rana Plaza a las afueras de Dhaka (Bangladesh). El deterioro y las grietas en las paredes de este complejo ya habían sido señaladas por las personas que trabajaban dentro de él, en los talleres de costura subcontratados por grandes y conocidas empresas de indumentaria. Pero las denuncias no fueron atendidas. 

En conmemoración de las víctimas de Rana Plaza y de todas las demás empresas transnacionales que han explotado los pueblos del mundo, el movimiento Marcha Mundial de las Mujeres (MMM) convoca a la tercera actividad de la 5ta Acción Internacional llevada a cabo este 2020: las 24 Horas de Solidaridad Feminista Contras las Empresas Transnacionales.  

Las 24 horas se completarán con acciones en más de 50 países, que este viernes 24 de abril de 12 a 13 horas dependiendo de su huso horario, conectarán las denuncias y alternativas de las mujeres contra el poder corporativo. Nueva Caledonia (16 horas más adelantada que la Ciudad de México) será la primera sede de manifestaciones virtuales, atendiendo a las restricciones de la pandemia de coronavirus.  

En México, las participantes de la MMM organizan una charla virtual y abierta para aterrizar al contexto nacional la explotación y abuso de las empresas transnacionales, que vuelve más precaria la vida de las mujeres, profundiza las desigualdades, destruye la naturaleza e intenta apropiarse de la agenda feminista vaciándola de sentido. 

La actividad contará con la participación de mujeres que hablen del impacto del coronavirus en sus vidas, del sistema económico que obstaculiza su acceso a la salud, de los derechos laborales no garantizados y de la violencia de género en las regiones más peligrosas del país. Además, como parte de las alternativas, también se discutirá sobre soberanía alimentaria, economía feminista y comunicación autónoma.  

Las mujeres que deseen sumarse a la charla deben mandar un mensaje al Facebook de la colectiva FemiBici o un correo electrónico a la dirección femibicigdl@gmail.com. A través de esos medios las organizadoras les harán llegar el vínculo y la contraseña para unirse al encuentro virtual.  

¡La vida vale más que las ganancias! 

Como parte de la invitación a las 24 Horas de Solidaridad Feminista Contras las Empresas Transnacionales, la MMM denuncia una contradicción del sistema capitalista: mientras la vida de las empleadas no importa para muchas empresas transnacionales, el trabajo que ellas hacen sostiene la economía y las ganancias de estas corporaciones. 

De acuerdo con el movimiento mundial, lo sucedido en Bangladesh en 2013, es ejemplo de cómo a través de cadenas de producción mundial y subcontratación, las empresas se organizan para reducir los costes laborales y aumentar sus ganancias. Aún sin importarles lo que eso signifique para las mujeres. 

“Sabemos que el trabajo sólo puede costar menos si las personas que trabajan no tienen derechos garantizados, enfrentan largas jornadas de trabajo y reciben salarios bajos. Esta es la realidad de una gran proporción de mujeres, de la población negra, indígena e inmigrante”, dice el comunicado de la Marcha Mundial de Mujeres en el que convocan a las acciones del próximo viernes 24 de abril. 

Además, también se explica que durante esta pandemia por coronavirus, los trabajos esenciales para la vida y a menudo invisibles como la producción de alimentos y el cuidado, se han hecho más evidentes. Sin embargo, frente a la codicia de las grandes empresas, lo esencial se mide con otra perspectiva, y de nuevo importan más las ganancias que la salud de los empleados, quienes están en riesgo de contagiarse de un virus que ha matado a más de 183 mil personas en el mundo.  

En lugares como México, los trabajadores de Grupo Salinas continúan con sus actividades con miedo y bajo la amenaza de ser despedidos, y en Brasil, la minería continua porque fue declarada una actividad esencial, aunque haya casos confirmados de trabajadores infectados de coronavirus en la empresa Vale, una de las más grandes del mundo en minería 

Pareciera que los Estados no están al servicio de los derechos de las personas, sino de empresas transnacionales como la farmacéutica, que ejemplifica las falacias del mercado al preocuparse más por obtener ganancias de las patentes, la producción y venta de medicamentos, que por la salud.  

“Las empresas transnacionales acumulan hoy en día más recursos que muchos países. Concentran cada vez más riqueza y poder y, como parte de sus actividades, destruyen la naturaleza, despojan y expulsan a la gente de los lugares donde siempre han vivido”, continua el comunicado de la Marcha Mundial.   

Relacionando los hechos al coronavirus de nuevo, las mujeres del movimiento aseguran que el despojo de los espacios, comida, cuidados y agua es la razón por la que los grupos vulnerables como las poblaciones de las periferias, la mayoría negra y pobre y los pueblos indígenas enfrentan las consecuencias más adversas de la crisis sanitaria 

El 21 de abril, el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (WFP), advirtió que el impacto económico del COVID-19 podría duplicar el número de personas que padecen hambre aguda en el mundo. Mientras en 2019, 135 millones de personas se enfrentaban a la inseguridad alimentaria, la cifra puede aumentar hasta 265 millones para finales del 2020. Entre los países que padecían las peores crisis alimentarias hasta 2019 estaban Yemen, la República Democrática del Congo, Afganistán, Venezuela, Etiopía, Siria, Sudán, Nigeria y Haití. 

Aun así, muchas empresas han decidido incorporar “maquillaje lila”, a través de campañas que aparentan el empoderamiento individual de las mujeres. Detrás siguen explotando su trabajo, tomando control de nuevos territorios y creando necesidades e imposiciones sobre el cuerpo y la belleza Lo que parecen proyectos locales que movilizan a las mujeres, terminan por ser estrategias para ampliar los mercados.  

Algunos ejemplos son las líneas de jabón Dove, el champú Pantene y las toallas femeninas Always. Estas marcas, que han hecho publicidad basada en el empoderamiento femenino, son las mismas transnacionales (Unilever y Procter&Gamble) que en productos centrados en consumidores hombres, promueven mensajes de sumisión de las mujeres, como el desodorante Axe

Todo eso quita el sentido del movimiento feminista y de acuerdo con MMM, lo restringe a una conducta. Por eso, el 24 de abril es necesario y urgente unirse contra los abusos de las empresas transnacionales y hacer visibles las alternativas que las mujeres están construyendo para vivir de manera más digna. La economía solidaria, la agroecología, la soberanía alimentaria y la comunicación popular, son algunos ejemplos de ellas.   

Comparte

Ximena Torres
Ximena Torres
Estudiante de periodismo, fotógrafa y reportera feminista trabajando por hacer el periodismo en el que creo. Interesada en temas como justicia para las mujeres, salud, movilidad e interculturalidad. Ganadora del Premio Jalisco de Periodismo 2019.

1 COMENTARIO

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Quizás también te interese leer