¿Cuánto miedo tiene Estados Unidos a la verdad?

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En medio de una apretada agenda durante su estancia en México, John Shipton, padre de Julian Assange, conversó con el equipo de Pie de Página sobre la situación jurídica de su hijo, el movimiento en favor de su liberación, el apoyo del presidente Andrés Manuel López Obrador. De la persecución del gobierno de Estados Unidos contra el fundador de Wikileaks no tiene duda: los asesinos y los criminales siguen en el poder

Texto: Daniela Pastrana y Arturo Contreras / Pie de Página

Fotos: Duilio Rodríguez

John Shipton sonríe y abraza. Se le mira contento en su estancia de 10 días en México. Apenas alguna seña de lo que le cuesta relacionarse con la gente se muestra en el pequeño gesto de tallarse el nudillo cuando toma el micrófono o cuando debe contestar una pregunta compleja. Luego, con voz inalterable, el padre de Julian Assange suelta frases que nadie puede olvidar:

“¿Cuánto miedo tiene Estados Unidos a la verdad?”, pregunta al auditorio del Instituto Goethe, en el foro convocado por Aluna, acompañamiento psicosocial y Poder.

Lo de Julian, dice, no es solo un problema de justicia. Porque el “sadismo maligno”, como llama a la forma en la que el gobierno de Estados Unidos ha perseguido durante 13 años a su hijo, el fundador de Wikileaks, es para él, sobre todo, un miedo gigante a sus propias verdades.

Pero la paz solo es posible con la verdad, insiste este hombre que va por el mundo denunciando la “estrategia de terror que ha tomado por rehén a Julian Assange” y que no sólo pone en riesgo la libertad de expresión, sino todos los derechos civiles diseñados tras la Segunda Guerra Mundial.

En medio de una apretada agenda que incluye reuniones en el Senado, la recepción de las llaves de la Ciudad de México, protestas en las embajadas y celebraciones de Independencia, acepta una entrevista con el equipo de Pie de Página en la que habla del proceso jurídico, de las implicaciones que tiene este caso más allá de la libertad de expresión, y del papel de México en la suma de apoyos que ha ido obteniendo la demanda de libertad para Julian Assange.

Foto: Duilio Rodríguez

La destrucción de los derechos civiles

—¿Cuáles son los escenarios para las próximas semanas’

—Julian solicitó una apelación a la Suprema Corte en contra de la decisión de la juez Baraitser. Eso implica que Julian haga un alegato y después de que se procese, Estados Unidos tiene unas 8 semanas para analizarlo. Pero pidieron una extensión de 4 semanas. Entonces, son 12 semanas. Ya pasaron dos, así que faltan 10 más. Después de eso, el juez se tomará un tiempo, tal vez dos meses o algo, después de Navidad tomará la decisión de si procede la apelación. Puede ser que la niegue, lo que obligaría a Julian a llevarla ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos o posiblemente a la Corte Suprema del Reino Unido. O puede ser que sea extraditado de inmediato…

Usted ha dicho que si Julian cae, el periodismo también caerá. ¿Por qué es tan importante para el periodismo y la libertad de expresión?

—Hay instituciones en los Estados Unidos, el Departamento de Justicia, la Sección de Seguridad Nacional, el Departamento de Estado y el FBI, que ven apropiado perseguir a Julian, lo que de ninguna manera es legal, porque es extraterritorial, una persecución usada para reprimir el periodismo y truncar la Primera Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos. De igual manera, el Reino Unido usa esto como un ejemplo, o como un precedente, para reprimir al periodismo. Así que sirve a los propósitos de naturaleza autoritaria del Reino Unido y de parte de los Estados Unidos.

—¿Piensa que es una farsa cuando Estados Unidos hablan de libertad de expresión?

—Eso y muchas cosas: Es libertad de expresión, la Primera Enmienda, la aplicación de los Derechos Humanos, la falta de debido proceso y las convenciones de asilo. Todos estos magníficos artefactos civiles que se originaron después de la Segunda Guerra Mundial han sido destruidos por la gente, por el Estado que los inventó. Ellos fueron los autores de estos grandes artefactos y ahora, por alguna razón, parece que quieren destruir su propia creación.

Foto: Duilio Rodríguez

Campaña sin escrúpulos

—¿Por qué estamos hablando de Julian Assange y no de los crímenes de guerra que Estados Unidos cometió en Irak, Afganistán y Guantánamo?

—Podemos decir que los asesinos y los criminales siguen en el poder, y han sido capaces de restar atención a su responsabilidad en la destrucción de siete países y medio en los últimos 20 años, del asesinato de 6 millones de personas en los últimos 20 años y de la creación de 26 millones de refugiados en los últimos 20 años. Para quitar nuestra atención de esos grandes crímenes, montaron una persecución gigantesca y monstruosa de Julian, un completo colapso en el barbarismo y la abrogación de la justicia.

—¿Qué responsabilidad observa en la prensa en esta distracción?

Tenemos estos grandes autores que persiguen a Julian, y a la gran prensa que está al servicio del poder y ha jugado un papel para enfocar el problema en Julian, y parece haber una tensión entre la libertad de expresión y los valores que enarbola la causa de Julian. Podemos dividir a la prensa en tres: lo que llamamos los medios tradicionales; los medios alternativos y las redes sociales. Las redes sociales, por lo general, contribuyen a la resistencia, los medios alternativos contribuyen a la resistencia. Los medios tradicionales, en cambio, se embarcaron en una campaña sin escrúpulos de calumnias y mentiras por un periodo de 10 años. En los últimos meses, los medios tradicionales se han dado cuenta que las circunstancias que rigen a Julian Assange, la aplicación extraterritorial de la ley de los Estados Unidos y la aplicación de la ley antiespionaje de 1917 a periodistas, podrían implementarse contra ellos. Se dieron cuenta que el mismo horror que ha enfrentado Julian por 13 años, podrían experimentarlo ellos, si critican al gobierno. Entonces ahora, defienden a Julian, sin determinación, pero lo defienden.

¿Diría que es una actitud hipócrita?

—No hipócrita, es terriblemente espantosa. Para un editor o un periodista, contemplar ser perseguido sin cansancio por 13 años y tener que recaudar millones de dólares para pelear en contra de Estados en cuatro cortes para evitar la cárcel, es aterrador. El miedo intimida y reprime. Así que depende de las redes sociales, de agrupaciones de la sociedad civil, de la gente común; medios alternativos, buscar justicia para Julian y, en consecuencia, fortalecer su resistencia contra los impulsos autoritarios de estos Estados corruptos.

Romper el hielo y marcar camino

—¿Considera al gobierno mexicano uno de ellos?

—No. Considero al gobierno mexicano como un amigo de Julian, pero hubo un tiempo, no hace mucho, en el que 43 estudiantes fueron secuestrados y, no quiero decir asesinados porque no sé qué pasó con ellos, pero a eso se le puede llamar un gobierno corrupto.

El presidente Obrador respalda la petición de Julian y abrió un silencio que se había mantenido desde los gobiernos sobre este caso. ¿Cree que el gobierno mexicano podría presentar una petición más fuerte al gobierno de Estados Unidos?

—López Obrador, su presidente, es un ejemplo para todos los presidentes del mundo. La expresión, la metáfora es que López Obrador rompe el hielo, marca el camino para otros presidentes, en particular en Australia. Tenemos un nuevo primer ministro que fue electo bajo la promesa de liberar a Julian Assange.

En Mesoamérica y Latinoamérica, en Sudamérica el apoyo a Julian es tremendo. En 13 años, su fuerza ha crecido al punto en el que un gobierno, todo un gobierno, puede decir que quiere la libertad de Julian Assange y que le ofrece asilo, como en el caso de México, de Colombia, del presidente Lula en Brasil, como Cristina Kirchner en Argentina o como el presidente de Chile. Esto es muy importante

—¿Afectará algo este caso el cambio de poder en Estados Unidos, de Trump a Biden?

—Afecta el proceso, pero de qué manera, no lo podemos decir, no tenemos parámetros para esto, solo seguiremos trabajando para la liberación de Julian, De hecho, un resultado de este trabajo es que cada parlamento en Europa tiene un bloque que apoya a Assange. El Consejo de Europa ha hecho declaraciones para la liberación de Julian. El grupo de trabajo de las Naciones Unidas sobre detención arbitraria declaró en febrero del 2018 que Julian fue detenido arbitrariamente, que debería ser liberado y que se le debería pagar una compensación. El relator especial de las Naciones Unidas para la tortura, el profesor Nils Melzer, publicó un reporte en 2019 en el que expuso que Julian Assange es víctima de tortura psicológica. La Comisión de Derechos Humanos del Consejo de Europa declaró que Julian debería ser puesto en libertad. El cantón de Ginebra le ofreció una visa humanitaria y la Federación Suiza está de acuerdo con ello. Michelle Bachelet hizo una declaración recientemente sobre la libertad de Julian. El movimiento, es mundial, es histórico, está creciendo y ha crecido tanto que un hombre valiente y determinado, el presidente López Obrador, puede decir, como cabeza de Estado: ‘Julian Assange es bienvenido aquí. Le daremos un lugar para vivir. Asilo. Aquí será protegido. Aquí será valorado’.

Foto: Duilio Rodríguez

Un castigo ejemplar

Presente en la entrevista, Gabriel Shipton, habla de Ithaka, el documental que cuenta la lucha de la familia por la libertad de Julian Assange y que él mismo produjo:

“Decidimos hacer la película en 2019, cuando Julian fue llevado a prisión por primera vez y sufrió este acoso y esta satanización a través de los medios. Quería mostrar al Julian que yo conocía. Pero teníamos el problema de que está en prisión, entonces, ¿cómo mostramos ese lado de él?, pues a través de las personas que lo aman. John estaba viajando por Europa, abogando por Julian, y lo empezamos a seguir con la cámara. Y tres años después aquí estamos, con una película”.

¿Cuál ha sido el impacto en la familia?

—Todos estamos luchando por liberar a Julian. Él es el que está en prisión. El efecto en nosotros no es nada comparado con lo que ha pasado Julian en los últimos 13 años, que ha permanecido preso de una forma u otra, y los últimos tres en una prisión de máxima seguridad.

Pero las afectaciones son grandes. El tema lo lleva al foro Clemencia Correa, directora de Aluna.

“Assange es un caso de un castigo ejemplar internacional, principalmente para periodistas, pero no solo: es una forma de recordar, en el siglo XXI, que cualquiera que se oponga a los poderes dominantes puede sufrir lo que él está sufriendo. Un castigo ejemplar basado en la tortura psicológica, como bien lo expone el Relator Especial sobre la tortura de las Naciones Unidas, y en el marco de una estrategia de terror, agregaría yo”.

La tortura psicológica, recuerda, busca “anular la personalidad de la víctima” o “disminuir su capacidad física o mental, aunque no causen dolor físico”.

“En el caso de Julian Assange es claro cómo ha operado la tortura psicológica: no poder salir a la luz del sol, el aislamiento (para perder la referencialidad del tiempo y espacio), la incomunicación, la imposibilidad de acceder a sus vínculos amorosos, tener solo una hora a la semana para hablar por celular con su esposa. Es buscar quitarle el sustento de lo que da sentido a la humanidad: el amor y la solidaridad como posibles formas de afrontamiento”, dice la psicóloga.

Pero esa tortura es extensiva a sus familiares: “No solo es el miedo y la ansiedad por sentir que tal vez Julian no pueda regresar a casa, sino recordarles quién tiene el control de sus vidas”.

La estrategia de terror, que incluye más de 17 cargos, tiene también “la construcción de una narrativa para generar aislamiento, vilipendiar la imagen de un luchador social para que no exista solidaridad. Para crear indiferencia. Dibujarlo como monstruo”.

Es un círculo de terror, impunidad, mentiras y silenciamiento.

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El mensaje completo de Clemencia Correa esta disponible en este link

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Somos un proyecto de periodismo documental y de investigación cuyo epicentro se encuentra en Guadalajara, Jalisco.

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