“Si no puedo descansar, esta no es mi revolución”

Oxímoron 

Por Andy Hernández Camacho, coordinadora de La Mamá Cósmica

@andybrauni/@lamamacosmica

Hace unos días escuchaba a una compañera de trabajo preguntarle a otra, si había disfrutado de su día de descanso, ella solo le respondió: “¿cuándo realmente descansamos las mujeres?…la respuesta lejos de sorprenderme, sólo me hizo pensar en lo desvelada que estaba después de cuidar toda la noche a mi hijo enfermo y apenas eran las 7:35 de la mañana… definitivamente mentiras no dijo.

Y es que como escribe Camila Sánchez Bolaño en su texto “No solo soy madre”*:

“La realidad es que en el inconsciente colectivo sigue arraigada la idea de que la mujer se realiza al ser madre. Como si cada una de nosotras hubiera pasado su niñez jugando a “la familia” y como si cada una de las que sí jugaron a imitar los roles de género heteropatriarcales hubiera crecido para ejercerlos”, precisa la autora. 

Camila Sánchez Bolaño también explica que esto suele ser así porque pareciera que:

“Desde pequeñas se nos programa para ejercer una maternidad heredada que se repite una y otra vez en la que la madre sacrifica voluntariamente su vida por atender y cuidar de sus hijes y esposo”.

Pero además, la autora es enfática en señalar que además, las mujeres, deben “tener un buen cuerpo, desarrollarse en el mercado laboral” y, por supuesto, siempre deben “saber en dónde está cada cosa en casa”… sólo de escribirlo ya me siento exhausta.

Mi maternidad me ha traído una serie de epifanías, entre ellas el entender que cuidarse, cuidar y ser cuidadx es inherente a nosotres. Sin embargo, también es apabullante el darse cuenta que el modelo económico y la precarización laboral coarta seriamente las condiciones de trabajo en las que como mujeres ejercemos labores de cuidado, pero también el descanso, el ocio (con todo y lo peyorativo de esa palabra) y por supuesto el cuidado de una misma, al grado de convertirse más en privilegio que en derecho. 

También soy muy consciente ahora, que el sistema económico en el que vivimos se beneficia del trabajo sin paga que millones de mujeres realizamos cada día, y que quienes tienen más recursos pueden contratar a otras personas (la mayoría también son mujeres) para tener un poco de tiempo libre…esto, a su vez genera que aquellas mujeres que cuidan o realizan trabajo de limpieza, también estén en condiciones de precarización y que además se vean orilladas a dejar a otras mujeres al cuidado de sus hijes, padres, madres, abuelxs, o personas con discapacidad para ir a trabajar cuidando de otras personas…un ciclo sin fin. 

Además del cansancio físico que de por sí conlleva el cuidado, existe un fenómeno conocido como carga mental y sucede porque muchas mujeres estamos trabajando dobles o triples jornadas organizando nuestros tiempos e incluso el de nuestras parejas o compañerxs de crianza. Esto no es nuevo, sólo que ahora al menos se le ha nombrado, se está visibilizando y comienza incluso a ser un tema de interés público. 

Desde el feminismo, el ejercer el autocuidado (como cada mujer lo quiera y pueda) es considerado también político, porque pone al centro el bienestar propio y también es un tema de clase, porque se convierte en un privilegio disponer de tiempo para descansar. Y la realidad es que no todas las mujeres disponen de estos espacios, ni de los recursos y todo lo que supone poder tomar distancia…respirar. 

En una sociedad donde existen tantas violencias de las que somos víctimas, cuidar de nosotras parece una utopía, pero tampoco podemos esperar a que caiga el patriarcado para generar las condiciones que propicien el autocuidado, pero sí podemos comenzar por romper con los estereotipos de género (empezando por quienes ya ejercemos la crianza) y cuestionar la distribución de los cuidados y el hecho de que se nos asignen simplemente por ser mujeres. 

Y no me malentiendan porque el Estado una vez más no puede quedar exento de su responsabilidad hacia quienes cuidamos, nos URGEN políticas públicas de cuidados que incluyan licencias de paternidad mucho más largas, políticas de conciliación no solamente pensadas para nosotras sino para ellos también y que a su vez permitan la redistribución de las tareas en el hogar. 

Es muy importante que comencemos a preguntarnos: ¿qué es el descanso para nosotras? Porque lamentablemente en un país como el nuestro, donde la violencia está normalizada, hablar de autocuidado y descanso parece no tener sentido, pero NO es así…al contrario en la medida que pongamos al centro del debate público los trabajos de cuidado, el autocuidado y el derecho al descanso, comenzaremos a construir políticas de cuidado desde lo colectivo. 

De hecho en una sociedad donde el término política se acapara desde los partidos y sus discursos vacíos, es necesario recordarnos que: PARAR Y DESCANSAR es también un acto de resistencia política y de revolución. 

Y aquí me permito jugar un poco con las palabras de la escritora Emma Goldman: “Si no puedo descansar, definitivamente NO es mi revolución.”

*Para cerrar esta columna me gustaría compartir que la primera vez que mande este texto a la redacción de ZonaDocs, el crédito y cita a la autora Camila Sánchez y su escrito: “No solo soy madre” no aparecía, yo lo omití por lo cual me disculpo infinitamente y asumo completamente este grave error.

El espacio de Oxímoron así como el proyecto de La Mamá Cósmica siempre ha buscado ser un espacio seguro para aquellas mujeres que buscan catarsis de nuestros procesos maternos y de cuidados a través de las letras y el no citarnos entre nosotras sería una completa contradicción a los principios de sororidad que busca representar ésta columna y, por supuesto, al código de ética de ZonaDocs como proyecto de periodismo en resistencia, por lo que también me gustaría ofrecer una disculpa al medio por mi equivocación. Seguimos aprendiendo y compartiendo desde el sentipensar propio…

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Andy Hernández Camacho es maternofeminista, profesora de literatura, comunicóloca pública, sentipensante, gestora de procesos comunitarios en distintos espacios, siempre en deconstrucción. Actualmente, reflexionando en tribu sobre maternidades desobedientes y las distintas narrativas para nombrar el trabajo de cuidados a través del proyecto La Mamá Cósmica. También es maestrante en gestión y desarrollo social.

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