Las víctimas que somos y las víctimas que esperan que seamos

Endometrio no es una banda de punk

Por Danielle Orendain / @danielle.orendain

Me gustaría compartirles mi experiencia siendo nombrada como víctima y mi experiencia nombrándome a partir de las violencias que he vivido y que me han atravesado indirectamente. No porque el término esté mal o sea incorrecto, sino porque me parece importante reconocer desde dónde construimos las narrativas alrededor de las víctimas.

En julio de 2020 el Instituto Nacional Electoral (INE) publicó una infografía donde define este concepto (víctima) como: “persona física que directa o indirectamente ha sufrido daño o el menoscabo de sus derechos producto de una violación de derechos humanos o de la comisión de un delito” (puedes revisarlo en este enlace: https://igualdad.ine.mx/wp-content/uploads/2020/07/Guia_Prevencion_Violencia_Politica_Texto_9.pdf).

No parecía necesario tener que definirlo, muchas personas hablamos sobre las víctimas, me temo que muchas personas hemos sido receptoras de diversas violencias, delitos y/o violaciones a nuestros derechos humanos, sobre todo personas marginadas y vulnerabilizadas. Sin embargo, me pareció oportuno definirlo; esto es complejo, es una problemática grave y también es muy doloroso y molesto, pero necesario de hablar.

No estoy segurx desde qué posturas se empezó a definir este concepto, pero es parte de nuestra realidad y desde ahí pocas veces nos hemos detenido a observar ¿quiénes son las víctimas? ¿de quiénes hablamos y cómo hablamos de ellas?

Recuerdo la primera vez que alguien me dijo que fui víctima de violencia. Me sentí infantilizada, revictimizada y culpable por lo que me había pasado. De pronto sentí que mi único rol a partir de esa vivencia era el de una persona definida a partir de las violencias. Sé que las violencias han sido parte de mi historia de vida, pero en ese momento sólo podía visualizarme desde ahí.

En este pasado 8M (Día Internacional de la Mujer) identifiqué narrativas similares, además de instrumentalizar las violencias, hubo muchos espacios de revictimización y muchos espacios de denuncia donde las personas que vivieron diversas violencias fueron el estandarte de terceras personas, que las sumaban en estadísticas.

No somos estadísticas, somos más que eso.

La pregunta que yo me hago para reflexionar más a profundidad, sobre todo desde la construcción de mi persona e historia de vida es: ¿qué víctimas somos y qué víctimas esperan que seamos? Para responder a esta pregunta debemos tener en cuenta dos cosas: 1) no hablar por lxs demás, la forma en la que yo me construyo es independiente a las otras personas, aunque estemos viviendo las mismas violencias; y 2) debemos escuchar a quienes están siendo atravesadas por estas violencias, de manera directa o indirecta, para conocerles más allá de lo que vivieron. Porque no somos las violencias que vivimos, aunque sea parte de nosotrxs. No nos definen las violencias.

Imagínate que vas por la calle en un día tranquilo, soleado, con grandes nubes en el cielo y un viento que te refresca del calor. En esa caminata tranquila te topas con un grupo de personas, sólo conoces a una de ellas, y al detenerte a saludar tu conocida te presenta con lxs demás como: — ellx es la persona que fue violada en Juan del Carmen y Rafael Vega, ahí por el oxxo… Ellx es la víctima de violación del barrio.

Sinceramente a mí me dolería mucho que me reconozcan desde ahí. Porque realmente eso fue lo que pasó; sin embargo, yo soy Daniel y sé en qué espacios puedo denunciar y señalar las violencias que viví, sin caer en la revictimización y sin nombrarlo como mi identidad. Para mí es muy importante pronunciar las violencias, eso incluso ha ayudado a que otras personas que han vivido algo similar se pronuncien y puedan hablarlo y/o denunciarlo. Recordemos que lo que no se nombra no existe, y es importante nombrarlo para accionar hacia espacios combativos contra las violencias. Sobre todo espacios de cuidados colectivos y de autodefensa.

Me gustaría que cada vez que hablemos de las violencias, nos preguntemos por qué o para qué, y volteemos a nuestro alrededor para saber cómo nuestras palabras y narrativas impactan a las víctimas de violencias. No podemos seguir construyendo espacios donde se nos use a las víctimas como una marca que justifique nuestras luchas.

Si un día ya no estoy aquí, me gustaría que puedan contar mi historia desde los diversos matices, no sólo la persona que fue receptora y víctima de varias violencias y resistió a ellas, sino también como alguien que constantemente luchó y construyó una vida digna aún con todas las violencias.

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Danielle Orendain
Danielle Orendain
Psicóloga y Pedagoga Menstrual / Me quejo y hablo de salud sexual, menstrual y placeres.

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