“Me siento aún incapaz de decir algo que pueda trascender el horror”: Javier Sicilia

En el marco de las “Jornadas Universitarias por la Paz, Arte y Espiritualidad” realizadas en la Universidad ITESO se llevó a cabo el conversatorio “El vínculo entre la espiritualidad y la literatura” con el poeta y activista Javier Sicilia.

Su charla hizo énfasis en los horrores que a diario se viven en México producto de una fallida estrategia de seguridad.

Por Josué Ibarra / @josueibarrasala

“Vivir la muerte de un hijo es terrible, uno tiene hijos esperando que lo entierren a uno, no que uno los entierre a ellos. Uno espera que lo acompañen en la vejez, no los tiene para verlos morir”, fueron las palabras que utilizó el poeta y activista, Javier Sicilia, para abrir el conversatorio “El vínculo entre la espiritualidad y la literatura: explotación literaria”, que se realizó en el marco de las “Jornadas Universitarias por la Paz, Arte y Espiritualidad” realizadas en la Universidad ITESO.

Juan Francisco Sicilia Ortega, de 24 años, fue asesinado el 28 de marzo de 2011 en Temixco, Morelos. Su cuerpo fue localizado junto con seis personas más dentro de un vehículo en el fraccionamiento Las Brisas.

El nombre de las otras víctimas son María del Socorro Estrada, Jaime Gabriel Alejo,  Julio César y Luis Antonio Romero Jaimes, Álvaro Jaime Aguilar, junto a ellos también se localizó a una persona más que no fue identificada.

A 12 años del homicidio de Juan Francisco, “Juanelo” como con amor lo llama su padre, el poeta Javier Sicilia se presentó en el Ágora de la Biblioteca del ITESO para dialogar con la comunidad universitaria sobre la relación que guarda la espiritualidad y la literatura.

Para hablar de ello, recordó que desde que su hijo fue asesinado él anunció su retiro de la literatura, pues lo que pasó le impidió seguir escribiendo, pues como asegura el poeta, “las palabras quedaron atrapadas en otro lado”. Sin embargo, hizo énfasis en el poder y fuerza que tienen las palabras, pues “somos seres de palabras”.

“La palabra nos constituyen como humanos, somos seres de palabra, decía Octavio Paz, pero las usamos irresponsablemente, eso también es verdad. Si Dios nos hizo a imagen y semejanza, su imagen y semejanza es la palabra”, mencionó Sicilia.

Al ser asesinado su hijo, Javier mencionó que decidió guardar su palabra poética, la cual considera la mayor de las palabras, pero al estar en esa situación llegó a la conclusión que “tenía que guardar su palabra”, tal y como lo expresa el último poema que escribió y dedicó a Juanelo:

“El mundo ya no es digno de la palabra/nos la ahogaron adentro/como te asfixiaron/como te desgarraron a ti los pulmones/ y el dolor no se me aparta/ sólo queda un mundo”.

Pero ese dolor, precisó, se hizo más grande cuando decidió encabezar el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, acción que dio paso a la Caravana por la Paz; ahí el poeta se encontró con madres y padres o madres que, como él, también sufriendo las pérdidas de sus hijos, ya sea por los homicidios o las desapariciones. Al escucharles, no quedó más remedio que “guardar la palabra”.

“Soy incapaz de decir algo que pueda trascender el horror, pero también me di cuenta que también soy incapaz de volver a escribir una novela, ya no pude escribir, ya no puedo escribir”, remarcó Javier Sicilia.

Foto: Josué Ibarra.

Posterior a esto, el activista por la paz guió el conversatorio hacia la lucha sociopolítica que encabeza desde el 2011, en tiempos de Felipe Calderón .

“Cuando Andrés Manuel ganó nosotros teníamos el fracaso que terminó con Ayotzinapa, hicimos las caminatas por Calderón, logramos que se hiciera la Ley de Víctimas, pero pese a ello, Calderón no asumió y aún no asume su responsabilidad. Por ello, decidió empantanar lo único que teníamos, la posibilidad de re articular la nación, de salir hacia la justicia y crear una ruta de paz, él empantano la Ley de Víctimas, la metió a una controversia constitucional”.

Posterior a eso Peña Nieto sacó de la controversia la Ley, pues a decir del poeta, éste necesitaba legitimidad y por eso promulgó la Ley de Víctimas y, con ello, creó el organismo ejecutor de la Ley de Víctimas, la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas, pero asegura que esto lo hizo sólo para ganar legitimidad, ya que nunca tuvo compromiso real con las víctimas.

Esto llevó a una lucha intensa encabezada por el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad del cual Javier Sicilia ha sido su líder desde 2011. Una de sus acciones más potentes fue “La Marcha por la Paz”, antecedente inmediato de la Caravana por la Paz, que se realizó el 6 de abril de 2011. Esta marcha, a decir de Javier Sicilia:

“hizo fuerte el amor de todos y todas los que conformaban ese Movimiento, nos hizo fuerte a todos”, pues permitió que “las víctima se encontraran, se abrazaran y se apoyaran para resistir contra un panorama tan sombrío y denso”.

Pero esta lucha que impulsó el trabajo y lucha de las víctimas de la violencia en el país, no tuvo el mismo eco en los gobiernos responsables de la violencia, pues en el proceso hubo simulaciones, falsas escuchas y muchas promesas no cumplidas, sobre todo para aquellas personas que buscan a sus amores desaparecidos.

“Miro la tragedia de las madres y los padres buscadores que no encuentran a sus hijos, y miro la mía e igual son horrendas, pero yo a veces me pongo a pensar que yo tengo la historia completa de la muerte de mi hijo, tuve su cuerpo, lo pude honrar, tenemos sus cenizas, tengo la historia completa, cada día tengo que vérmela con esa historia, pero una madre de desaparecida o desaparecida no tiene historia y es un abismo diario”. 

Sobre el futuro del país, Javier Sicilia confesó tener una fe muy oscura, pero lo que lo hace resistir es la fe que tiene en Dios: “Me refugio en la fe de Dios, sin eso yo ya me habría pegado un tiro. No le veo mucho sentido a seguir luchando en una cosa que sé que cada vez está empeorando”.

Esto lo considera así porque desde que salió de Cuernavaca hace ya 12 años, lo hizo con la esperanza de que les devolverían a sus familiares, pero en el fondo sabían que a nadie les devolvería a su amores, pero recordó que les unía una última esperanza: la de que ya no se llevaran a nadie más, lo cual nunca sucedió.

“Queríamos que ya no hubiera padres o madres que tuvieran que cargar con el horror de perder a sus hijos y no fue así; eso me pesa, pues después de eso, de todo lo que hicimos y pusimos ahí, se siguieron llevando a los hijos y a las hijas, no hay esperanza”.

Finalmente, Javier Sicilia asume el peso que tiene el silencio en su proceso de vida y lucha, pero para sostenerse propone tener una mirada de sostenimiento dentro de un mundo con tanta incertidumbre, con nada de certezas, pues aunque estemos en el vacío de la noche y la desesperanza: “Muchas víctimas estamos aquí gracias a que algo nos sostiene”. 

A pesar de toda la oscuridad que rodea al poeta, este afirma que el amor a Dios es lo que lo sostiene, como también lo hace el apoyo de las víctimas que se acompañan en esta lucha por un mundo con más amor y justicia. 

Comparte

Josué Ibarra
Josué Ibarra
Estudiante de Estudios Políticos y Gobierno en la Universidad de Guadalajara. Caminando con las raíces de mi pueblo y luciéndolas con honor. El periodismo, la democracia, la empatía y la justicia son la estructura del progreso.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Quizás también te interese leer