El narcoemprendurismo y el juvenicidio

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Por Omar Muñoz Raigosa

Agradezco a Liliana Orozco, Lucho Morales y Gil Hernández por su lectura y revisión. 

“Siempre firme
Ser Feliz
Soñar
Soltar los miedos
Causa y efecto
Vives lo que sueñas
La vida es perfecta
Todos tenemos sólo lo que trabajamos
La suerte no existe
La pobreza es mental
Etc…”
J. Balvin, publicación en Instagram 03/05/19

“Me enamoró el dinero, quiero, quiero y quiero más”
Junior H, Peso Pluma – El Azul

“Todos los ceros, los tengo guardados
Todas las niñas, la traigo a mi lado
El barrio conoce lo mucho que he trabajado
Y que me he esforzado”
Alemán ft. Natanael Cano – Los Duros

Los corridos tumbados están rompiendo paradigmas en los últimos días. Ese fenómeno no se dio de un día para otro, es un proceso que lleva algunos años. Peso Pluma se encuentra en la boca de todos, con discursos muy extremos que van desde pedir su prohibición hasta quien argumenta que es el nuevo punk; aunque le canta corridos a narcos expolicías, lo menos punk que puede existir. Su música se posiciona en los top 50 de Spotify de muchos países del mundo. Encontrarlo en los primeros lugares de América Latina no es tan sorprendente, lo extraordinario es observarlo en los primeros lugares de Corea del Sur o Dinamarca. Los corridos tumbados y/o bélicos, dependiendo como lo nombran los propios artistas, se han sumado al llamado género urbano (1), aunque, quizá, es más fácil entenderlo como la nueva forma de concebir el regional mexicano (2). En pocas palabras, es la unión de dos tradiciones de la industria musical: el hip hop y la música norteña mexicana. 

Con el ascenso en las últimas semanas de los corridos tumbados al mainstream, surgió un meme, con algunas variaciones, que le pedía a Bad Bunny sacar nueva música, porque andaban bien bélicos. Y aquí viene lo interesante. A los pocos días el Conejo Malo sacó una canción con el Grupo Frontera, escrita por Edgar Barrera, con un sonido norteño-cumbia texana y con letras de desamor, un poco alejado del sonido tumbado. Pero hace algunos años, es el propio Bad Bunny quien le da la patadita de la suerte a Natanael Cano, haciendo un featuring de “Diablo”. Natanael es la cara más visible del corrido tumbado y quien posicionó al género como marca personal, impulsado por la disquera Rancho Humilde, promotora de la mayoría de los artistas de este estilo musical.

En México, tanto el hip hop como el corrido tumbado se han empatado en lo que llamaremos emprendurismo narco. Los discursos emprenduristas se han vuelto hegemónicos en los últimos años y son poco cuestionados. En las redes sociales, los nuevos ídolos son Musk y Bezos, antes Zuckerberg o Jobs, hombres WASP (3), nacidos en familias ricas del norte global-económico. Los pastores de esta nueva religión son los coaches financieros. Estos discursos emprenduristas son repetidos por personajes en distintos ámbitos: influencers, músicos, deportistas, políticos y casi cualquier persona que alcance relevancia pública. Este discurso responsabiliza al individuo de su situación económica, borrando las estructuras sociales y categorías de clase, raza y género que desde las ciencias sociales son importantes en las distintas biografías.

El echaleganismo, forma popular de nombrar el emprendurismo, suena muy bien en las redes sociales, en las charlas TED, en el Twitter de tu artista favorito, en el curso motivacional de tu trabajo o escuela: lucha por tus sueños, reconoce que es más importante un consejo financiero que la seguridad social o un servicio médico digno. Pero en México tenemos realidad muy concreta. Una guerra que lleva alrededor de 16 años, con más muertes que países en guerra, como Siria o Afganistán, y con más de 125,000 desapariciones forzadas. Pero el discurso del emprendurismo no se fija en eso, hay que ser positivos. Esta guerra tiene un discurso oficial, como lo plantea Oswaldo Zabala en Los cárteles no existen. El discurso del narco se difunde desde la DEA y los gobiernos de Estados Unidos y México. El Estado y las empresas transnacionales son quienes se benefician de este discurso, culpando al narco de cualquier acontecimiento violento, para lavarse las manos de sus responsabilidades y utilizar dicha violencia para sus fines. La difusión de este discurso surge de gobernantes e informes policiacos. Dicho discurso es reproducido, consciente o inconscientemente, por académicos y periodistas. En el campo popular, este discurso es promovido por productos culturales como novelas, series, películas y la música. 

En cuanto a la música, los corridos son por excelencia la mejor forma de comunicación de este discurso. Un fenómeno parecido lo vivimos con los corridos alterados durante el gobierno de Calderón. Supuestamente, los jefes de grupos criminales contratan autores, intérpretes y grupos para que les escriban corridos. En estos tiempos, es raro el cantante de corridos que cuente con fama y no tenga un tema dedicado a El Chapo y El Mencho (mucho menos taquillero). Incluso, artistas como El Fantasma tiene un disco titulado Cárteles, en el cual se encuentran temas como “La menchiza”, “La mayiza”, “Los del golfo” y “La chapiza”, por mencionar algunos. En cuanto a los intérpretes no hay favoritismo, puede dedicar corridos a grupos criminales que, al menos según el discurso oficial, son enemigos.

Esto no es un problema moral, mucho menos de censura, como lo han intentado hacer varios gobiernos a distintos niveles. Aquí lo interesante es cómo los artistas mainstream ya sean del hip hop, como Alemán; regional mexicano más tradicional, como El Fantasma, o de los corridos tumbados, como Natanael Cano, terminan promoviendo las mismas ideas. Fortalecen la representación oficial del narcotráfico, y con ello refuerzan el discurso del gobierno en turno y sus grandes intereses. Al mismo tiempo, promueven un discurso de emprendimiento.

Es muy común escuchar en las canciones de estos artistas sobre el esfuerzo que les ha costado llegar a donde están. Invitan a sus escuchas a que hagan lo mismo, que luchen por sus sueños; este discurso es muy constante. Ante estas afirmaciones, me pregunto: ¿cuáles son los sueños de las personas que están padeciendo esta guerra intestina? ¿En verdad todos pueden ser raperos o cantantes de sierreño, tener pacas de dólares para dispararlos con su lanza billetes Supreme, mujeres encantadoras, armas cromadas en oro y mansiones con vista al mar? ¿cualquiera que le eche “huevos” va a poder ser capo del narcotráfico? 

En el México de abajo hay otras realidades. Hace un par de años, en la primera oleada de éxitos de los corridos tumbados, era común escuchar canciones de Natanael, Junior H y Herencia de Patrones en videos de Tik Tok, mientras nos muestran imágenes de hombres en camionetas de lujo, con armas chapadas en oro y pacas de billetes, acompañados por mujeres hegemónicamente bellas o por cachorros de animales exóticos. Era común ver a algún chico escribiendo “Quiero chamba”, para recibir como respuesta “MD” (Mensaje Directo). La seducción del narco usado para hacer una leva moderna. En contraparte, en El blog del narco, vemos a jóvenes empobrecidos y racializados que son decapitados por los contrarios, jóvenes que nunca tuvieron camionetas del año ni pacas de billetes. Mientras el discurso oficial nos dice que, si te metes de narco vives, al menos unos años, con muchos lujos, dinero y mujeres. Las investigaciones empíricas nos dicen otra cosa. José -Manuel Valenzuela nos muestra, en su texto Juvenicidio, que la mayoría de los jóvenes que entran al crimen organizado viven siempre en la pobreza. La mayoría de asesinados son jóvenes y son aun más jóvenes los ejecutores.

Si bien, los corridos tumbados hablan de otros temas, la gran mayoría tratan de amor romántico heterosexual y narrativas relacionadas con el crimen organizado. En estas últimas, siempre se habla de éxito; si se trata de muerte, hay heroísmo. Una excepción a la regla es la canción de Mi Porvenir, del escritor y cantante Víctor Cibrian con Fuerza Regida. Esta canción narra como un joven queriendo ayudar económicamente a su madre se mete a trabajar, le llamó “el mal camino”, y una misión, un secuestro, le bastó obtener un “billetón”, pero hubo venganza: “Conocí el terror, mi madre en el suelo quedo, por querer darle lo mejor, Dios de mí la apartó.” Esta uno de los pocos temas, al menos que conozco, que hablan de esa realidad de los de abajo, que no alcanzan a llegar al éxito que muchos aspiran, pero pocos, muy pocos, logran.

Por eso hay que cuestionar cuando se defiende a los corridos diciendo que solo hablan de la realidad. Porque la realidad es compleja y esa realidad representada en los corridos es la de unos pocos: los de arriba. La realidad de los de abajo es padecida en todo lo que se promueve en los discursos hegemónicos. Empezando por la ya citada crisis social que atravesamos por asesinatos y desapariciones, pero también cuando se promueve el uso de joyería, no se muestra el daño ambiental de la minería y la explotación a los trabajadores. Las marcas de ropa exclusiva y el consumismo de la moda son parte de la segunda industria más contaminante del planeta. Además, implica la explotación de los de abajo en países del sur global. La hipersexualización de los cuerpos femeninos oculta la trata de personas. La lista puede seguir, pero con estos ejemplos bastan para ser críticos con estos discursos emprenduristas, que no solo se encuentran en los corridos tumbados, sino que se generalizan en las industrias culturales.

No permitamos que nuestro análisis se vuelva clasista señalando solo a los gustos de los de abajo, porque si vamos a criticar, la violencia que ocasiona el crimen organizado y el Estado no podemos defender el éxito de CEOs que se han enriquecido sobre la explotación de cuerpos empobrecidos y racializados. El emprendurismo es quizá la narrativa más nociva en la actualidad. Si queremos construir otros mundos posibles, tenemos que crear y apoyar otras narrativas, otras liricas, que ya existen, pero hay que buscarlas. No te las van a dar los algoritmos. 

En cuanto al fenómeno musical, más allá del contenido de sus letras, me parece extraordinario. La propuesta sonora es muy atractiva y por lo que ha llegado tan lejos. Por supuesto, no todo es negativo. Celebro a quienes suben sus videos tocando virtuosamente el tololoche y el bajosexto, a quienes se reencuentran con las tradiciones y se apropian de esa sonoridad tan añeja que ha acompañado la historia de la región norteña. Y que, en sus orígenes, estas melodías acompañaron corridos de rebeldes o denunciaron al poder, como “Catarino y los rurales” o “El Barzón”. Quizá hoy en día reproduzcan discursos y narrativas hegemónicas, pero seguramente entre esas juventudes están surgiendo sonidos y voces rebeldes.

    1. El origen del género urbano fue para denominar la música negra en Estado Unidos a mediados del silgo XX, consideró debería cuestionarse esa categoría, primero por su origen racista, segundo porque mucha de la música llamada así no es de origen urbano. 
    2. Nombre genérico para referirse a estilos musicales de distintas latitudes del país, mayoritariamente del norte. 
    3. Blanco protestante anglosajón (White Anglo-Saxon Protestant).

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Somos un proyecto de periodismo documental y de investigación cuyo epicentro se encuentra en Guadalajara, Jalisco.

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