¿Quién cuida a quienes cuidan?: De la productividad al sostenimiento de la vida

Desde Mujeres

Por Patricia Jazmín Meza Navarro / @DesdeMujeres

Los modelos de desarrollo económico implementados en las últimas décadas mantienen a las sociedades hundidas en crisis ambientales, políticas y sociales que solo se explican a partir de las lógicas individualizadas que promueven la competencia en vez de la cooperación, y el bienestar personal por encima del bienestar colectivo. (The Care Collective, 2020). En ese sentido, las personas que se dedican al cuidado de otras personas, ya sea de forma voluntaria o casi obligada por las normas sociales, se encuentran en condiciones de desventaja frente a un sistema político y económico que no les reconoce, ni les apoya; y que, además, les invisibiliza por no actuar de manera “racional” y mostrarse vulnerables a partir de los vínculos generados con las personas a las que cuidan.

El trabajo de cuidados, al no considerarse parte de las actividades productivas, ha sido relegado a los espacios domésticos, en los que, históricamente, las mujeres han jugado un papel fundamental, a causa de los roles y estereotipos de género; mismos que hoy sostienen a los modelos dominantes de organización social. Sin embargo, el trabajo de cuidados es esencial para el bienestar y desarrollo de las personas; así como el funcionamiento de las sociedades. Para Joan Tronto (1987), las características que acompañan al ejercicio de los cuidados, están estrechamente relacionadas con las características de una democracia óptima y funcional; pues si partimos del reconocimiento del otro, de sus necesidades humanas y de su vulnerabilidad, estaremos en condiciones de crear espacios comunitarios y colaborativos.

Para solucionar la crisis de los cuidados, el objetivo es generar un nuevo contrato social que garantice que toda la sociedad comparta las alegrías y cargas de los cuidados, a través de la reinvención de los límites del cuidado familiar y abordar modelos de vida genuinamente colectivas y comunitarias. Para ello, resulta indispensable eliminar la construcción social del individuo independiente y autosuficiente, que termina por patologizar a los cuidados, en lugar de verlos como parte de nuestra condición humana.

Es necesario también, replantear tres dimensiones bajo la lógica de los cuidados: salud, trabajo y educación. Donde el sentido de bienestar público no se entienda únicamente a partir de la productividad y el desarrollo económico, sino a partir del sostenimiento de la vida misma. Al tiempo que se realiza una redistribución en la carga del trabajo de cuidados entre cuatro actores: Estado, mercado, familias y voluntariado. No bajo la sombra de la corresponsabilidad, donde a todos les toca todo; sino como un ejercicio de asignación de responsabilidades concretas, medibles y evaluables.

Cuidar puede ser o no un acto de amor; pero cuidar es siempre un acto político. 

Referencias:

The Care Collective (2020). El Manifiesto de los cuidados. Bellaterra editions.

Tronto, J. (1987). Más allá de la diferencia de género. Hacia una teoría del cuidado. Journal of Women in Culture and Society, vol. 12, University of Chicago.

Comparte

Desde Mujeres
Desde Mujeres
Plataforma intergeneracional de visibilización, acompañamiento y capacitación para mujeres científicas sociales. Para conocer más visita: https://desdemujeres.mx

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Quizás también te interese leer