La frontera invisible: un retrato de la dicotomía entre el paraíso y la prisión 

En el marco del Festival Internacional de Cine de Guadalajara (FICG) se estrenó el documental La Frontera Invisible, un proyecto que muestra la vida de un grupo de militares que habitan en la isla Socorro. Desde sus historias, experiencias y estilos de vida conocemos sus pensamientos y corazón.

El documental tenía el objetivo de reflejar la vida de miles de hombres y mujeres que se encuentran en la misma situación: defender un país devastado por la violencia como lo es México. Lo anterior es acompañado de un universo natural que envuelve la vida de estos militares y que, al habitar la isla, les hace encontrarse en una dicotomía entre el paraíso y la prisión.

Por Alondra Angel Rodriguez / @AlondraAngelRo

La isla Socorro se encuentra a 700 kilómetros del estado de Colima, es el territorio más lejano hacia el oeste de la República Mexicana y forma parte del archipiélago de Revillagigedo, un paraíso natural que se conoce como “Las Galápagos Mexicanas”

Desde 1957, la Armada de México ha estado presente en la isla y, en la actualidad, un grupo de marinos habitan intermitentemente para salvaguardar el territorio nacional. 

Mariana Flores Villalba, directora de la película explica que la idea de crear este documental se dio, desde 2008, cuando conoció el Archipiélago Revillagigedo por unas amigas biólogas que le contaron del lugar; a ella le interesó y en diciembre de ese mismo año ella fue a conocer y desde ahí, con todo lo que vio fue que creció la idea en su cabeza. 

Fotografía por: Claudia Becerril Bulos

Esta es la ópera prima del Centro de Capacitación Cinematográfica AC (CCC) y en unión con Carlos Hernández, el productor, fue que lograron hacer este documental. 

“Es un retrato íntimo de la vida, las emociones y los pensamientos de un grupo de marinos que están de manera intermitente en Socorro y Clarión, es un retrato de ellos y del entorno natural en el que están”, comenta Mariana sobre lo que se buscaba plasmar con el proyecto.

Fue un trabajo que implicó bastantes retos para poderse llevar a cabo, Mariana comenta que el permiso para poder entrar a la isla tomó entre 2 y 3 años para ser autorizado. Agrega que el entorno en el cual se adentraron, desde el entorno natural a las reglas que debían de seguir fueron otro aspecto para considerar en el rodaje: “estar en un lugar tan lejano, tiene ciertas implicaciones logísticas, estar bajo un mando de lo que te dejan hacer y lo que no”, expresa Mariana.

Fotografía por: Claudia Becerril Bulos

Ir tejiendo un dialogo entre estos dos mundos

El aspecto natural, los paisajes, flora, fauna y el clima son partes que fueron importantes destacar, ya que el documental presta especial atención en los detalles de la isla, lo que sirve como un contraste entre la paz de la naturaleza y la vida de un entorno militar.

“La isla para mí siempre fue un personaje y era una cosa que intentamos usar como espejo, como reflejo del interior de las personas, del mundo interior y entonces que hubiera un dialogo de lo que sucedía, digamos en el mundo humano y en el mundo natural”, expresa Mariana respecto al espacio natural presentado en el documental.

Lo anterior tiene que ver con cómo es que, poco a poco, se van conociendo las historias, experiencias y pensamientos de los militares que se encuentran en el Sector Naval isla Socorro. La frontera invisible es un documental que observa la vida de estos hombres y mujeres y busca hacer una inmersión en su mente y su corazón.

Escuchar los testimonios construye una historia íntima llena de evocación y nostalgia, pero a su vez de belleza y melancolía, donde sus vidas y emociones se relacionan íntimamente con la naturaleza.

Fotografía por: Claudia Becerril Bulos

“Ser militar es el trabajo más difícil del mundo, nunca me imaginé que fuera tan duro, que pudieras perder tanto y es ahí donde dices ¿qué me deja La Marina? Me quita todo en cuestión emocional te lo quita”, comenta uno de los militares que apareen en el documental.

Dentro de un país azotado por la violencia, el crimen y la impunidad las personas que se enlistan en las fuerzas armadas lo ven como una solución para poder vivir de manera digna, esto para no entrar en la criminalidad:

“Sólo hay dos opciones: o entras al crimen organizado o entras a las fuerzas armadas, no hay más. Yo digo que la necesidad obliga a que las personas se inclinen para un lugar o para otro, hay que analizar la situación de cada uno y que pasa por la cabeza de cada uno para tomar esa decisión”, comenta un militar.

Dentro del entrenamiento, los militares son sometidos a un alto grado de disciplina donde se entrena de manera que puedan seguir los protocolos y de acuerdo a su entrenamiento, “nos lo recalcan mucho, no somos personas normales, no somos personas, somos militares”, expresa un militar.

Esto los somete a bastante estrés y desgaste físico, emocional y psicológico, donde deben cuidarse a ellos, a sus compañeros y defender al país, esto incluso cuando saben y entienden que al momento de tener enfrentamientos las otras personas son humanos y que ellos no quieren lastimarlos, pero es su deber velar por la seguridad del país]:

“uno trata de quitarlos del camino, pero ellos es su trabajo también, es de donde sacan su dinero para darse sus gustos y ellos defienden a toda costa eso y también uno defiende a toda costa lo que está haciendo”, expresa un militar respecto a las actividades que deben desarrollar dentro del servicio.

Consideran que los vínculos formados dentro de las fuerzas armadas son bastante fuertes, lo que genera que se protejan unos a otros al realizar su trabajo. Aquí nos llamamos hermanos, es mi segunda casa, nos procuramos entre nosotros: “te tienes que defender porque si no eres tú va a ser otro compañero, y yo prefiero que sean otros y no yo”, expresa un militar.

Fotografía por: Claudia Becerril Bulos

Lo anterior se suma a los problemas que deben enfrentarse fuera de las instalaciones militares, ya que al encontrarse dentro de las fuerzas armadas los militares deben velar tanto por su seguridad al combatir y la de su familia que está en casa, esto para evitar extorciones, atentados y proteger a su familia.

Los militares comentan que el estar dentro de este ambiente tan violento les ha traído consecuencias psicológicas con las cuales tienen que aprender a vivir:

“es difícil vivir con todo eso, demasiado difícil, porqué nunca estas tranquilo. Sueñas muchas veces, muchas cosas, ves las caras de sufrimiento de las personas, muerte, sangre, todo el tiempo andas pensando en eso, no puedes dormir bien, estas estresado, cosas horribles”, comenta uno de ellos.

Los militares comentan que dentro del servicio se han dado cuenta de cómo la situación del país es bastante severa, ellos no son indiferentes a esto, ya que hay situaciones y casos de corrupción, delincuencia y muerte que los hace sentirse mal, ver como es el mundo y es su deber proteger. Pero al mismo tiempo consideran que son experiencias que los van marcando y que, poco a poco, normalizan los hechos, la violencia y es su deber el cumplir con sus servicios.

“En una ocasión iban por el papá, lastimaron a la mamá, lastimaron a una niña del brazo y le metieron un balazo en el pecho y yo lo que hice fue voltear la cara y se me salieron las lágrimas, por la impotencia. Dije entre mi: traigo 210 cartuchos, si me hubieran esperado y no me hubiera importado perder la vida, pero por lo menos dos (criminales) me hubiera llevado entre las patas”, comenta esta experiencia uno de los militares

“No se puede vivir con esto al principio, pero ya después, con el tiempo ves tanta muerte Muchas veces dicen que el humano se adapta a todas circunstancias y es cierto. Ya después lo vez completamente normal”.

Con respecto a lo presentado en el documental, experiencias, días de rodaje, convivencia y el trabajo Mariana comenta que lo considera como una experiencia bastante enriquecedora:

“es una experiencia muy poderosa, puede ser muy difícil, puede ser muy bonita, conocer a este grupo de personas te abre la mente y puedes ver un poquito hacia un mundo que en general es muy cerrado”.

Mariana Flores considera que este es un trabajo dedicado a mostrar más a fondo la vida de estas personas que prestan su servicio militar y que muchas veces deshumanizamos, por eso comenta que es una inmersión en su mente y su corazón, a sus faenas, sus ratos de ocio y el mundo militar, lo que se mezcla con sus miedos, inquietudes, sueños y cómo sobrellevan todo lo que tienen que vivir es un aislamiento que para la directora es “una dicotomía entre un paraíso y una prisión”.

Es así que la directora concluye comentando que le gustaría que este documental pudiera abrir al diálogo este tema, esto para traer nuevas perspectivas respecto a cómo es que se concibe a los militares en México.

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Alondra Angel
Alondra Angel
Soy estudiante de Comunicación Pública. Me gusta el color blanco, escuchar música y tomar café. Me encanta estar con mi familia. Creo que el periodismo es una manera de hacer algo frente a las problemáticas de hoy y las que tendrán un impacto en el futuro.

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