“Cada persona de la población tiene diferentes realidades”: realizan conversatorio sobre las vivencias de la comunidad LGBTIQ+

Se llevó a cabo el conversatorio “Diversidad en la cotidianidad: Diálogos de Experiencias y Resiliencias” con la intención de escuchar de las propias personas de la población LBGTIQ+ sus vivencias dentro del contexto de esta ciudad. Un hombre indígena y gay, una joven bisexual, una adulta mayor lesbiana y un hombre activista, gay y queer fueron los perfiles con el que contó esta actividad, tan diversos como sus interseccionalidaes.

Por Leslie Zepeda / @lesszep2  

Chaly Chávez tiene 61 años, es una mujer lesbiana con hijos y que anteriormente estuvo casada con un hombre mientras transitaba su proceso de aceptación como mujer homosexual. Ella formó parte del el conversatorio “Diversidad en la cotidianidad: Diálogos de Experiencias y Resiliencias. La presentación de esta actividad fue convocada por la organización Unión Diversa de Jalisco en conjunto con Xenia Consultoras.

Tras vivir una realidad totalmente diferente a la actual como parte de la población LGBTIQ+, donde la discriminación y violencia limitaban su vida diaria, una situación que según reconoce aún persiste en la sociedad de Jalisco; sin embargo, también admite que su realidad como mujer lesbiana fue más compleja.

“Tenemos que ser empáticos, luchar por ser más visibles y porque nos respeten. Yo tengo 61 años y a mí me tocó batallar mucho, mucho, en aquellos años. Discriminaciones, golpizas, redadas, escondiéndome debajo de un carro porque te va a llevar la policía, porque mi familia no sabía nada todavía, mis hijas estaban chicas”, afirmó. 

Actualmente ella se nombra abiertamente como una mujer lesbiana, incluso dede los últimos años se ha ha trabajado activista LGBT+; también es una adulta mayor, madre y abuela. Y es que narró lo difícil que fue nobrarse como tal al vivir discriminación y violencia por parte de familiares: “Mi hermano me quiso matar a mí y a mí pareja en casa de mi madre”.

Chaly también compartió el espacio con Sauleme, un joven indígena, gay que creció en una comunidad Wixárika de Nayarit y que se mudó a Guadalajara hace 12 años. Aceptó que crecer en esta comunidad, tradicionalista y conservadora desde su punto de vista, fue una etapa difícil donde no se sentía libre, tampoco feliz.

“Sobre todo la comunidad de donde yo vengo es muy conservadora, pero afortunadamente yo sabía desde muy chiquito, desde niño, que yo era diferente porque me gustaban cosas diferentes, me gustaba vestirme de niña, jugar a las muñecas en lugar de jugar fútbol, que era lo que les gustaba a los niños y que comúnmente me hacían bullying por eso. Tuve estos pensamientos de, por qué soy así, no debí nacer, por qué soy homosexual, por qué no soy una persona normal. Pero después comprendí que así era yo y que así era mi naturaleza, que no necesito cambiar nada”.

Sauleme platicó como para él vivir en Guadalajara ha significado alcanzar esa felicidad y libertad que le negaron. Aquí puedo estudiar la carrera de Psicología, actualmente tiene una pareja y también se nombra como activista por los derechos de la población LGBTIQ+, sobre todo referente para las personas que al igual que él, pertenecen a algún pueblo originario, porque hay insiste en que hay muchos casos más como él, personas indígenas que no tienen la oportunidad de nombrar su identidad u orientación sexual diferente. 

“He recibido comentarios de mi comunidad como, ‘ay, qué vergüenza das, estás ensuciando a nuestro pueblo, estás manchando el traje típico’, pero yo tengo derecho a usarlo porque ese traje ese mío es parte de mis raíces, es parte de mi cultura, si yo lo quiero usar lo voy a hacer y nadie me va a decir que no porque es parte de mí”, narró Sauleme.

Al igual que Suleme, Carolina Beltran se mudó a Guadalajara al estudiar la universidad, en su caso ella es una joven internacionalista, abiertamente bisexual, proveniente de escuelas católicas, originario de Culiacán un estado también conservador según lo que comentó, e indicó identificarse con las experiencias de sus compañerxs:

“Yo al igual que Índigo comparto esta parte en la que siento que nunca me sentí mal por lo que era, me acepté, pero no se lo dije a cualquier persona, que es algo que sigo haciendo. Lo aceptaba con mi círculo de amigos pero no con mi núcleo familiar cercano hasta que me gradué de la universidad”.

Carolina señaló que es importante reconocer las diferencias entre las personas pertenecientes a la población LGBTIQ+, saber que cada unx atraviesa situaciones diferentes que necesitan también atenciones específicas, sin embargo son las similitudes, las vivencias en común las que deben identificar para trabajar en ello:

“Cada persona de la población tiene diferentes realidades pero también hay muchas cosas diferentes que nos atraviesan y es a partir de ahí donde debemos trabajar, articular los esfuerzos.” 

Por su parte, Carlos Becerra es parte de Unión Diversa Jalisco, activista por los derechos humanos, teólogo, queer y abiertamente gay, resaltó la importancia del conversatorio ya que afirmó que “hace diez años era imposible inclusive hablarlo. Hay espacios que necesitamos para expresarnos en público y en lo político”.

Además, insistió en que a pesar de los avances y la apertura que ha habido hacia la población LGBTIQ+ en Guadalajara, no es suficiente para “celebrar”, puesto que la violencia y discriminación hacia las personas diverses persiste en el estado y en el país.

“El matrimonio igualitario lo único que tenían qué hacer era reconocerlo porque desde el 2016 había una sentencia que obligaba al Congreso del Estado a cambiar el código civil. Lo único que hicieron los diputados en realidad fue nada más acatar una sentencia, no aportaron nada. La lucha de los  derechos que hemos ganado, y me sumo así, ha sido desde la sociedad civil, no ha sido desde los diputados. Si hubiera voluntad política desde cuando la hubieran hecho”.

Incluso, en el tema de los ECOSIG (Esfuerzos para Corregir la Orientación Sexual y la Identidad de Género) afirmó que a pesar de que el Congreso de Jalisco aprobó la prohibición de estas terapias de conversión hace poco más de un año, esta medida solamente implica una recomendaciones a las y los psicólogos que lleguen a practicarlas, pero no contempla ni siquiera una falta administrativa, menos penal.

“No llegaron más allá cuando el equiparable es a tortura, tuvieron incluso que el psicólogo que lo permita estas terapias, mínimo recibir alguna sanción administrativa o penal más fuerte”, añadió Carlos Becerra.

Incluso, Becerro advirtió qu Solamente hay en 15 municipios, de los 125 que integran Jalisco, hay un reglamento contra la discriminación y solamente en cuatro, una dirección de diversas sexual. Por lo que argumentó que en Jalisco no hay políticas públicas suficientes para atender, por un lado, las necesidades de la población LGBTIQ+, y por el otro, la dicriminación y violencias que continuamente enfrentan.

“Hay que ver todo el contexto, es decir, cómo vas a ayudar en el tema de la discriminación si hay interseccionalidades en cada individuo. Por ejemplo, aquí los programas sociales están solamente enfocados en dos, hombres y mujeres, nada más”, expresó Carlos Cecerra.

Asimismo, comentó que en el caso de las transpaternidades, un hombre trans embarazado, los médicos del sector salud “les explota la cabeza”, al tratar de llenar un formulario porque estos no son capacitados y la propia burocracia les limita sus derechos. Así, también destacó lo complejo que ha resultado el registro civil en el caso de las lesbomaternidades para poder registrar a su hijx con el apellido de ambas madres. 

Ante este contexto actual, y como activista, Chaly se siente orgullosa de su orientación sexual, desde hace 20 años ha marchado en las marchas del orgullo cada junio, reconociéndose como mujer lesbiana. Su meta es continuar apoyando como activista para mejorar la realidad de las personas: “Porque nosotros tenemos derecho a ser libres, a vivir a nuestra manera, luchar por nuestros ideales.Voy a seguir luchando por todas, todos y todes”.

Liliana, hija de Chaly también estuvo presente en el conversatorio y aprovechó el momento para reconocer la importancia del espacio, de la apertura de su madre como mujer lesbiana:

“De este lado también nos ha tocado batallar, porque a mí cuando estaba chiquita me decían, tu mamá es hombre”. Yo estoy poniendo mi granito de arena para que todos sean aceptados. Mi hijo tiene 14 años y ama a mi mamá Si les quiero agradecer que les den voz a todas las personas”.

Liliana, hija de Chaly.

En el caso de Sauleme, igualmente afirmó su compromiso como activista, que en su caso espera hacer su trabajo desde la educación, llevar este tipo de conversatorio a diferentes planteles educativos, sobre todo en la zona norte de Jalisco para que jóvenes de comunidades indígenas puedan acceder a ellos. Además reconoció la importancia de educar a las familias, dado que la suya le ha apoyado y en ella se encuentra un respaldo vital para las personas LGBTIQ+.

Aunque el panorama sigue lleno de trabajo, de acciones que garanticen todos sus derechos, tanto Chaly como Sauleme, Carolina y Carlos celebran sus identidades y orientaciones sexuales, celebran la libertad de saberse parte de la población LGBTIQ+ y su caminar, que como sobrevivientes de discriminación y violencias comparten quienes son para abrir el camino al resto de personas que llegan a sentirse diferentes, menospreciadxs, invalidadxs. 

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Leslie Zepeda
Leslie Zepeda
Periodista y fotógrafa feminista. Forma parte de CUCiénega Fem.

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