Más allá de lo que aparentemente vemos: la dignidad del trabajo informal

Escuela de Periodismo ZD

En todo el país existen millones de personas que tienen un trabajo informal; en Jalisco casi la mitad de la población total pertenece a este sector. Cada una de las historias de vida de los trabajadores es única y conocer sus perspectivas es primordial.

Erick, Cristian, Antonio y Juan son algunos de los trabajadores que ofrecen sus servicios fuera de la tienda departamental Soriana Mercado en el municipio de Ocotlán, Jalisco. Lavar los vehículos, cuidar motos y acomodar los carritos de mandados son las labores que ofrecen. Ellos disfrutan sus trabajos y ponen todo su esmero para salir adelante. 

Fotografías y texto por Evelyn Elizabeth Ortega Díaz 

En México gran parte de la población no cuenta con las condiciones dignas para trabajar, así que millones de personas se ven obligadas a trabajar en actividades donde no pueden hacer valer sus derechos laborales. Estadísticamente, el trabajo informal en todas sus modalidades representa el 55.4% del total de los empleos, esto de acuerdo con cifras de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del INEGI; esto se traduce en 32.4 millones de mexicanos a los que no se les garantiza su derecho humano a un trabajo digno.

En el estado de Jalisco, según la ENOE, el 46.5% de los trabajadores operan en la informalidad. Dentro del municipio de Ocotlán, ubicado en la región Ciénega de Jalisco, una gran parte de la población opta por este tipo de empleos. 

Fuera de las instalaciones de la tienda de conveniencia “Soriana Mercado” que se encuentra sobre Avenida Francisco Zarco, un grupo de personas -en su gran mayoría varones-, desarrollan distintas actividades como lavar vehículos para poder llevar el pan de cada día a sus hogares. 

Existen muchas historias detrás de las personas que trabajan en este lugar, las cuales deben ser contadas para conocer y entender el contexto en el que se desarrollan. 

Erick

Erick Martínez es jefe de familia, esposo y, sobre todo, padre. Todas estas responsabilidades las debe de afrontar a sus 18 años. Él trabaja diariamente lavando autos y camionetas. Es originario del municipio de Poncitlán, pero todos los días acude a Ocotlán para trabajar fuera del supermercado. 

“Esta chido trabajar aquí, se acopla la gente. En un día normal así echándole ganas, sacó unos 300 o 400 pesos”. 

Una bicicleta y un carrito de Soriana, se han vuelto las herramientas características de los “lavacoches”. Entre sus herramientas de trabajo se encuentra su bicicleta para ir a conseguir agua de una toma que se ubica cruzando una calle, detrás de un Oxxo. También utiliza un carrito de soriana para poder acercar la cubeta ya llena de agua y sus botellas con jabón. 

“Me ha tocado que la gente quiera caciquear, que digan, no pues mi carro me lo dejaste igual o me lo dejaste peor, pero uno les da por su lado… que se lleven su lavada gratis y ya se los vuelves a lavar pa’ la otra y ya”. 

Mojar, enjabonar, secar y poner almorol para dar brillo, son los pasos que sigue Erick en sus lavados.  Erick decidió poner un precio fijo para cada vehículo que lava, cobra a sus clientes entre 40 y 50 pesos según el tamaño del vehículo, y tarda entre 15 y 20 minutos con cada uno.

Cristian

A Cristian le gusta trabajar de “lavacoches” y se puede notar en cuanto comienza su labor. Cristian es un joven alegre que, asegura, disfruta de su trabajo, Cristian Loza tiene 17 años de edad y es uno de los jóvenes comúnmente conocidos como “lavacoches” que se encuentran fuera del Soriana.

Su horario de llegada es muy parecido al de un empleo de oficina, ya que desde las 8 a.m. se encuentra trabajando y permanece en lugar hasta las 6 p.m. Trabaja los siete días de la semana y su cuota no es fija. 

“Lo que la gente nos quiera dar, a veces me llevo 300 o 500 pesos, cuando está solo nos llevamos poquito todos… pero como ya llegó más gente, más lavadores y más carreros, más poquito sacamos”.

Cristian Loza y Erick Martínez disfrutan de los momentos libres durante el día.

“Empecé trabajando aquí por don Toño, yo antes no venía aquí  a trabajar, yo antes iba a la escuela, pero luego empecé a venir y pues ya no me pude ir, me gusta lavar carros”. 

Cristian, como miles de jóvenes en el país, decidió abandonar los estudios para trabajar, ahora sus compañeros de trabajo se han convertido en su nueva familia, pues con ellos pasa la mayor parte del día, con ellos hace más llevadera la jornada laboral, así como los ratos libre donde no llegan vehículos.

Aunque, en su mayoría son jóvenes los que laboran en este lugar, también se encuentran adultos de la tercera edad, quienes ya han formados vínculos de amistad como es el caso del señor Juan Manuel Caudillo y Antonio Landino mejor conocido como “Don Toño”, los cuales se acompañan en sus día a día y se cuidan entre sí. 

Don Toño

Don Toño tiene 73 años de edad y desde hace 11 años trabaja cuidando las motocicletas que estacionan las personas fuera del Soriana. Su labor es prevenir que no se roben alguna moto. Don Toño trabaja de nueve de la mañana a seis de la tarde, todos los días de la semana y sus servicios no tienen un costo fijo.

“En las motos gano poquito, unos 200 pesos. Hay veces que la gente me ayuda más que lo que gano en las motos, pero sí me ayudan, para que voy a decir que no”. 

Don Toño siempre se encuentra frente a las motos para cuidarlas hasta que sus propietarios salgan. Él utiliza una silla de rueda, producto de un acto de violencia:

“Unos de por allá del Hoyo, una pandilla se querían robar una moto de mi casa y me quebraron un pie y un hermano mío me ayudó a empezar a trabajar aquí y así empecé a cuidar motos”. 

Antonio es originario de Tototlán, Jalisco, pero tiene toda su vida radicando en Ocotlán, él es el jefe de familia y es el encargado del sustento de su familia.

Don Juan es el encargado de transportar a don Toño todos los días.

Desafortunadamente, Don Toño sufrió gangrena en ambas piernas, lo que le hizo perderlas; sin embargo, eso no lo ha detenido pues él puede hacerse cargo de sí mismo y no necesita ayuda especial, más que su silla de ruedas. 

“Muchos dicen, oye ¿no te han robado ninguna moto?, no porque ya me conoce la gente y tengo ya bastante tiempo”. 

En palabras de Don Toño se puede escuchar el cariño que tiene a su trabajo y asegura que seguirá firme en su labor hasta que la vida se lo permita:

“En donde no me siento a gusto es en mi casa, estar uno encerrado así. Hay veces que mi señora se enoja y me dice, hasta cuándo vas a dejar de ir por allá y le digo que hasta que me nazcan las patas”. 

Juan

Juan Manuel Caudillo desarrolla su trabajo recogiendo los carritos en donde se cargan los productos comprados, ya que algunas personas no los regresan a su lugar. Él ayuda a que los clientes del Soriana puedan llevar sus compras hasta su vehículo, para después mantener ordenados los carritos del supermercado. 

Juan Manuel tiene 70 años de edad y, en los últimos 8 años, ha tenido un empleo informal, pues primero era empacador dentro de Soriana y por la pandemia pasó a recoger los carritos. Sin embargo, Juan anteriormente tenía un empleo formal en una industria textil, en donde pudo jubilarse y obtener una pensión. 

Pero para él, el mantener su tiempo ocupado es de gran importancia, por lo cual optó por seguir trabajando, pero ahora formando parte del sector informal:

“Aquí no es mucho, 100 o a lo mucho 200 pesos, a mí casi no me dan, pero aquí me entretengo porque si está uno en la casa sólo se está durmiendo”. 

Don Juan suele esperar a que los compradores suban sus bolsas para recoger el carrito.

“Hay de todo, aquí hay de todo, me han maltratado, pero aquí ando, hay unas personas buenas y unas malas, como en todo”. 

Ante la situación en la que desarrollan sus trabajos existen opiniones divididas al respecto; sin embargo, los trabajadores informales hacen su mayor esfuerzo para conseguir sustento económico para ellos y sus familias. 

Hombres de todas las edades son quienes conforman el equipo de trabajo que se encuentra al cruzar las puertas de salida de Soriana Mercado en Ocotlán, personas llenas de sueños y ganas de salir adelante, dispuestos a trabajar horas bajo los rayos del sol para ofrecerte un servicio y comodidad. 

Este grupo es sólo una pequeña parte de los millones de mexicanos que trabajan en el sector informal y que carecen de seguro médico, prestaciones de ley, incapacidades, derecho a la vivienda a través del Infonavit, así como otros beneficios laborales. Todo bajo la vista de un Estado que olvida la obligación que tiene de brindar un trabajo digno para todas las personas.

Con datos del primer semestre del 2023, una cuarta parte de la población en Jalisco trabajo en el sector informal.

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Es un proyecto auspiciado por la Fundación Internacional de Seattle (SIF, por sus siglas en inglés), a través del Fondo para Jóvenes de Centroamérica y México (Fondo CAMY) y Philanthropy Lab de la Universidad de Washington (UW). 

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Somos un proyecto de periodismo documental y de investigación cuyo epicentro se encuentra en Guadalajara, Jalisco.

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