Dudas sobre la evaluación y promoción de grado en el alumnado de secundaria

Escribiéndonos Resistimos

Por Dolores Lara  / Red de Maestras Feministas

Este nuevo ciclo escolar fue polémico por varias situaciones. Por una parte, una reforma educativa con aspectos inconclusos que dan libertad a las escuelas de construir su propio programa y con autoridades educativas que cambian las reglas de construcción programática de cada Consejo Técnico Escolar, aumentando así el trabajo de escritorio de las y los profesores.

La otra, los satanizados libros de texto, que fungen como herramienta del proceso de enseñanza-aprendizaje y no como un todo en el proceso educativo.  Estos ataques más bien parecieran un golpeteo político de ciertos sectores por verse afectados sus intereses económicos. Si bien estos textos tienen errores, como siempre ha pasado, la ausencia de textos genera un gasto extra para las y los profesores para subsanar la falta de importante fuente de consulta para las y los alumnos con menos recursos económicos.

Respecto al regreso a clases, conocer a las y los nuevos alumnos de este ciclo escolar nos ayuda detectar sus habilidades y áreas de oportunidad. También, para ellas y ellos es emocionante conocer una escuela nueva, con otras y otros compañeros, pero igualmente hay incertidumbre que, según sus impresiones, es generada por el miedo al cambio.

En el abordaje de las disciplinas escolares, llega el momento de aplicar los exámenes diagnósticos para detectar sus saberes previos a la clase. Sin embargo, en el caso particular de la geografía, el índice de reprobación de dicho examen es elevado.

Aparte de que las y los alumnos carecen de vocabulario para expresar sus ideas en la demostración de sus saberes, algunas alumnas comentaron en clase que, en los últimos grados de primaria, la enseñanza se desarrollaba por medio de proyectos integradores. Esto último dificulta la comprensión y apropiación de los elementos teóricos de las ciencias si no hay un abordaje correcto.  

El darle diversificación a las técnicas e instrumentos de enseñanza-aprendizaje es positivo, siempre y cuando en la sistematización nos demos cuenta de las experiencias exitosas y que las mismas se sigan implementando o modificando según las necesidades del alumnado.

Algunas niñas y niños mencionaron el énfasis de la enseñanza de español y matemáticas que se les daba en su educación primaria. Las otras asignaturas quedaron relegadas para priorizar la mejora de la lectura, la escritura y las habilidades matemáticas.

Si bien estas habilidades y técnicas son lo más básico en la vida cotidiana, no son el todo. El mundo real está compuesto por una serie de elementos que se analizan en otras disciplinas. El énfasis exclusivo de estas asignaturas sólo restringe la apreciación del mundo, como se buscaba en el modelo educativo anterior y se busca en la Nueva Escuela Mexicana.

Este énfasis en el español y las matemáticas ¿a quién obedece? ¿A las autoridades que desean dar resultados a la sociedad? ¿O con quién quieren cumplir? ¿Beneficios económicos y de prestigio para ciertas personas? Si es así, solo se busca la retribución de ciertos sectores en perjuicio de las y los niños en su derecho a una educación digna, integral y liberadora.

Se da una focalización en estas asignaturas, pero, paradójicamente, a secundaria ingresan niñas y niños que solo saben leer su nombre, saben copiar lo que se escribe en el pizarrón, pero realmente no saben leer. Esta estrategia acotadora del saber no está funcionando, al parecer, ya que la habilidad de comprensión lectora que tienen las y los alumnos lectura es pobre. 

Si bien se busca que el alumno trascienda y que conforme avance en su trayectoria académica mejore las técnicas de  lectocomprensión y escritura, esto solo trunca su aprendizaje haciéndoles sentir confusión, incapacidad y vergüenza ante sus compañeras, compañeros y docentes.

Aquí surge la duda sobre las evaluaciones: ¿Qué se evalúa realmente? ¿Es evaluación formativa o sólo sumativa o meramente aprobatoria? ¿En qué beneficia a las y los alumnos seguir pasando de año si no saben leer y escribir?

Respecto a lo anterior, aquí surge el tema de la evaluación. Su origen no es claro, si fue en China o en E.U.A en el siglo XIX, o también emanado de los jesuitas; en resumidas cuentas, se buscaba una forma eficaz de valorar lo que se aprendía. En la actualidad, este proceso se ha convertido en criterio confuso, estresante y estratificador.

Es confuso porque los criterios para evaluar son diversos, nos proponen la coevaluación, la heteroevaluación, la evaluación formativa, pero al final las escuelas establecen un porcentaje de reprobación que se pueden permitir las y los maestros. Incluso hay escuelas que no permiten reprobar alumnos.

Se busca evaluar de una manera realmente provechosa para el alumnado, pero al final se cae en la obediencia en el cumplimento con la autoridad, con la sociedad y con lo administrativo-burocrático. Y si hablamos con franqueza, a las y los alumnos de nada les sirve pasar de año si no tienen habilidades del pensamiento básicas bien desarrolladas.

Es confuso, también, porque en educación básica se dan muchas oportunidades para aprobar, pero al llegar a educación media superior y superior las situaciones cambian, ya que son criterios distintos. No hay tantas oportunidades y sí hay posibilidades de reprobar para quedarse en el camino, abandonando el nivel educativo de preparatoria.

En cuanto al segundo punto, es estresante para las y los alumnos por las consecuencias que conlleva la calificación asignada dadas las situaciones que se viven en el entorno familiar. En el medio social y educativo se observa el rechazo a alumnos y alumnas con bajas calificaciones sin valorar el esfuerzo que pueden lograr, así tampoco se valora el aprendizaje que desarrollaron.

En el tercer punto, la evaluación es un criterio estratificador porque genera diferenciación entre las y los alumnos de mayor y menor rendimiento, cuando se debe reconocer que cada persona tiene un proceso de avance distinto a las otras.

Por una parte, genera la necesidad de ser calificados y siempre con la mayor calificación posible. Sin embargo, en muchos casos, estas numeralias demuestran que se le da más importancia al cumplimiento en clase que al aprendizaje.

Aquí es donde debemos preguntarnos: ¿Para qué se educa realmente en este país? ¿Qué tipo de ciudadanas y ciudadanos se desea para el futuro del país? ¿Que solo sean obedientes por su baja preparación? ¿Que solo sepan realizar actividades mecánicas y simples? ¿Que sean realmente innovadores y autogestivos en el beneficio propio y el de su comunidad? ¿Qué se desea realmente del proceso educativo?

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