De Perú para México: Aprendizajes para la paz y la reconciliación

En Pie de Paz

Por Francisco Javier Lozano Martínez / francisco.lozano@udgvirtual.udg.mx

Entre los años 2005 y 2013, tuve la oportunidad de pisar la sierra peruana en varias estancias de investigación. En el contexto del trabajo académico y de investigación pude colaborar y tener acercamientos con organismos internacionales como World Vision Perú y la Cruz Roja Internacional, así como con una gran cantidad de personas y diversas organizaciones y comunidades de desplazados por la intensa violencia política que vivió el Perú entre los años 80s y 90s.

La Comisión de la Verdad y la Reconciliación (CVR, 2003) calculó que el número de peruanos muertos o desaparecidos durante el conflicto armado entre las Fuerzas Armadas, las guerrillas de Sendero Luminoso y el MRTA, fueron alrededor de 69 mil personas; y más de 600 mil desplazados a lo largo y ancho del país. Pero más allá de las cifras, el impacto mayor se encuentra en las formas tan irracionales en que se desplegó la violencia sobre niños, niñas, hombres y mujeres, en diferentes y extremas circunstancias.

La dimensión de esa violencia y sus consecuencias fueron, sin lugar a duda, la representación más cruda del dolor humano con el que alguna vez tuve contacto: escuchando las historias de familias completas o incompletas; pisando los lugares de exhumación de cuerpos en fosas clandestinas; observando la entrega de restos humanos a familias de desaparecidos que tenían años esperando encontrarlos; dialogando con hombres y mujeres que, en los años del conflicto, protegieron y caminaron al lado de familias desplazadas; comiendo en comedores populares de asentamientos humanos de desplazados en zonas marginadas de la periferia limeña; analizando y visualizando la ejecución de la política de reparación, en ocasiones lenta y causa de revictimización.  

Sí bien, la investigación científica tiene como objeto la comprensión de los fenómenos y la producción de conocimiento, lo cierto es que en el proceso mismo la propia subjetividad se doblega, porque la realidad de las violencias en ocasiones sobrepasa la racionalidad. Deseamos comprender las profundidades de las violencias para transformar la dolorosa experiencia que nos implica como seres humanos, como sociedad. 

En una larga conversación que sostuvimos, José Coronel, antropólogo ayacuchano sobreviviente al conflicto, dijo con suma verdad que “los linderos entre lo imaginado, lo soñado y lo vivido se diluyen, porque son tan extraordinarios los unos como los otros, lo real es tan cercano a lo que parecía tan fantasioso”, sugiriendo cuán difícil ha sido para los peruanos comprender sus propias violencias con el paso de los años.

No obstante, en medio de este complicado proceso de asimilación y comprensión del conflicto armado y sus consecuencias, hay algo particular que sobresale en la voluntad de una gran parte pueblo peruano, hay un gran aprendizaje que persiste hasta nuestros días. Pude atestiguarlo en los cantos y bailes comunitarios, en las faenas alusivas a la memoria histórica, en la actitud de mujeres indígenas peladoras de papas y cocineras de arroz, en exguerrilleros obligados que lloran la tragedia, en los líderes comunitarios que negocian con los políticos del gobierno, en los dirigentes de las organizaciones que siguen luchando por sus derechos, en las madres y viudas que siguen exigiendo justicia por sus muertos y desaparecidos.

Esto es, la gran resiliencia que muestran tantos hombres y tantas mujeres por reponerse a la pérdida, por perdonar a los perpetradores, por asimilar el pasado, por luchar en el presente marcado por la marginalidad, por apelar a la justicia, por recordar a sus muertos, por tener esperanza en el futuro, por buscar reconciliarse con su historia.

Con todo esto y mucho más que no está escrito aquí, aprendí que para construir la paz se requiere, por lo menos, intentar comprender las profundidades de las violencias y sus consecuencias; pero también buscar la paz y seguirla, siendo intencionales para hacer valer la justicia generando una verdadera cultura de la paz. Se requiere comprender que a la paz le antecede el conflicto y la violencia, pero que uno de sus destinos es la profunda reconciliación.

Referencias: Informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación. (2003). CVR. La violación de los derechos colectivos: el desplazamiento interno. Lima, Perú. Páginas 627-715.

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En pie de paz
Es una columna colaborativa que busca colocar en el debate público la relevancia de la cultura y educación para la paz. Esta columna es escrita por Tzinti Ramírez, Carmen Chinas, Laura López y Darwin Franco.

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