Cuyutlán te amo: cientos de personas marchan por segunda vez para frenar el Nuevo Puerto de Manzanillo

Don Miguel camina con dificultad por el malecón de Manzanillo. Sus rodillas ya casi no responden a los pasos que debe dar, pero decidido, vino desde El Chanal, Colima, a Manzanillo para participar junto a sus compañeros de la Sociedad Cooperativa de Salineros en la segunda marcha en rechazo a la construcción del Nuevo Puerto en la Laguna de Cuyutlán, el cuarto humedal costero más grande de México y uno de los 99 Humedales de Importancia Internacional del Convenio de Ramsar:“Vengo para ver si ganamos que no se haga el Puerto”, dice Miguel.

Por Monserrat Cárdenas / @maldita.vidaa (IG)

Son al menos 300 personas las congregadas a las afueras de la Administración del Sistema Portuario Nacional (ASIPONA) ante la mirada atenta de militares y elementos de seguridad privada que custodian las instalaciones. “¡Laguna sí, puerto no!” corean los manifestantes mientras un pescador vacía una cubeta de pescados a los pies de los guardias privados. “Eso va a pasar si construyen el Puerto”gritan, en referencia a la muerte de especies marinas que han advertido organizaciones ambientalistas desde que el Gobierno de México hizo pública su intención de convertir al Puerto de Manzanillo en el más grande de América Latina.

En medio de esa multitud va don Miguel, quien porta con orgullo la camiseta de la Cooperativa de Salineros que este 2025 cumplió 100 años de preservar la tradición de la extracción de sal mediante la evaporación solar, un oficio heredado desde tiempos prehispánicos que cada año brinda sustento económico a decenas de familias principalmente de los municipios de Manzanillo y Armería. “Esto es por las nuevas generaciones”, explica don Miguel. “Porque el Puerto perjudicará la sal, los peces y las aves”.

La construcción del Nuevo Puerto de Manzanillo está a cargo de la Secretaría de Marina (Semar), institución que desde 2014 asumió el control del sistema portuario estatal, el cual se consolidó en 2020, cuando un decreto del entonces presidente, Andrés Manuel López Obrador, otorgó mayores facultades a las Fuerzas Armadas en la administración y operación de los puertos del país, lo que generó preocupaciones entre organizaciones civiles de derechos humanos como México Unido Contra la Delincuencia y Amnistía Internacional.

Dichas preocupaciones hoy se reflejan en una de las consignas más escuchadas:

“¡Marina militar, no destruyas el lugar!”.

A ello se le suman las inquietudes ciudadanas sobre la destrucción de la cobertura vegetal de la Laguna de Cuyutlán, pues de acuerdo con la titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Alicia Bárcena Ibarra, el megaproyecto implicará la pérdida de 222 hectáreas de vegetación, de las cuales 97 son de manglar, 48 de selva baja y 72 de otros tipos, para construir una infraestructura de mil 800 hectáreas con capacidad para recibir hasta 10 millones de contenedores al año.

“Esto significa perder una de las barreras naturales más efectivas contra los impactos del cambio climático, como el aumento del nivel del mar, la erosión costera y la intensificación de tormentas”, señalan las y los manifestantes a su llegada a la explanada del Pez Vela, en el Centro del municipio, justo donde se celebra la Primera Feria para la Concienciación sobre los Tsunamis, organizada por el Ayuntamiento y la Dirección de Protección Civil de Manzanillo.

En su pronunciamiento, el contingente también reitera que la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) presentada hace tres semanas por la Semarnat no contempla los efectos de la ampliación portuaria en su totalidad sino de manera fragmentada, lo que impide vislumbrar la magnitud de las consecuencias en el ecosistema.

“Los estudios ambientales no son integrales; no contemplan los efectos acumulativos de la operación portuaria, la demanda futura de agua en una región en crisis hídrica, ni las presiones urbanas que generaría el cambio de uso de suelo asociado al proyecto. Evaluar por partes no es evaluar con responsabilidad”, señalan.

Por ello, agrupados al rededor de la imponente escultura del Pez Vela y con pancartas con mensajes como “Aire limpio para Manzanillo”, “¿Progreso para quién?” y “La naturaleza no es tu negocio”, piden al Gobierno Federal y Estatal reevaluar el proyecto y considerar las siguientes alternativas para fortalecer el Puerto actual:

  • Optimizar la infraestructura del puerto ya existente
  • Implementar tecnologías que aumenten la eficiencia operativa
  • Mejorar primero la capacidad instalada, en lugar de expandirse hacia áreas naturales
  • Atender la infraestructura vial y urbana ya afectada por la logística portuaria actual antes de aumentar su carga

Al final de la protesta, cuando el sol comienza a ceder y la brisa del mar se convierte en viento fresco, don Miguel descansa en una silla frente a los oradores que toman el micrófono uno a uno. Trae el cansancio acumulado de una larga jornada para un hombre de 70 años, y aún le queda el camino de vuelta a su comunidad, en la capital, pero antes de irse pide a las y los colimenses apoyar las acciones en defensa de Cuyutlán:

“Que se unan para salvar de la destrucción a la Laguna. Yo vine y me gustó. Aquí ando y aquí me voy a quedar”, dice con serenidad.

Don Miguel

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