Lilo y Stitch: cuando la familia lo puede todo

El ojo y la Nube

Por Adrián González Camargo / @adriangonzalezcamargo (IG)

Nota aclaratoria: He escrito el siguiente texto basándome en la adaptación ‘live action’ de Lilo y Stitch que actualmente se encuentra en cartelera. No he considerado los elementos narrativos del filme original, pues el propósito es la revisión de un nuevo texto cultural, independiente que pueda o no desplazar al filme anterior.

En un planeta que está en algún lugar del espacio, una creatura que es consecuencia de un experimento genético que se ha salido de control es condenada a ser expulsada. Una vez en la tierra, esta creatura, que se llamará Stitch, conocerá a Lilo, una niña huérfana que vive en Hawái con su hermana mayor y quienes tienen dificultades emocionales y económicas y, por tanto, la amenaza de perder la custodia y que Lilo tenga que irse a vivir con otra familia mediante la operación y vigilancia del estado, es decir, del servicio social. 

Las interpretaciones sobre este filme son casi tan evidentes, que en muchas ocasiones las narrativas por ser evidentes se disipan y son asumidas de forma sencilla. Así, encontramos que los elementos del filme Lilo y Stitch (2025) nos conducen a interpretar un tema central de la película: la obligación de adaptación de los foráneos como una condicionante para la libertad y aceptación del individuo, quien incluso no tiene un nombre (o denominante) y quien lo consigue a partir de una domesticación. En este sentido, el personaje Stitch, que busca la libertad, aunque en realidad no la busca sino que busca la acción sin reglas ni límites y destruir lo establecido a su paso, sin necesidad o interés alguno de adaptarse sino, por el contrario, que los demás se adapten a su fuerza y ruptura. Es decir, Stitch es el ente salvaje, sin reglas, que ha llegado a un mundo con estructuras y con reglas. 

Lilo, quien también es una desadaptada y en su caso, ciudadana estadounidense, logrará domesticar al alien Stitch. Conviene hacer una nota aclaratoria lingüística: alien significa en inglés ‘extranjero’, ‘forastero’ o ‘ajeno’. Durante muchos años, a partir de filmes que condujeron la resignificación de la palabra ‘alien’, como la saga que justo hicieron las películas “Alien”, colaboró a que asociemos la palabra alien con películas de seres extraterrestres, alienígenas, pues. Es decir, que si pensamos en ‘Alien’ si no somos angloparlantes, pensemos justamente en seres que vienen de un planeta o universo distinto al nuestro. 

En este sentido, Stich es un alien que, en primera instancia, funciona como un ente o una creatura genéticamente modificada por un científico y cuyo comportamiento excede las normas de su sociedad/planeta natal y por tanto, ante la adaptación y forma de control imposible, tiene que ser expulsado. 

Al aterrizar y, además, siendo vigilado y buscado por el científico creador y un acompañante, Stitch tendrá que encontrar alguien que comprenda y que lo domestique. Esto no será voluntad del alien, sino de la receptora Lilo, niña huérfana que solo vive con su hermana mayor, quien a su vez quiere dejar la isla hawaiana en la que viven para perseguir el sueño de convertirse en bióloga marina en una universidad de prestigio.

No hay, pues, mucha sorpresa en las relaciones simbólicas y en las aspiraciones de los personajes como parte de un sistema que conocemos muy bien a partir de la constante narrativa que consumimos cuando vamos a cines comerciales. Este es un sistema que así funciona: quien no tiene dinero, no puede aspirar a una educación digna. Pero, si es mediana o altamente inteligente, puede aspirar a una beca. Y tal vez, ser alguien.

Así, Disney vuelve a funcionar como el aparato ideológico que ayuda al sistema a mantener, subtextualmente o de manera subyacente, la sólida idea de que los foráneos deberán ser domesticados y adaptarse y buscar ser parte de una familia para que ese equilibrio sea la manera en que puedan ser incluidos. 

Y en este mismo sistema, Stitch es el alien que no tiene estructura, cuya lengua incluso no es identificable y quien, curiosamente, nadie se preocupa por adivinar o intentar interpretar. Es Stitch, por cierto nombrado a la mitad de la película por Lilo, quien será paulatinamente domesticado, controlado y acomodado a las necesidades de la pequeña Lilo. 

Y, una vez que esto ha sucedido, será la nueva madre adoptiva de Lilo quien sea capaz de vencer al mismo Estado y convencerlo que la familia es una entidad más poderosa que cualquier entidad y que un alien puede vivir en familia y que una niña huérfana también, y que la hermana puede irse a vivir a otra ciudad a convertirse (ojalá) en una profesionista, y que, al final, todos puedan vivir en santa y armonía pues, como predica Disney, la familia lo puede todo.

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El ojo y la nube
El ojo y la nube
Adrián González Camargo es cineasta, escritor y académico. Estudió el Doctorado en Arte y Cultura por la UMSNH y una maestría en guionismo con la beca Fulbright-García Robles en CSUN. Se ha dedicado a la gestión cultural, producción radiofónica y al análisis de textos artísticos. Es profesor de la Escuela de Humanidades y Educación del Tec de Monterrey, Campus Guadalajara.

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