Together (Juntos): el horror como pretexto

El Ojo y la Nube

Por Adrián González Camargo / @adriangonzalezcamargo (IG)

Advertencia: contiene spoilers.

Together, primer filme del australiano Michael Shanks, es, como tantos filmes de terror, horror y similares, una oportunidad para la subtextualidad de muchos temas, es decir, para no enunciar de manera frontal sino sugerida. El terror/horror ha atestiguado cientos o miles de ejemplos de cómo se pueden abordar temas que otros géneros no pueden abordar. Si pensamos en clásicos como, El exorcista, no pensaríamos en primera instancia en un filme que abordar los problemas mentales de las infancias o el abuso sexual infantil, sino en una posesión demoníaca. Si recordamos Blair Witch Project (El proyecto de la Bruja de Blair), tal vez recordemos que el filme es sobre un grupo de estudiantes que deciden ir por su cuenta a hacer un proyecto escolar cinematográfico (con terrible resonancia en la realidad tapatía), pero no necesariamente pensaríamos que el filme es sobre la juventud castigada al ausentarse de una supraestructura y no tener espacio para la supervivencia; más aún: que esto, tal vez, sea un meta-castigo a los cineastas independientes. Así, podemos revisar muchos casos de películas de terror, horror y casi siempre encontraremos estos elementos subtextuales y temas que abordan los filmes. Together no está exenta.

Esta película se ha publicitado como un subgénero llamado body horror. El body horror se enfoca en lo grotesco, lo antinatural o cambios que causan cierta perturbación del cuerpo humano. Y el body horror, como en tantos filmes de género, se convierten en vehículos que hablan de temas que el género o subgénero suaviza o disipa.

La historia del filme parece sencilla. Una introducción nos alerta de algo que hace que las parejas, animales o humanos, se unan y se adhieran por completo, en una comunidad pequeña. Una pareja joven se muda, viniendo de una gran ciudad. Ella ha obtenido un trabajo como profesora en un instituto. Él es un músico que sigue buscando el momento para lograr algo de éxito. Ella es Millie, él es Tim. Sus amigos le sugieren que puede tener éxito aún. Una vez que la pareja se ha mudado y ellos se convierten en migrantes y nuevos habitantes de un lugar desconocido, tendrán que pasar por un duelo que no termina de consolidarse. O, tal vez, se metamorfosea. 

Los miedos de llegar a un lugar desconocido tienen formas y pulso propio. En vez de pasar por diferentes estadíos de aceptación y rechazo que las parejas migrantes sufren cuando se mudan a otra localidad o ciudad, Tim y Millie van encontrando formas de resolver sin comunicarse entre ellos. Tim internaliza, Millie se desespera. Sin conocer el panorama presente de la pareja, al inicio del filme, la promesa de “algo mejor” se convierte en el tema que se revertirá, como bien sucede en muchos filmes de terror/horror. Al inicio, lo que conduce a la pareja es la seguridad laboral, la curiosidad, pero se convierte en una adaptación a la soledad que no termina de solucionarse del todo. 

En una era en la que la privacidad parece ser el botín que todos tenemos que entregar para recibir un momento de atención, Together parece señalar que hay un verdadero peligro en la pérdida de ese fragmento de la individualidad.

Si el filme fuera un caso de terapia de pareja, se concluiría seguramente que el caso es de codependencia, de una falta de equilibrio en expectativas. Pero también, respetar el famoso ‘juntos, pero no revueltos’. 

Tim y Millie se definen como pareja a lo largo del filme, pero su denominación está acompañada de titubeos. Como si la estructura todavía poderosa del matrimonio fuera una autoridad. Y como si el amor fuera una religión que está en duda. Y, justamente, si el amor es una especie de religión… Together es una campanada satánica. Si durante siglos, el individuo como entidad y en la historia occidental, fue construyéndose para tener un destino propio y parte de estas decisiones fuera elegir una pareja, Together, como una película que roza la distopía, sugiere que hay un lugar donde la pareja solo existirá cuando la individualidad termina por deponerse por completo. 

Sin embargo, hay algunos monstruos que el mismo universo de Together deja pendientes. No implica necesariamente que se proponga una secuela, pues vimos a lo largo del filme diversos seres que merecían explicación. Sin embargo, la taquilla y el mercado podrían promover una extensión del universo.

Together, de alguna forma, hace reconsiderar la idea del amor, que aún no conoce un texto fundacional, pero que se entremezcla en textos fílmicos: amar es la idea de conformar una sociedad dicotómica pero funcional… y lo funcional trasciende lo patológico pues ante todo hay que ser pragmáticos. Con este filme, el amor sugiere que lo mejor es estar juntos, a pesar de nuestras enfermedades o psicopatologías.

Así, la imagen que se volverá seguramente icónica, de dos córneas adhiriéndose hasta convertirse en una, posiblemente resuma más el momento sociohistórico en el que está hecho el filme más que el discurso que el filme promueve, pues dos perspectivas opuestas se auto fuerzan a permanecer para siempre juntas, como un sacrificio y un modo de subsistencia. Metáfora de una vida en pareja, pero también metáfora de una sociedad que combina discursos, ideologías, narrativas y las funde en uno solo, en ocasiones sin ningún otro sentido más que el de seguir vendiendo. O el de seguir adelante.

Así, Together parece converger en ideas como el desprendimiento completo de dos individuos para hacer surgir uno nuevo, pero que no es un hijo de estos, sino un ente completamente nuevo. Y es justo lo que se proclaman ambos personajes, antes de deshacerse de sí mismos para convertirse en algo que no saben qué serán, diciendo como sentencia lapidaria y a manera de testamento: te amo.

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El ojo y la nube
El ojo y la nube
Adrián González Camargo es cineasta, escritor y académico. Estudió el Doctorado en Arte y Cultura por la UMSNH y una maestría en guionismo con la beca Fulbright-García Robles en CSUN. Se ha dedicado a la gestión cultural, producción radiofónica y al análisis de textos artísticos. Es profesor de la Escuela de Humanidades y Educación del Tec de Monterrey, Campus Guadalajara.

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