“Bienvenidos a lo que no tiene inicio ni fin, bienvenidos a la lucha eterna” se escuchó en el altavoz, irrumpiendo la tranquilidad de Plaza Liberación.
A 4 años de la desaparición forzada de los estudiantes normalistas de Ayotzinapa, en Guadalajara, Jalisco se hizo presente un contingente de aproximadamente 300 personas. El rojo y el blanco pintaron los sentimientos y la memoria de quienes asistieron, por un lado la rabia, el coraje, la sangre y por otro, la esperanza, la colectividad, la sociedad civil organizada.
El Parque Revolución, mejor conocido como Parque Rojo, fue el lugar de concentración; los colectivos, las organizaciones e individuales tomaron la Avenida Juárez para iniciar con el recorrido, y justo en la mitad del contingente los estudiantes de la Escuela Normal Rural “Miguel Hidalgo” de Atequiza comenzaron a resaltar con sus playeras blancas. Los números 43 quedaban a la vista de todos, y los mensajes de lucha estaban plasmados en cada playera, manta y cartel. Papel blanco y negro sobre un cartoncillo de más de un metro y medio de altura tenían plasmados los rostros de los 43 normalistas que eran sujetados por la rabia y la memoria de quienes decidieron ser parte del movimiento.
Un grupo de estudiantes sobresalían cargando una manta de gran tamaño con el titulo “Federación de estudiantes campesinos socialistas de México” que como final del escrito expresaba “Por la liberación de la juventud y la clase explotada ¡venceremos!” ( Pié de foto)
A la altura de Plaza Universidad, el contingente se paró y comenzaron a sonar consignas que llamaron la atención de quienes caminaban por el lugar, por un momento el ir y venir de personas se detuvo y los gritos de rabia y justicia fueron los protagonistas. Fuera de la marcha una mujer de mayor edad observaba -dijo ser de Durango-, expresaba su inconformidad: “no es posible que esto siga pasando, o desaparecen o meten miedo.” Pero también expresó su admiración por las personas que iban en la marcha y los calificó de valientes.
El lugar de llegada fue la Plaza Liberación, el contingente se abrió paso entre la tranquilidad aparente del centro de la ciudad. Una media luna se formó por los asistentes y ahora toda la atención era, para quien con el micrófono en mano, hizo uso de la palabra. “Bienvenidos a lo que no tiene inicio ni fin, bienvenidos a la lucha eterna” dijo una mujer que es parte del colectivo Ayotzinapa Somos todoxs Jalisco, para después hacer un pase de lista de los 43 estudiantes de Ayotzinapa.
“Compañeros, no están solos no extraviados en nuestra memoria”, fue frase sacada de un texto que uno de los compañeros de los 43 estudiantes de Ayotzinapa había escrito y al que se le dió lectura en el acto. Las palabras de solidaridad se erguían e imponían entre la Catedral y el Teatro Degollado, desafiaban el ambiente de tranquilidad que había en la plaza creando eco con las consignas.
El mitin terminó, las personas se dispersaron y sólo quedó un señor con su guitarra conectada a un altavoz, las letras de sus canciones despertaron las risas de los presentes, pero el mensaje fue claro: la lucha seguirá mientras haya personas dignas y con memoria.