Desapare (SER):

Lo que significa tener un desaparecido en México

En México hay más de 31 mil personas desaparecidas. Desaparecer, sin embargo, no significa dejar de existir, sigue estando presente para todos quienes lo buscan incansablemente. Los buscadores: madres, padres, hermanas, hermanos, esposas, amigos, hijos, lo hacen convencidos de que hallarán a su ser querido a pesar del atroz panorama de violencia sociopolítica, impunidad y corrupción que impera en todas las dependencias de gobierno que procuran justicia para las víctimas en el país.

El 30 de agosto se conmemora el Día Internacional de las Víctimas de Desaparición Forzada y Zona Docs, periodismo para usarse, publica como acto de memoria, el reconocimiento de la lucha que las familias dan tanto para localizar a sus seres queridos arrebatados, como para impedir que sigan existiendo más injustificables desapariciones en México.

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Debemos de comenzar a rascar la tierra

Mónica lo tiene muy claro, ella va a encontrar a su esposo e hijo como sea que éstos se encuentren. Le urge rascar la tierra pues asegura que ella realiza una búsqueda en muerte. Su hijo, Diego, y su esposo, Jorge, fueron desaparecidos el 19 de septiembre de 2013 en Guadalajara, Jalisco. Ella los busca desde entonces aunque tiene poco tiempo que lo hace de manera pública. Tenía miedo.

 Por las mañanas Mónica enseña a niños de preescolar a ser independientes, le gusta que sus alumnos reconozcan que son capaces de hacer las cosas por sí mismos. Canta y baila con ellos; sin embargo, nadie ahí imagina la tragedia que vive. Tampoco imaginan que después del preescolar, ella dedica sus tardes y noches para recorrer decenas de páginas de internet donde se publican notas que sin tapujos y con pocos criterios éticos muestran la barbarie de la violencia que vivimos.

 Muchos no encontrarían sentido al estar revisando cuanta nota roja sea capaz de soportar pero ella sabe que tiene que hacerlo porque si no lo hace nadie más lo hará. Cuando se busca a un desaparecido de alguna manera se asume una soledad que cala hondo. “Somos unas apestadas”, menciona al recordar como poco a poco se marchan las personas cuando se enteran que se tiene un familiar desaparecido. Por este motivo, ella ha omitido a muchos su tragedia.

 No quiere que la compadezcan, su personalidad reacia no se lo permitiría jamás. Ella no es así, sin embargo, eso no evita que en más de una ocasión sus ojos se llenen de nubarrones ni impide que su voz capaz de incentivar la imaginación de niños se quiebre tratando de entender en qué lugar están los dos hombres que al llegar a casa le tenían preparada la comida y le hacían latir su corazón. Hoy su corazón también late por ellos, por su niño y por ese 

esposo que la hacía reír; late por su hija, la cual también sufre su ausencia. Late porque su vida se ha vuelto una búsqueda constante.

 A Mónica no le gusta engañarse y con voz franca asegura: “mi objetivo está en el SEMEFO (Servicio Médico Forense) y en las fosas… por eso me urge comenzar a escarbar la tierra”, esto se lo repite así misma pero también lo hace con sus compañeras de búsqueda a quienes les grita “truchas chavas” cuando observa que el objetivo de estar juntas se pierde. “Debemos concentrarnos en fosas, ahí seguro encontraremos a muchos de los nuestros”, lo dice con una honestidad total porque la brutalidad de la guerra contra el narco la ha topado con el horror y a ella, no le gusta engañarse.

 La fortaleza de Mónica proviene de su hija, quien es su brújula y termómetro, ella es quien la mantiene firme en su búsqueda. Ambas han aprendido a cuidar más de sí mismas y a crear silenciosas complicidades donde es posible creer que aún pueden ser lo que antes eran, una familia.

 La esperanza para quien busca a un desaparecido es un deseo que se mezcla con verdad; por ello, es que se busca donde sea y como sea. El deseo de Mónica es tener de regreso a Diego y Jorge porque ambos siguen siendo infinitamente suyos. Ella los busca con fervor desde el 19 de septiembre de 2013. NO tiene denuncia porque no confían en las autoridades. Su única certeza es saberse buscadora.

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Darwin Franco
Darwin Franco
Me encanta hacer periodismo y contar con dignidad las historias de quienes confían en mi trabajo. Disfruto ser profesor y aprender de mis alumnas, alumnos y alumnes. Creo que el periodismo es una potente herramienta de paz y esperanza.

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