En la sierra oaxaqueña de Huautla, un grupo de espeleólogos estadounidenses inició en 2014 exploraciones en las extensas cuevas de la zona, sagradas en la cultura mazateca, para la realización de dos proyectos sin informar a las comunidades
Texto: Saraí Piña y Federico Valdés*
Foto: Colectivo Yani Senjte
Equipos de espeleólogos estadounidenses llevan explorando más de 50 años las extensas cuevas de la región de los pueblos indígenas mazatecos, al norte de Oaxaca, en México y, pese a que varias comunidades han negado el ingreso, los exploradores se están apropiando del espacio subterráneo sagrado, lo que vulnera los derechos de los pueblos originarios a su libre determinación.
La presencia de estos proyectos pasó desapercibida por años, pues las visitas coincidieron con el contexto de turismo psicodélico en la zona. Pero en años recientes, las exploraciones subterráneas se transformaron en megaproyectos con varios y crecientes intereses sobre estos territorios.
Actualmente las expediciones a las cuevas son lideradas por el United States Deep Caving Team (USDCT), registrado como entidad legal en Estados Unidos, dirigido por William “Bill” Stone y William “Bill” Steele. Dicha organización tiene dos grandes proyectos de investigación en la región: el Huautla Cave Diving Expeditions y el Proyecto Espeleológico Sistema Huautla (PESH).
Los proyectos del USDCT no han transparentado sus intereses ante los pueblos mazatecos. Sus expediciones han servido para el desarrollo de tecnologías de exploración en ambientes extremos, lo cual involucra a grandes empresas e inscripción de patentes. Han mapeado a detalle los flujos del agua regional, explorando acuíferos que consideran una “mina de oro”, que han planeado extraer para abastecer a la región. Han realizado prospección biológica y extraído especímenes de las cuevas, y hoy buscan desarrollar medicamentos con éstos, mediante un participante relacionado a la industria farmacéutica. Recientemente promocionan la transformación de las cuevas sagradas en sitios turísticos de interés especial.
El PESH inició exploraciones en 2014, sin antes informar y pedir permiso a las comunidades sobre si querían o no este proyecto. Los organizadores extranjeros se atribuyeron el objetivo de explorar, mapear y estudiar todo el sistema de cuevas de la región, con investigaciones científicas de diversa índole en el subsuelo, y contando anualmente con decenas de expedicionarios en terreno. Es un proyecto oficial de la National Speleological Society (NSS), que tiene como política el compartir la información recabada en sus expediciones con agencias gubernamentales de Estados Unidos.
Según han referido algunos habitantes de la región, el PESH se ha presentado con permisos del Ayuntamiento de Huautla y han dicho poseer permisos del Estado de Oaxaca, sin embargo, estos no han sido mostrados a los pobladores.
De acuerdo con solicitudes de información realizadas a vía Transparencia, el Gobierno del Estado de Oaxaca, la Secretaría del Medio Ambiente, Energía y Desarrollo Sustentable de Oaxaca ni el Instituto del Patrimonio Cultural del Estado de Oaxaca cuentan con información sobre el USDCT, el PESH y sus proyectos en territorios mazatecos.
Tampoco el Instituto Nacional de Pueblos Indígenas.
Los pobladores han manifestado desconfianza y enojo con el quehacer de los proyectos de exploración en sus cuevas y tierras.
Las cuevas son muy importantes en la colectividad de los pueblos mazatecos, son lugares sagrados de gran respeto y es delicado ingresar a ellas. A esto se suma la falta de transparencia de resultados de los proyectos, que ha llevado a varias comunidades en distintos municipios a negar el acceso a sus territorios.
En 2015, por ejemplo, la asamblea comunitaria de San Agustín de Zaragoza asentó en un acta de acuerdos, con fecha del 6 de abril, que se oponía a la presencia de espeleólogos extranjeros. El acta dejó en claro que no han visto ningún beneficio tras 50 años de exploración, aunado a que no les han sido presentados los proyectos y resultados de cada expedición durante todo ese tiempo, violando así su derecho a la información y a la libre determinación. Esta acta fue ratificada el 26 de enero de 2019.
El PESH no respetó la decisión de la máxima autoridad comunitaria y continuó con las exploraciones, evitaron ser notados en sus traslados subterráneos, con lo que repitieron el patrón de años atrás cuando el USDCT no dio aviso al transportar explosivos hacia las cuevas. Posteriormente han justificado sus expediciones con el hallazgo de restos paleontológicos, mediante una vinculación con el INAH. Además, han recurrido a espectacularización de los rituales mazatecos para simular respeto. Ahora se encuentran organizando, junto a la Sociedad Nacional de Exploradores, un Festival de las Cuevas a realizarse en Huautla en octubre del presente año, para buscar legitimidad y reforzar sus proyectos e intereses regionales.
Con todas estas acciones el PESH violenta el derecho a la libre determinación sobre las tierras y territorios de los pueblos mazatecos establecidos en tratados y declaraciones internacionales ratificados y adheridos por México: la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas de la ONU y el Convenio 169 de la OIT.
Entre los derechos vulnerados se encuentran los siguientes: aprovecharse de las costumbres y desconocimiento de leyes para arrogarse el uso de tierras indígenas (Artículo 17.3 del Convenio 169); al persuadir actividades que inciden en los planes de desarrollo municipal, lo cual vulnera el derecho de los pueblos a decidir sus propias prioridades en sus procesos de desarrollo (Artículo 7° del Convenio 169); al intrusarse sin permiso a las tierras indígenas y hacer usos no autorizados en éstas, son sujetos a ciertas sanciones por parte de los gobiernos (Artículo 18 del Convenio 169); vulneran el artículo 29.2 de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, al introducir explosivos en las tierras y cuevas mazatecas.
Este artículo esta basado en la investigación “Espeleología y neocolonialismo en la Sierra Mazateca” de Saraí Piña y Federico Valdés.
*Los autores son antropólogos investigadores en la sierra mazateca de Oaxaca. de la Escuela Nacional de Antropología e Historia.