¡Ni uno más! Exigencia tras asesinato de Abel, chofer de Cabify

Abel Solorio González tenía 47 años y fue conductor de Cabify por tan sólo dos días. La madrugada del jueves 18 de julio fue asaltado y asesinado mientras se encontraba ofreciendo sus servicios como chofer.

En repudio a estos hechos, sus compañeros salieron a las calles en caravana y a bordo de sus vehículos de trabajo, para demandar al gobernador del estado Enrique Alfaro: alto a la inseguridad que enfrentan los conductores de servicios de transporte de plataformas móviles, ya que en lo que va del año han sido asesinados 10 choferes (siete taxistas; dos conductores de UBER y uno de Cabify).

Por Dalia Souza / @DalhiaSouza

Fotos: Darwin Franco / @darwinfranco

Ocho de cada diez choferes que trabajan a través de las diversas plataformas que ofertan servicios de transporte privado como: Uber, DiDi, Cabify, Easy Taxi, entre otras, han sido víctimas de algún delito en la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG), así lo afirma una conductora que decidió, por seguridad, mantener su nombre en anonimato:

“De los choferes de plataforma que yo conozco, ocho de cada 10 hemos sido asaltados”.

Abel Solorio González fue una de las víctimas mortales, tenía una semana con su coche y apenas dos días de haberse incorporado a la lista de socios-conductores de Cabify, aunque toda su vida había trabajado como chofer de taxi amarillo, más de quince años, relata uno de sus hermanos:

“Él tenía un taxi, tenía más de quince años manejando su taxi. Juntó un dinerito para comprarse su carro, lo sacó de agencia, nuevecito, un carro Sentra 2019, gris. Cuando se dio de alta en la plataforma, al día siguiente sucedió su desgracia y no es justo. Un día le duró su gusto de estar en la plataforma, un día nomás”

Para Abel, la idea de no pagar una “liquidación” o renta y, con ello, tener su propio vehículo de trabajo, le animaba, más aún cuando sus amigos le dijeron que los tiempos había cambiado y que lo de hoy era: “estar en una plataforma”, así lo recuerda una amiga y compañera:

“Abel había trabajado toda su vida como taxista, nosotros que éramos sus compañeros lo incitamos a que sacara un coche y que comenzara a trabajar en plataforma para que cambiara esa situación, porque el tiempo ya había cambiado. Él decía: -yo toda la vida he pagado liquidación (él pagaba renta del taxi que conducía) y ustedes a final de cuentas van a tener sus carritos-. Lo convencimos y el segundo día que estaba en plataforma es cuando viene el asalto y le quitan la vida”.

Alrededor de 200 vehículos de plataformas como Uber, Cabify o Didi recorrieron las calles de la ZMG para acompañar el cortejo fúnebre de Abel hasta el panteón de Toluquilla en San Pedro Tlaquepaque (Foto: Darwin Franco).

Justicia por Abel

El cariño que tenían por su “Carnalito”, como le decían a Abel sus familiares, llevó a más de un centenar de choferes de plataforma y taxistas a recorrer, junto con la carroza fúnebre que llevaba su cuerpo, algunas de las avenidas principales de la ZMG, para hacer patente el reclamo: ¡Ni uno más, Alfaro! y ¡Justicia por Abel!

La madrugada del jueves 18 de julio luego de haber sido reportado como desaparecido por sus familiares, Abel fue localizado sin vida en una zona aledaña a la nueva central camionera del municipio de  San Pedro Tlaquepaque, Jalisco.

A las 3:00 a.m. de ese día, advierten sus compañeros, se perdió comunicación con él, razón por la cual comenzaron una búsqueda exhaustiva y organizada para dar con su paradero. Primero se localizó el automóvil en un predio en el municipio de Tonalá donde había más vehículos y después, lamentablemente, su cuerpo.

Con el dolor que sólo una pérdida injusta y abrupta puede provocar, sus familiares explicaron que, hasta ahora, sólo se encuentra detenido el dueño del lugar donde se localizó el vehículo de Abel; sin embargo, la Fiscalía General del Estado de Jalisco aún no consigue dar con los responsables materiales del crimen:

“Hubo una persona detenida, el dueño del lugar, pero queremos que haya justicia, porque él debe de saber quién fue el que supuestamente se lo empeñó o se lo vendió; él debe de saber quiénes fueron las personas”, sentenciaron familiares de Abel.

Compañeros y familiares de Abel en su último adiós en el Panteón de Toluquilla en San Pedro Tlaquepaque.

Una despedida entre demandas de justicia, así fue el funeral de Abel

En medio de vítores, porras, honores y llanto, lo único que demanda esta familia en el último adiós a su ser querido es: “Justicia por Abel” y también para todos los choferes que, en el ejercicio de su trabajo, han sido víctimas de la violencia; robo de sus pertenencias y vehículo; desaparición y homicidio; acciones todas que les roban  la tranquilad y la seguridad cuando salen a trabajar en cualquiera de las plataformas digitales que ofrecen servicios de transporte privado. 

“¿Cuántos más quieren?” reclamó en medio del entierro de Abel, una sus hermanas… “porque no es el único”, dijo, ya que como él hay muchos otros que ni siquiera han conseguido volver a casa:

“Hoy perdimos algo muy valioso para nosotros, ¿cuántos más quieren?, esto tiene que parar, diario es una. Hay familias, ellos tienen que salir a traer el pan, entonces qué falta, cuántos más hay, con suerte él fue encontrado, cuántos más hay desaparecidos”.

Por lo tanto, demandó que si la autoridad en el estado no evitó que su hermano fuese asesinado y tampoco puede compensar su pérdida, éste sí debe garantizar que otros de sus compañeros no sean víctimas de la inseguridad en el ejercicio de su trabajo:

“Para nosotros lamentablemente ya no podemos decir “que devuelvan a mi hermano”, es algo que no podemos decir, pero sí me gustaría que hubiera más seguridad con sus compañeros, porque ellos están atrás del volante y están atrás del peligro. Tanto taxistas como todos los que están en plataforma”, precisó.

Un patrón recurrente de inseguridad e injusticia para los choferes de plataforma

Abel ya había sido víctima de la inseguridad y la violencia en al menos dos ocasiones previo a que le arrebataran la vida. Según relata una de sus amigas, tres meses antes, trabajando como taxista, tuvo un incidente donde intentaron asaltarle y dispararon en su contra; si bien, una patrulla de policías estuvo a cargo de la detención de la persona responsable, ésta fue puesta en libertad y no hubo seguimiento al caso:

“Abel hace tres meses tuvo un incidente en el que lo quisieron asaltar y le tiraron dos balazos directamente en la cabeza, pero él se quitó. En ese momento iba pasando una patrulla, esto fue también en la madrugada, la patrulla detiene a la persona que le tiro los balazos, y le dijeron: -no te preocupes, nosotros nos lo vamos a llevar detenido-. Mi compañero traía una usuaria en el taxi que era conocida del asaltante y le dijeron: -lleva a la señorita a donde vaya y nosotros nos vamos a llevar detenida a la persona del arma de fuego-. En lo que la llevó y se fue a la 14, a la Fiscalía, jamás llegó esa persona a detención”.

Un mes antes de su muerte sufrió otro asalto a mano armada por tres usuarios que le abordaron en la avenida Lázaro Cárdenas. A bordo del taxi las personas le despojaron de sus pertenencias y de su vehículo, el cual logró recuperar dos cuadras después del lugar del atraco: 

“Hace aproximadamente un mes, sufrió un asalto en Lázaro Cárdenas, lo abordaron tres usuarios, dos hombres, una mujer y en el camino uno le saca una pistola, otro le saca un cuchillo y lo despojan de todas sus pertenencias e, incluso, lo bajan del taxi y arrancan. Se van con su celular, con su dinero, lo dejan en la calle. Él en su desesperación encuentra el taxi a las dos cuadras, pero sus pertenencias personales no, fue una perdida”.

La realidad, explicó su también compañera de gremio, es que no existen investigaciones que permitan desmantelar las redes de robo de vehículos y asaltos a choferes de taxis o plataformas de servicio de transporte particular:

“Sí levantó una denuncia, pero igual, es un número más. No hay ninguna investigación, no hay ningún seguimiento, no dicen: – sucedió aquí, hay cámaras, podemos pedir las cámaras, podemos ver quiénes son los asaltantes-. No hacen ningún seguimiento fiscalía, no tenemos conocimiento de que haya seguimiento de fiscalía a nuestras denuncias”.

Incluso, señaló que ella misma ha sido víctima de estos delitos que como conductores y conductoras sufren al salir a trabajar cotidianamente tras el volante:

“Nosotros somos choferes que salimos a buscar el sustento de nuestra familia de manera honesta, de manera honrada, pero desgraciadamente la delincuencia a veces no nos deja trabajar. A mí ya me tocó un asalto a mano armada. Cuatro varones. Pero a pesar de haber levantado mi denuncia, a pesar de dar datos precisos, por ejemplo, el uso que hicieron con tarjetas de crédito, diciéndoles: -señores hay cargos a mi tarjeta, en tal establecimiento, hay cámaras-, no hicieron ninguna investigación. Me dijeron: -recuperaste tu coche, perfecto-, hicieron un registro y no abrieron ninguna investigación.

Más allá de ser una omisión en la práctica de procuración de justicia, pareciera que existe un patrón delincuencia que es solapado por las autoridades de seguridad del estado de Jalisco, pues según ha reconocido el gremio de choferes organizados, pese a que hay grupos de personas, zonas de riesgo y recurrencia de los robos, así como, formas de operar identificados y denunciados ante las autoridades, los conductores siguen siendo víctimas de estos delitos:

“Y estos delincuentes que me asaltaron a mí, han asaltado a varios de mis compañeros. Y mientras no los detengan, mientras no haya justicia, mientras fiscalía no se ponga a trabajar, mientras no haga averiguaciones, esto se va a repetir, porque los delincuentes andan en la calle”.

Tampoco hay respuesta de las plataformas que proveen las aplicaciones de servicio; según explicó la conductora, éstas no ofrecen ayuda o seguimiento a las víctimas y a sus deudos; frecuentemente, cuando un chofer denuncia algún incidente, éstas suelen simplemente “darles de baja”, como si se tratase de un objeto que puede desecharse y no de una persona o una vida:

“Hubo un compañero que venía de trabajar y tuvo un accidente en el que hubo una persona que falleció. Lo que hizo la plataforma al reportar el accidente para que llegara el seguro de Uber, fue darlo de baja. No tenemos ningún tipo de ayuda, si quedas herido en el trabajo, si te matan, las plataformas no hacen absolutamente nada. Uno menos, pero vienen más, así que, a ellos, no les afecta en absoluto”.

Para la familia de Abel que hoy llora la ausencia de un hijo, un hermano, un padre, un abuelo, un amigo y un compañero, sólo hay un camino posible: ¡La exigencia de justicia para Abel!

“Lo que nosotros queremos pedirle al Estado es seguridad, nosotros salimos de manera digna a trabajar, de manera lícita sin dañar a nadie; sin embargo, no tenemos la protección del Estado. El Estado ha fallado y desgraciadamente hoy no se conformaron con un asalto, le arrebataron la vida a nuestro compañero y eso es lo que no se vale. Ojalá y en este caso sí se pongan a trabajar y encuentren a los responsables que le arrebataron la vida a nuestro compañero”, concluyó su familia.

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Dalia Souza
Dalia Souza
Periodista apasionada de la radio, comprometida con quienes resisten en la exigencia de verdad, memoria y justicia. Creo que el periodismo es una herramienta para construir paz y cambio social.

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