Nuevas masculinidades = La deconstrucción de la concepción tradicional del “hombre verdadero”.

Por Minerva Plazola / @MineBPlazola

Activista contra la Trata de Personas y el Abuso Sexual Infantil.

Durante la última década del siglo pasado surgieron en Norteamérica diversos estudios socio-antropológicos respecto a la definición de la MASCULINIDAD. Eleonor Faur, opina que tales estudios académicos surgieron como respuesta a la lucha feminista que encontró su apogeo desde finales de los 60´s.* Aunque algunas de estas posturas son antagónicas, puesto que muchas de ellas trataban de desandar el camino ganado por las feministas con la finalidad de recuperar los privilegios “naturales” de los hombres; otras buscaban francamente el reconocimiento de las luchas feministas y encontrar conceptualizaciones justas y sanas de los hombres en la sociedad. Todo ello en medio de rápidos y convulsos cambios culturales y tecnológicos que se vivieron en el último cuarto del siglo pasado y principios del presente.

Esta opinión no pretende abarcar momentos históricos en particular ni tampoco señalar distintas culturas o religiones en las que tradicionalmente la mujer siempre jugó un papel inferior al de los hombres. La intención es, poner un foco sobre las graves problemáticas que socialmente se acumulan debido al reforzamiento de conceptualizaciones que, a lo largo de la historia, ha lastimado no únicamente las emociones de los varones en las sociedades patriarcales, sino que también ha dañado la vida de las mujeres, en aras de reafirmar un falso, pero bien socializado concepto del dominio masculino en nuestros sistemas de organización familiar, institucional, religioso, político y económico.

Dentro del sistema tradicional patriarcal no solamente se establece una única forma de dominación, -hacia las mujeres-, o hacia otras expresiones de la diversidad de género, -homofobia-; también se establecen subordinaciones que no suelen ser tan explícitas pero que prevalecen implícitas en la lógica de la acumulación de capital y se manifiesta en la prevalencia de la dominación de los hombres blancos sobre los hombres indígenas y afrodescendientes.

Las premisas de equidad de género que tanto tiempo y esmero han tomado a innumerables luchadoras sociales a lo largo de cuando menos un siglo, ya se enseñan en los programas de educación básica. También los niveles educativos y el entorno socioeconómico y cultural contribuyen en mayor o menor medida en hombres y mujeres respecto a la construcción de nuevos conceptos de lo que significa ser hombre en la modernidad actual.

Sin embargo, ¿qué sucede en las generaciones “X” y previas a ésta? Nuestra percepción es que, continúa habiendo una fuerte resistencia a la aceptación de nuevos conceptos de lo masculino y del rol de los hombres en la sociedad.

Me parece que es urgente plantear esta reflexión y que pueda permear sobre todo en los hombres situados entre los 35 y 40 años en delante: ¿Vale la pena seguir pensando y afirmando la hombría en arquetipos del pasado, en un mundo donde hombres y mujeres podemos convivir de manera más armónica y justa?

El concepto tradicional de “hombre-dominante”, “hombre-macho” ha favorecido intrínsecamente un grave delito que, en los últimos años se ha fortalecido y se incrementa día con día, la Trata de Personas. Este delito que se ha definido como la Esclavitud del siglo XXI, tiene muchas expresiones, y la concepción hegemónica de la masculinidad favorece en especial la trata para fines de explotación sexual. Me parece relevante hacer estos cuestionamientos a los hombres que fueron criados con anterioridad a la aceptación de la equidad de género. Tal vez, cueste mucho más esfuerzo establecer mejores formas de convivencia y respeto entre géneros, pero sin duda, es necesario hablar de ello hoy, y dejar atrás la falsa concepción de que el hecho haber nacido varón “me otorga el derecho para hacer uso y desuso de las mujeres o inclusive de otros hombres situados en niveles jerárquicos debajo de mi condición”.

Según el Índice Global de Esclavitud (2018) el 71% de las víctimas de trata de personas a nivel global son mujeres. Además, quienes lideran las redes criminales de trata, son varones, y aquellos a quienes está dirigida la oferta de prostitución ya sea de niños, niñas, mujeres y hombres, es también hacia los clientes varones.

El 30 de julio fue declarado en 2013 por la ONU, como el Día Mundial Contra la Trata de Personas. En este contexto, me pareció pertinente proponer esta discusión sobre la mesa y hacer un llamado a los varones, a quienes conozco y a quienes no, a todos los hombres de nuestra sociedad a mirarse ellos mismos, reconocerse como seres vulnerables y a no vulnerar más los derechos de los otros y las otras.

Uno de los lemas adoptados por la campaña para visibilizar la Trata de Personas en México, dice muchísimo respecto al tema que aquí hemos abordado, y es el siguiente: #SinClientesNoHayTrata.

*“Masculinidades y Desarrollo Social”, Eleonor Faur, 2004. UNICEF – Oficina de Colombia. Arango Editores. https://www.unicef.org/masculinidades.pdf

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