Dosis de miedo, amenazas y verdades a medias son las armas contra estudiantes de la FES Acatlán

Era una bella tarde otoñal, el sol era cálido, todos hablaban de la asamblea que se tenía prevista para, entre otras cosas, votar a favor o en contra del paro, aunque en muchas aulas de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán, ya se suponía que el 2 de octubre no habría clases, es algo así como una fecha oficial que no aparece en el calendario, para muchos jóvenes ese sería un momento más para la discusión social y política, lo que no sabían es que los siguientes días marcarían sus vidas: encapuchados armados, autos sin placas tomándoles fotos, las patrullas a su acecho, golpes, pánico, miedo, tristeza, desesperación, decepción, policías tratando de entrar a la FES, un encañonado y el odio de muchos. Esas son unas cuantas cosas que vivieron los jóvenes que se quedaron al paro de 72 horas.

Por Gisela Rodriguez/@MagdaRdz7, Eva Rosete y Rodrigo Martínez/@roomtz

Antes que nada, se debe recordar una fecha dolorosa; 26 de septiembre por la desaparición forzada de los 43 normalistas de Ayotzinapa. Ese día se votó un paro de 48 horas durante la mañana; sin embargo, David Díez -uno de los jóvenes perteneciente a una organización estudiantil de lucha social-, fue estrangulado por Erasmo González, Jefe de Departamento de Vigilancia, cuando el estudiante intentaba subir el edificio de gobierno para informar que se había determinado un paro de labores de 48 horas. La agresión de Erasmo González se puede apreciar en los vídeos que tomaron los alumnos de la Facultad.

La universidad, en un comunicado oficial, no dijo nada respecto a este hecho, pero los medios de comunicación retomaron los vídeos y sacaron la noticia sin decir el cargo del agresor, el único medio en hacerlo fue la revista Proceso, quien menciona que el victimario es parte del equipo de Jurídico; por otra parte, el periódico La Jornada retomó el boletín de prensa de la Facultad donde se explica que el estudiante se iba a caer y Erasmo González, lo tomó de la ropa para “salvar su vida”.

El estudiante agredido interpuso una denuncia en el edificio de jurídico y el Ministerio Público; en ambos casos no le han dado respuesta o solución. Erasmo González, actualmente, se encuentra suspendido de su cargo, pero en los pasillos de la FES dicen que lo han visto en las instalaciones trabajando.

Tampoco se debe olvidar que esto ocurrió durante el cambio de rector en la UNAM donde ocurrió: la reelección de Enrique Graue.

En el caso de la Facultad de Estudios Superiores. (FES) Acatlán sólo le queda un año a Manuel Martínez Justo como director de la FES. Todo esto forma parte del contexto político de la Universidad en el que sucedió la agresión.

Y todo inició

Cientos de jóvenes se congregaron en la explanada, rumoreando sobre si habría o no paro; con el sol en lo alto, inició a la 1 p.m., la Asamblea del 1 de octubre.

La mesa de la Asamblea fue cuestionada por unos y aplaudida por otros; eran jóvenes que no pertenecían a una organización estudiantil, de hecho fue muy ágil, en poco tiempo se votó la propuesta de paro de 72 horas, para la mayoría de los entrevistados fue un tiempo excesivamente veloz la toma de decisión.

Durante la Asamblea, alumnos de ciencias políticas comentaron sobre la agresión a David Díez, al respecto, MVS Noticias publicó una nota donde menciona que los estudiantes organizados participaron en la estrangulación; sin embargo, ellos negaron haber participado en los actos violentos, razón por la que acusaron al medio de comunicación de tergiversar la verdad con sus palabras.

Cuando la Asamblea concluyó, el mitín fue al edificio de gobierno; ahí las autoridades fueron accesibles, cosa que según los estudiantes nunca había pasado. Sin problema, los directivos entregaron las llaves, claro, mientras cinco jóvenes firmaran el documento entrega de recepción. Una de estos estudiantes que prefiere permanecer de manera anónima, dijo que les pidieron sus credenciales y eligieron las que eran más “legibles”; la fotografía que se muestra es la de su credencial.

En todo momento; el empleadp del área jurídica les dijo que todo eso era para tener contacto con ellos en caso de existir problemas y aclaró que nunca se les haría responsables de nada.

En fotografía la identificación de una de las alumnas de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán que estuvo presente durante el paro de labores. Foto: Eva Rosete.

Sólo se pidió una cosa: dejar que el evento de la Sinfónica de los Niños del Estado de México no se cancelara; la Asamblea aceptó y algunos, incluso, acudieron a escuchar el concierto.

Nadie se esperaba que, a la par del soundtrack de Star Wars, se escucharían detonaciones en los edificios A9, A6, COESI y CEDETEC. Los estudiantes tuvieron que salir, Carlos, uno de los miembros de la Comisión de Seguridad, dijo: “Después de una detonación escuché risas”.

Una duda que prevalece sobre los hechos es: ¿Por qué las personas que estaban en el edificio de gobierno no salieron a ver qué pasaba? Éstas permanecieron en las instalaciones hasta que el concierto terminó.

Ya entrada la noche un grupo de estudiantes de derecho, que estaban consumiendo alcohol, agredieron verbalmente a una de las estudiantes, así que los sacaron por seguridad y la respuesta de los futuros abogados fue lanzar el automóvil en el que salían a los jóvenes que cuidaban la puerta.

Cuando los estudiantes creyeron que al fin pasarían una noche hablando de política; ruidos metálicos los desconcertaron, así que fueron a la explanada y vieron ahí a un grupo de encapuchados de entre tres y cinco personas que llevaban palos y tubos. Éstos arremetíeron contra el Módulo de Comercio 3 (y no fue el único, también dañaron un par más cercanos al edificio A9).

Cuando les pidieron parar sus acciones, ellos respondieron que ese era un ataque directo contra los dueños de los módulos y escribieron en los puestos: “¿Por cuánto vendiste tu culo?”, además les dijeron: “Ustedes no se metan porque esto es personal”.

Cuando se dieron cuenta de todas las pintas que tenían firma, que el salón 8115 estaba abierto (antes el cubo del CGH-Rojo), algunos sellos y los vidrios rotos, prefirieron hacer un comunicado a Carlos Rosas, jefe de Servicios a la Comunidad, deslindándose de los destrozos.

Con las sirenas de patrullas sonando durante la noche, ese grupo misterioso de encapuchados (nunca supieron cómo entraron y nunca más los vieron) y el frío de octubre, los estudiantes se fueron a descansar, algunos con miedo y otros consternados.

En una fotografía tomada dentro de las instalaciones de la FES Acatlán se observa una pinta de aerosol verde en la que se lee claramente: “Ataque dirigido a los estudiantes organizados”, en el muro del extremo izquierdo también se ve la leyenda “CGH rojo” en color rojo y con una técnica más elaborada.

Frente a esto, se prepararon para lo peor… y sucedió.

El 2 de octubre, Carlos Rosas contestó al mensaje que mandaron los estudiantes, les pidió no caer en provocaciones; así que la Facultad publicó un comunicado donde hizo hincapié en el diálogo y en el discurso para evitar la violencia.

Pero su pesadilla apenas comenzaba.

Previendo cualquier escenario, la Comisión de Seguridad se preparó para la marcha del 2 de octubre. De la FES salió un contingente que llenó tres camiones (no bajaron a ningún pasajero que ya estaba en la micro y pagaron cinco pesos por persona); mientras que el último de este convoy comenzaba el trayecto, dos patrullas los interceptaron, los policías bajaron con armas largas, les tomaron fotos y preguntaron “¿quiénes son?” y “¿a dónde se dirigen?”.

Cuando al fin salió el camión fueron seguidos por varias patrullas en todo momento.

Patrullas cerca del plantel de la FES Acatlán, detrás del transporte de los estudiantes (Foto: Asamblea General FES Acatlán).

Todo iba bien en la marcha; sin embargo, quienes conformaban el cinturón de paz les decían: “mejor estudien”. Todo fue normal hasta la avenida 5 de mayo, a unas cuantas cuadras del Zócalo, ahí ya se escuchaba la consigna “Porque el color de la sangre jamás se olvida, los masacrados serán vengados”.

Al frente estaba el contingente de Facultad de Arte y Diseño (FAD) y el Bloque anarco punk detrás; los granaderos estaban a unos centímetros de distancia, ahí empezó la fatalidad: una mujer, miembro de la comisión de seguridad, le pidió a un camarógrafo que se apartara del contingente y la respuesta fue un puñetazo en el estómago, pero no tuvo tiempo para recuperarse porque justo un momento después, los granaderos aventaron petardos al contingente, una joven relató: “Un petardo cayó en los pies de un compañero y los míos”.

La comisión de seguridad se dio cuenta de que el peor escenario se había hecho realidad.

Según los miembros de la Comisión de Seguridad, ubicados en la parte frontal del contingente, metieron a parte de los asistentes con el de la FAD; los de atrás lograron correr, pero los que se encontraban en medio fueron encapsulados por parte de efectivos de seguridad pública; el gas lacrimógeno y los extintores fueron lanzados contra los estudiantes, varios de ellos se encapucharon para no respirar el gas. La comisión hizo una barrera entre el contingente y los granaderos, aunque los golpes les tocaron a todos por igual.

Una estudiante cuenta que durante ese momento dos jóvenes cayeron delante de ella y la hicieron tropezar; los granaderos empezaron a aventar más gente y ella quedó debajo de muchas personas.

Otra chica contó: “Ya estábamos encapsulados, teníamos miedo, temía por mi vida, a los compañeros los golpeaban y aventaban al piso…[]… nunca voy a olvidar la imagen de una chava del bloque que se puso entre el granadero y yo… me gritó PASA, PASA, ella recibía los golpes por mí”.

Al final muchos fueron lastimados y el susto de pensar que tal vez no saldrían vivos de ahí.

En la fotografía retomada del comunicado de la Asamblea General se observa a un policía accionar el extintor en forma diagonal y dirigido a un espacio elevado (Foto: Asamblea General). 

Los jóvenes cuentan que el “cinturón de paz” sólo veía las agresiones; las personas que estaban en los edificios contiguos seguían conviviendo entre ellos como si nada pasara a su alrededor.

Quién diría que ese no sería el último susto de muerte que vivirían los estudiantes. Cuando se logró reunir el contingente en la plancha del Zócalo, notaron que faltaba una chica… su hermano estaba desesperado; así que decidió regresar por ella.

En entrevista dijo: “en ese momento que no encontraba a mi hermana sentí lo que sienten las familias con hijos desaparecidos, en verdad es algo horrible”, afortunadamente la chica estaba sana y salva porque logró salir con la FAD.

Todos los medios de comunicación que realizaron la cobertura de la manifestación mencionaron que quienes iniciaron el conflicto eran un grupo de anarquistas, seudo anarquistas o encapuchados;  la acción de la policía sólo fue para evitar que los otros contingentes fueran atacados, así que optaron por salir a su defensa. El periódico La Jornada mencionó a un grupo de jóvenes que se encapuchó en el momento que lanzaron el gas mientras gritaban: “NO A LA VIOLENCIA”, en la noticia además se puede leer que: “algunos de ellos fueron golpeados por los uniformados y por policías vestidos de civil que cubrían sus rostros con paliacates rojos”.

Golpes, forcejeos y al menos un encañonado

En las primeras horas del viernes, los estudiantes creían que ya nada les podía pasar… eran aproximadamente las cuatro de la mañana cuando decidieron hacer algo arriesgado: salir de la Facultad.

Dos grupos de estudiantes, uno en carro y otro a pie, por elección de todos los presentes en la institución, se dispusieron a pegar en los alrededores de la FES, un comunicado explicando lo sucedido el 1 y 2 de octubre.

Una de las chicas que iba en el carro contó que vieron una patrulla en el puente que está frente a la facultad, sobre Avenida Jardines de San Mateo, le hablaron al otro grupo para avisar e inocentemente dijeron que estaban bien,; sin embargo, en menos de dos minutos, una de las chicas que estaba vigilando les comenzó a gritar: ¡COMPAS YA VÁMONOS!

Ella logró ver una patrulla sin los faros prendidos y empezaron a correr… No estaban tan lejos de la entrada principal del FES, pero la única puerta abierta era la del estacionamiento; por otro lado, un joven sin pensar que algo pasaba y esperando un cambio de guardia con otros alumnos, decidió abrir la puerta, cuando escuchó gritos: “¡Abran la puerta!”, lograron entrar, pero faltaba un estudiante; otro chico que vigilaba del otro lado de la acera cuando llegaron a sorprenderlos vio que las patrullas se estacionaron. Según los jóvenes eran: una patrulla municipal, una estatal, una judicial y una antimotines, además de un misterioso carro blanco.

Cuando entraron todos, lo único que les faltaba era cerrar la puerta, pero ¡SORPRESA!, los policías los empujaban para poder entrar… les preguntaban quiénes eran y por qué corrían.

Entre una mujer y un hombre (no saben cómo) lograron pasar la cadena, otro estudiante abrazó los barrotes para evitar que pasaran los policías, entre unos 10 y 13 estudiantes también intentaron cerrar la puerta, pero no estaban seguros si con macanas o bastones retractiles les pegaban… uno de los policías desenfundó y apuntó su arma a un estudiante.

Al final, los alumnos lograron cerrar la entrada y las fuerzas del Estado se fueron.

Los estudiantes sólo lograron grabar unos segundos del suceso porque temían que nadie les creyera. El saldo de ese momento fue: golpes, una mano lastimada (de la chica que sostuvo la cadena) y el terrible miedo de que esos policías ya sabían quiénes eran.

Fotos: Anónimo, imágenes tomadas del vídeo que grabaron cuando se iban los policías

Puras sospechas

Llegó el día de la entrega de instalaciones, eran las 7 p.m., la Facultad estaba limpia, sólo quedaban los vestigios de los destrozos que dejaron los encapuchados, el ambiente era tenso en ese momento porque las autoridades normalmente llegan hasta 30 minutos antes para la entrega de instalaciones, el 4 de octubre, esa hora, sólo había profesores, trabajadores y el equipo de americano.

Cuarenta minutos más tarde llegaron las autoridades juntas alegando que había tráfico, los estudiantes querían hablar sobre lo sucedido esos días, pero los directivos no querían, optaron por no dar el recorrido y ante esa elección la abogada Yareth Pérez Salgado les dijo que de “No seguir el protocolo”, se les haría un proceso legal. Ésta última y Claudia Márquez, jefa de la División de Ciencias Socioeconómicas, les expresaron a los alumnos que era una exageración el miedo que sentían por los acontecimientos de los días anteriores.

Al final, las autoridades sí dieron el recorrido; primero todos juntos, pero corría el tiempo y prefirieron separarse. Durante ese tiempo una profesora les comentó que había infiltrados y ella escuchó cuando entre ellos se decían: “tú contra ese y ese, y yo contra éste y éste”; sin embargo, eso no sería lo único raro esa noche.

Cuando ya se disponían a salir y después de la alerta, contrataron diversos Uber para llegar a sus casas, uno de los entrevistados dijo que fueron pagados por trabajadores de la misma facultad que sabían lo que pasaba.

Mientras los estudiantes se iban, temerosos de lo que pudiera pasar, un profesor grabó las placas de los autos y los rostros de los alumnos, cuando bajaron a confrontarlo se dieron cuenta que estaba alcoholizado.

Para llevar a cabo esta investigación se solicitaron entrevistas a Yareth Pérez, Carlos Rosas y Claudia Márquez vía la oficina de Comunicación Social de la FES Acatlán, hasta ahora se sigue a la espera a que contesten. Su no respuesta responde a la carga de trabajo que tienen, aunque de la petición de la entrevista ya pasaron varias semanas.

De la agresión directa al “condenamos enérgicamente”

En esa misma noche, la FES Acatlán mandó un comunicado donde se menciona que las instalaciones se recibieron con severos daños sin mencionar la hora de la entrega.

Diferentes medios de comunicación por primera vez difundieron la entrega de las instalaciones después de un paro.

Las redes sociales se volvieron la olla express, cientos de usuarios compartieron el comunicado y las fotos expresando el dolor y enojo que sentían por ver ese tipo de actos donde se responsabilizaba a los estudiantes que entregaron las instalaciones, aunque la institución nunca aclaró que esos daños fueron ocasionados por los encapuchados el 1 de octubre y que ya tenían el conocimiento de que existían esos “severos daños”.

El director del FES Acatlán, Manuel Justo también publicó un comunicado en sus redes sociales donde pedía la compresión, evitar el enojo y, por supuesto, mencionó que lamentaba lo que les había pasado a las instalaciones.

Por otra parte, respecto a los módulos de comercio, en entrevistas con los comerciantes, dijeron que la dirección aún no les daba respuesta sobre los daños, mientras tanto los cubren con lonas o la propia mercancía.

Durante las primeras semanas de octubre pasaron cosas interesantes, primero llamaron a citatorio a los jóvenes que firmaron en el paro del 26 y 27 de septiembrñe. Éstos buscaron tener consigo a sus abogados, pero se les negó el acceso al edificio de gobierno, según las autoridades porque la institución es autónoma y lleva de manera interna sus procesos.

El 15 de octubre, por medio de un correo electrónico citaron a los estudiantes que firmaron la recepción, en ambos casos fue una simple relatoría de hechos. Un grupo de profesores de socioeconómicas les dijeron que todo fue un montaje; desde la asamblea hasta el día de la entrega, esto con el fin de crearles pánico, y las autoridades lograron su objetivo.

Correo de citatorio

El STUNAM hizo público el apoyo a la Asamblea General. Además, en el edificio de gobierno les informaron que la relatoría de hechos que dieron el 15 de octuubre sería pasada al director y si él veía alguna “acción reprobable” se procedería jurídicamente.

Los estudiantes temen por lo que pueda pasar, están a la espera de la decisión del director, ellos mencionan que tienen evidencia de que éstos no fueron quienes cometieron los destrozos, una joven externó: “¿Por qué las personas que nos quedamos haríamos esos daños cuando nos van a responsabilizar a nosotros? No es lógico”.

Y todo sigue en marcha, a la espera de la respuesta del Director Manuel Martínez Justo.

Todo inició con un paro de 72 horas, el cual ellos no votaron, ni vivieron para resguardar una institución, no dieron sus vidas en el intento; por ello, creen los estudiantes del paro, no se detuvieron al grupo de encapuchados y esos jóvenes pensaron que lo mejor era dejar la evidencia; sin embargo, cuando temieron por sus vidas siempre se encontraron miembros policiales involucrados.

***

Este trabajo fue realizado con entrevistas a diversos estudiantes que se quedaron en los días del paro; notas de periódicos; videos de medios de comunicación; comunicados oficiales de la FES Acatlán; comunicados de la Asamblea General; acceso a los correos de los citatorios; los comentarios de Facebook en las páginas de la comunidad FES Acatlán y los vídeos de las Asamblea; así como la entrega de la institución el 4 de octubre.

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