Memorial de las marcas de la masacre: una lucha al no olvido

En el marco del 1er Encuentro de Lugares de Memoria y la Construcción de Paz que se llevó a cabo del 20 al 22 de noviembre en el Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Guadalajara, se realizó a la mesa de diálogo “Marcas de la masacre” donde participaron diversos colectivos de familiares de víctimas de la violencia que se encuentran en la lucha activa por el rescate de la memoria y la búsqueda de justicia en lugares marcados por el dolor y tragedia generadas por el crimen organizado.

Presentes estuvieron reunidos diversos colectivos que han sido gestores de la memoria, como: Teresa Hernández y Armando Espinoza del memorial: La Ley de la Verdad en Lagos de Moreno, Jalisco; Serene Berenice Juárez del “El Obelisco” en Allende, Coahuila; Samara Pérez sobreviviente del ataque al Casino Royale en Monterrey, Nuevo León; y Yuriana Armendáriz de la Plaza de la Paz en Creel, Chihuahua. 

Ellas y ellos han luchado contra el silencio, el olvido, la indiferencia y la impunidad; así como por la apropiación y resignificación del lugar donde les fueron arrebatados a sus seres queridos.  

Aquí un recuento sucinto de su lucha y edificación de memoria. 

Fernanda Lattuada /@MariferLattuada 

La Ley de la Verdad (Lagos de Moreno, Jalisco).

El 7 de julio del 2013, los hijos de Ana Teresa y Armando fueron desaparecidos y luego asesinados junto a otros cuatro jóvenes y un adulto en un predio conocido como la “Ley del Monte” en Lagos de Moreno, Jalisco. 

Eduardo Isaías Ramírez Hernández (21 años); Ángel de Jesús Rodríguez Hernández (19 años); Daniel Armando Espinoza Hernández (22 años); José Gerardo Aguilar Martínez (18 años); Rodrigo Espinoza Aguayo (38 años); Marco Antonio Ramírez Cárdenas (19 años) y Cristian Fabián Ávila Cardona (18 años).  

Cuatro años después, los familiares de estos jóvenes lo llamaron “Ley de La Verdad” dando lugar al primer memorial para las víctimas de violencia en el estado. Un mural que plasma los rostros de las siete víctimas dedicado a la reconfiguración y al no olvido ni repetición.  

“Fue muy importante para nosotros que se creara este memorial para exigir la no repetición, para que la gente sepa qué pasa. Y desagraciadamente sigue pasando Finalmente nuestros hijos ahí quedaron. Para nosotros es una forma de que es su tumba, porque ahí estuvieron sus últimos momentos de vida”, expresó Ana Teresa.  

Para Armando, ha sido un proceso de lucha difícil por rescatar la memoria:

“no es nada fácil estar en ese lugar es algo muy fuerte, pero aquí estamos en la lucha para rescatar los lugares y que no haya repetición de estos actos tan crueles.” 

El Obelisto  (Allende, Coahuila).

En Allende, Coahuila, el 18 de marzo del 2011 un comando armado de 60 integrantes del crimen organizado, en coalición con las autoridades municipales, perpetraron la desaparición de entre 42 y hasta 300 personas en 48 horas, entre ellas el hermano de Serene Berenice Juárez.  

En el 2015, como símbolo de compromiso entre la autoridad y la sociedad fue construido el memorial El Obelisco como un acto de reparación para los familiares de las víctimas.    

Dicho memorial representa cuatro aspiraciones: “encontrar a las personas en calidad de desaparecidas, hacer justicia, no tomar venganza y tener una reconciliación de todos.” 

“Nuestros familiares no deben de ser olvidados nunca. Las prácticas de memoria también están presentes, ejemplo de esto es El Obelisco como otra conmemoración a las víctimas, la figura que evoca del alma eterna del recuerdo y la lucha por la verdad”, señaló Serene Berenice.  

Casino Royale  (Monterrey, Nuevo León).

El 25 de agosto del 2011, tres meses después de la masacre de Allende, los mismos perpetuadores orquestaron la masacre del Casino Royale en Monterrey, Nuevo León, la cual cobró la vida de 52 personas entre ellas el hijo de Samara Pérez.  

“Eran las 3:15 de la tarde. Me encontraba al interior del casino junto con mi hijo. Entra un grupo de hombres con armas gritado palabras terribles y rociaron gasolina. Fue la locura, no tenía idea qué situación iba a darse”, narró Samara Pérez, quien sobrevivió al incendio.  

Los familiares de las víctimas han tratado de que perdure el recuerdo de sus seres queridos. Colocaron cruces frente al casino; sin embargo, éstas fueron ocultadas tras la construcción de un parabús frente a ellas, una forma muy burda de querer tapar la realidad, en la opinión de Samara. 

El gobierno de Nuevo León construyó un memorial en el camellón de una avenida de alta velocidad, la cual su tránsito vuelve de alto riesgo intentar cruzarlo y en la actualidad se está cayendo. Para Samara, este no puede ser un lugar de memoria ni algo digno.  

“Es una vergüenza que una situación tan grave en México, que fue señalada de manera internacional, no pueda ser recordado dignamente porque el lugar continúa como una mancha, como un hueco en medio de esta metrópoli que crece y crece”, reiteró Samara.  

Plaza de la Paz (Creel, Chihuahua).

El 16 de agosto del 2008 un comando armado disparó contra los asistentes de una reunión en el pueblo mágico Creel, Chihuahua. Dejó un saldo de 12 jóvenes y un bebé de un año y medio, y a numerosas familias esperando a 11 años de la tragedia una respuesta de los hechos, como a Yuriana Armendáriz, quien perdió a su hermano de 18 años.  

“De manera sarcástica dicen que es un pueblo mágico (Creel) porque desaparecen personas, pasan cosas inexplicables y no se vuelve a saber nada inexplicables porque a la fecha seguimos sin tener respuestas y seguimos buscando la verdad. La justicia no debe pedirse, la justicia debe ser un regalo. Lo cual nunca obtuvimos”, opinó Yuriana.  

Las familias de las 13 víctimas solicitaron conservar ese lugar para hacer un lugar de memoria de aquellos jóvenes “porque parte de su vida ahí se había quedado”. Sin embargo, el aquel gobierno en turno construyó una plaza en términos que dejaron mucho que desear para las familias.  

Actualmente, con la ayuda de una fundación se pintó un mural con los rostros sonrientes de sus seres queridos lo cual resignificó el memorial y la remodelación de la plaza con el gobierno actual.  

“A partir de ese mural se volvió un lugar de memoria viva, un lugar donde de verdad ahora lo visitamos y nos trae paz. Para nosotros es un lugar sagrado, muy significativo ya no sólo porque se haya perdido la vida de tantos hombres, sino por ese gesto de consuelo”, agregó Yuriana.  

Serene Juárez, Samara Pérez, Yuriana Armendáriz, Teresa Hernández y Armando Espinoza.

¿Puede existir reconciliación después de esto? 

En la mesa de diálogo también se habló de impunidad y reconciliación; al respecto, las familias incidieron en que no es posible una reconciliación con las autoridades por la coalición y complicidad que hubo en cada uno de sus casos.  

“En mi caso no es posible la reconciliación, porque hubo complicidad porque había expediente, con los nombres de los asesinos y no hicieron nada por detenerlos, el asesino sigue libre. Nosotros pudimos conseguir el Facebook de uno de ellos, donde él presumía esto”, puntualizó Ana Teresa.  

Yuriana, a diferencia de sus compañeros, opina que sí es posible una reconciliación:

“No podemos seguir peleados con el sistema. Hay que reconciliar con el sistema y encontrar esa paz. Yo lo hice, no puedo estar en contra de un sistema que quizá igual no sea el más justo y digno, pero tampoco puedo estar del lado de los malos.” 

Finalmente, Samara insistió en la importancia de voltear a ver los focos de violencia suscitados en el país y de señalar para fomentar una cultura de memoria, justicia y perseverancia de alzar la voz no sólo en un sentido crítico y de memoria, sino en un sentido de sobrevivencia, además de ellos poder brindar su testimonio de vida y lucha para la no repetición.  

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María Fernanda Lattuada
María Fernanda Lattuada
Reportera apasionada por la fotografía y temas sobre la defensa de la dignidad como: feminismo, migración, alimentación digna y desaparición forzada. Originaria de Tampico, Tamaulipas, pero sus ganas por dedicarse al periodismo la trajeron a Guadalajara.

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