Pandemia y periodismo: la crisis que agravó la violencia

Columna AMEDI Jalisco

Por Rosalía Orozco-Murillo / @orozmur

AMEDI Jalisco / @AmediJalisco

Foto portada: Hans-Maximo Musielik

Desde que inició la pandemia por Covid-19, muchos periodistas cuya labor les ha exigido salir a la calle se han expuesto de manera permanente y latente al contagio del virus. Circunstancia que ha agravado las situaciones de inseguridad y amenazas a las que se han enfrentado de desde hace años estos trabajadores.

Observar de manera directa los hechos, acudir a las fuentes informativas y cuestionarlas de manera personal, investigar y confirmar lo que pasa en el espacio público para producir las noticias que son difundidas en los diversos medios de comunicación a los que usted y yo accedemos para mantenernos informados, son algunas de las tareas esenciales que han realizado decenas de reporteros alrededor del mundo durante esta crisis sanitaria, pese al riesgo que implica salir a la calle en estos días.

En un contexto como el que vivimos actualmente, es fundamental acceder a información confiable y veraz sobre lo que pasa en nuestro entorno cercano, en el país y más allá de las fronteras, de ahí que la labor que realizan los periodistas es más valiosa durante una crisis porque nos ayudan a tomar decisiones más acertadas e informadas sobre las acciones y medidas que debemos implementar para cuidarnos o mantenernos a salvo.

Lamentablemente, en un contexto como el de México, donde de manera constante los periodistas han sido perseguidos, amenazados y asesinados por la labor que realizan, se suma ahora el riesgo que ha implicado dar cobertura puntual y detallada a la pandemia de salud que ha azotado a todas las regiones del país y del mundo.

Informar sobre la realidad y las diversas situaciones complejas que ha desatado la pandemia en los frentes sanitarios y también en los frentes políticos y de inseguridad que vive el país, ha llevado a decenas de periodistas a enfrentar insultos, ataques e incluso la cárcel y la muerte por tratar de asegurar que usted y yo estemos mejor informados.

Con el fin de registrar los riesgos a los que se han enfrentado los periodistas durante la pandemia, las organizaciones internacionales Campaña Emblema de la Prensa, la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) y Reporteros Sin Fronteras (RSF), entre otras, han monitoreado las amenazas y agresiones contra reporteros, camarógrafos y otros trabajadores de los medios de comunicación.

Según la organización Campaña Emblema de la Prensa, 257 periodistas han muerto a causa del Covid en 42 países. Muchos de ellos debido a la falta de protección adecuada cuando realizaban su trabajo. América Latina ha sido la región más afectada en el mundo con más de 100 comunicadores muertos a causa del virus.

De todo el continente americano, México ha sido el país donde más decesos de periodistas ha habido por la pandemia, pues hasta la semana pasada 26 reporteros habían perdido la vida realizando su labor en este contexto de crisis sanitaria. Los nombres de los fallecidos son los siguientes: Jorge Medina, Miguel Ángel García, Alejandro Cedillo, Martha Caballero, Antonio Alvear, Armando Sánchez, Moisés Márquez, Johnatan Arana, Reyes Ramos, Carlos Ramírez, Fabiola Bueno, Ricardo Camacho, David Alvarado, José Luis Ceballos, Clemente González, Jorge Tamez, José Manuel Velarde, José Alonso Roldán, Manuel Cano, Manuel Villegas, Mario Mazón, Jaime Montejo, Roberto Gutiérrez, Rosendo Santos, Sonia Salomé Copca y Uriel Martínez.

El viernes pasado, la Sociedad Interamericana de Prensa informó que había concedido el Gran Premio a la Libertad de Prensa, que otorga cada año a los más de 100 periodistas y trabajadores de los medios de comunicación que habían perdido la vida en América a causa de la pandemia por Covid-19.

Más que otorgarles un reconocimiento póstumo, los medios de comunicación y las organizaciones que los aglutinan y representan, deberían exigir y asegurar que los periodistas y camarógrafos que salen a las calles, lo hagan en condiciones optimas de seguridad sanitaria, laboral y social, pues varias investigaciones han reportado que la mayoría de los reporteros y trabajadores de los medios en México, laboran en precariedad laboral y sin prestaciones de ley como el seguro social, lo que vulnera sus derechos laborales y humanos.

Aunque puede argumentarse que la situación de precariedad laboral que viven los periodistas es reflejo de una problemática generalizada que afecta a la mayoría de los trabajadores en México, esa condición de vulnerabilidad se agrava porque ese gremio es blanco de diversas amenazas y acciones violentas provenientes de grupos políticos, gobiernos y crimen organizado, como lo han señalado en diversos informes las organizaciones Artículo 19 y Reporteros Sin Fronteras, esta última reiteró que nuestro país sigue siendo en el 2020 una de las naciones más peligrosas para ejercer el periodismo en el mundo, sobre todo por la colusión existente entre políticos y autoridades locales “corruptas” con miembros del crimen organizado.

En julio pasado, varias organizaciones de Derechos Humanos del país, denunciaron ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que las situaciones de riesgo que enfrentan los defensores y defensoras de derechos humanos y los periodistas en México, se han agravado a raíz de las medidas de atención implementadas por la pandemia en varios estados del país. Entre las agresiones más comunes que han enfrentado los periodistas están la estigmatización, los bloqueos informativos, la represión y el amedrentamiento por parte de autoridades locales.

En el caso de Jalisco, los habitantes de la Zona Metropolitana de Guadalajara hemos sido testigos de las agresiones ejercidas por el personal de la Fiscalía del Estado contra reporteros de medios locales a inicios de julio de este año. También hemos visto cómo desde el poder ejecutivo, el gobernador del estado ha descalificado a medios y periodistas y ha bloqueado su labor informativa negándose públicamente a contestar preguntas sobre diversos asuntos de relevancia pública.

¿Por qué las autoridades bloquean, limitan y buscan contener de diversas maneras el trabajo que realizan los periodistas?, la respuesta tiene varias aristas, una de ellas es que generalmente a los servidores públicos se les olvida o no les gusta rendir cuentas sobre sus actos y decisiones, menos aún si éstas han sido equivocadas o han afectado el interés público.

Lamentablemente, ni el Estado, ni las organizaciones de medios, ni la mayoría de los ciudadanos, hemos sido capaces de asumir en toda su dimensión que las amenazas y violencias contra periodistas, especialmente contra aquellos que están comprometidos con realizar una labor ética, responsable y profesional para asegurar que todos nosotros estemos informados, no solo afectan a ese gremio, de manera indirecta también nos afectan a los ciudadanos porque dejamos de acceder a informaciones confiables que nos facilitan el conocimiento y entendimiento sobre lo que pasa en el mundo.

Cierro diciendo que el Estado mexicano, mantiene la deuda pendiente de mejorar la respuesta y operación del Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, pues pese a que en enero de 2019, la Secretaría de Gobernación anunció que haría cambios integrales a ese programa, hasta la fecha no se ha informado nada al respecto. Mientras tanto, en el país los agresores siguen asesinando impunemente a periodistas pese a estar bajo la protección de ese mecanismo, como ocurrió el pasado 2 de agosto con el asesinato de Pablo Morrugares en Guerrero.

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