A un año de las muertes ocasionadas por las inundaciones en Bosques de Santa Anita aún no hay justicia ni un alto a las inmobiliarias responsables

En septiembre del 2019, cinco personas fallecieron cuando fueron arrastradas por la corriente de un derrubio en Tlajomulco de Zúñiga. Todas ellas fueron revictimizados por las mismas autoridades que cometieron omisiones en la protección de la población y permitieron la devastación del Bosque de La Primavera.

A un año de su muerte un grupo de vecinos y vecinas organizadas de la zona de López Mateos sur realizaron un acto de memoria donde denunciaron que el gobierno municipal no ha tomado acciones de prevención real para que el desastre no se repita.

Exigen medidas administrativas inmediatas como la ejecución de un Programa de Ordenamiento Ecológico Local sólido, la implementación de una alerta ambiental, la generación de un mapa de vulnerabilidad y señalética que indique riesgos. Con eso dicen: ¡Nunca más a la muerte y la invasión del bosque!

Por Ximena Torres / @ximena.tra

La tarde del domingo 8 de septiembre del 2019, el incesante sonar de las sirenas y la vibración de puertas y ventanas, causada por el helicóptero que sobrevolaba la zona hizo que los vecinos de la parte alta de la colonia Bosques de Santa Anita se dieran cuenta que algo andaba mal. Esa tarde la lluvia no sólo había llenado las calles de lodo, como en el resto del temporal de lluvias de aquel año, sino que había cobrado la vida de cinco personas.

Ese día, Agustín Villaseñor contó a ZonaDocs que había pasado la tarde con familiares, amigos y amigas en la parte alta del Bosque de la Primavera, próxima a la colonia de Bosques de Santa Anita en Tlajomulco de Zúñiga.Cuando Agustín, sus conocidos y conocidas se dieron cuenta de que se acercaba una tormenta, decidieron bajar del cerro por el camino por el que habían llegado, ubicado entre las bardas perimetrales de dos fraccionamientos de la zona. El mismo camino que desde antes de cualquier asentamiento humano es el cauce del arroyo La Culebra.

Los y las excursionistas no volvieron a salvo aquel domingo porque el agua les alcanzó. En cuestión de segundos una ola de residuos forestales y agua, a la que Agustín le calculó metro y medio, amenazó con arrastrarlo todo. A él y a las tres mujeres que iban en su camioneta un vecino del fraccionamiento continuo les ayudo a escapar de la corriente.

Horas más tarde, cuando elementos de Protección Civil y Bomberos de Jalisco descubrían las tres jeeps arrastradas por la corriente, y llenas de escombros hasta el techo, Agustín denunciaba tres mujeres y un hombre desaparecidos: “Son compadres de nosotros”, decía a los vecinos que salían a ver lo que pasaba.

El lunes 9 de septiembre del 2019, la Unidad Estatal de Protección Civil y Bomberos Jalisco dio por concluida la búsqueda de los y las amigas de Agustín Villaseñor. Sus cuerpos fueron encontrados sin vida en San Agustín y algunos hasta la presa El Guayabo, a 12 kilómetros y medio de donde los atrapó el derrubio. Ahí también se encontró el cuerpo de otro hombre de aproximadamente 50 años, que fue reportado como desaparecido tres días antes.

A un año de lo que pasó, el viernes 18 de septiembre, conmemoraron la muerte de las tres mujeres y los dos hombres. Agrupados en el Observatorio Sur de Medio Ambiente y Ciudad, la Colectividad Vecinal Palomar Unido y demás habitantes de la zona, colocaron flores y otras plantas en el Ocelote del camellón de López Mateos Sur y la Avenida Ramón Corona.

Ahí las y los organizadores recordaron que las autoridades no han hecho lo suficiente para evitar que lo sucedido en 2019 se repita, ni para garantizar justicia para las víctimas. Y es que como explica Emmanuel Arreiro, integrante del Observatorio y Palomar Unido, las muertes fueron un daño colateral de las talas, los incendios y la urbanización desmedida que invade cauces del Bosque de la Primavera.

Ese 8 de septiembre, aunque la lluvia no fue atípica, la depredación del bosque y la falta de regulaciones inmobiliarias formaron una bola de nieve de negligencias que arrastró a las personas fallecidas.

El desastre natural se volvió casi imposible de evitar y se anunció meses antes. La calle principal de Bosques de Santa Anita quedó destrozada al menos tres veces, y sobre ella otras personas también fueron arrastradas por las corrientes dentro de sus automóviles, aunque sobrevivieron.

A inicios julio del 2019, dos meses antes de los fallecimientos, el presidente municipal de Tlajomulco de Zúñiga,Salvador Zamora, anunció medidas paliativas que se realizaban en los arroyos La Colorada y La Culebra a través de su cuenta de Twitter. Se desazolvaron las cuencas y se reforzaron los gaviones (canastas rectangulares de malla de alambre llenas de rocas) para asegurar que “las obras ayudaran nuevamente a contener el agua que baja a mucha velocidad”. Obras que días antes fueron destruidas por la corriente de agua y residuos forestales que bajó del cerro.

El Bosque de la Primavera, lugar donde de manera irregular se ha autotizado la construcción de diversos fraccionamientos (Foto: Ximena Torres).

La invasión del bosque

La devastación del bosque se vuelve más notable al pasar los años. Sobre todo, para personas como Gregorio Ortiz, que desde hace quince años es deportista y visitante recurrente de La Primavera. Entre los riesgos más comunes que él identifica está la invasión inmobiliaria de sus orillas, a pesar de que las 30 mil 500 hectáreas son un Área Natural Protegida desde 1980.

Cuando en 2015 nació el Comité Ciudadano del Organismo Público Descentralizado (OPD) para el Bosque La Primavera, los y las expertas calculaban que la mancha urbana del Área Metropolitana de Guadalajara (AMG) tenía el doble de extensión comparada al bosque. Contrario a 15 años antes, cuando la extensión de la ciudad y del área natural era la misma.

“El consumo de suelo urbano empieza a reclamar al bosque parte de su territorio de forma desmedida y desordenada”, decía la Universidad ITESO como integrante del Comité.

Mapas del crecimiento de la marcha urbana del 2000 al 2016 o mapa de susceptibilidad de urbanización del bosque según el Diagnóstico estratégico de la situación del Bosque La Primavera.

Gregorio explica que uno de los problemas de los asentamientos urbanos en zonas boscosas es que provocan que el suelo pierda su capacidad de absorción de agua –un efecto de impermeabilización– y estrangulan los espacios por donde corre el agua.

El artículo tercero de la Ley de Aguas Federales indica que deben existir por lo menos diez metros de espacio libre de cada lado de los cuerpos de agua. Cinco si los cauces no son más anchos de cinco metros. A estos espacios se les llama ribera o zona federal.

Recurriendo a la física para la explicación, Gregorio dice que cuando el agua que avanza a gran velocidad se encajona o entuba se provoca un efecto de succión muy fuerte. Posiblemente igual al que ocurrió la tarde del 8 de septiembre del 2019 en Bosques de Santa Anita.

“El cauce del arroyo La Culebra, que originalmente debería tener un espacio de 20 metros, lo han reducido a 10 metros y luego 4. No conforme con eso lo bardean por seguridad de los fraccionadores. El agua viene del cerro tomando cada vez más velocidad, y en lugar de que desfogue en un lugar abierto, llegando a los fraccionamientos de Naturezza y Bosque Real lo entuban en un espacio de 2 metros de diámetro” dice Gregorio haciendo memoria de los recorridos que ha hecho por el lugar.

Las víctimas a quienes arrastró el derrubio no son las únicas que han usado el cauce del arroyo para subir al cerro. Este es un camino recreativo frecuente entre los visitantes de La Primavera y se usa para llegar a algunos ejidos cercanos.  No siempre hay una corriente de agua que ocupe el espacio y antes de lo sucedidos no había señalamientos de peligro.

Sin embargo, la Unidad Estatal de Protección Civil y Bomberos responsabilizó a quienes sufrieron el desastre natural. “Cabe resaltar que, el accidente ocurrió debido a que un grupo de personas se encontraba realizando actividades recreativas en vehículos todo terreno, conocida como “jeepeada” en el cauce del arroyo La Culebra”, decía el comunicado de la dependencia al día siguiente de lo ocurrido.

Otra manera de destrucción del bosque que Gregorio reconoce es la tala por actividad agrícola, que se nota desde las partes más altas de la sierra, en donde los campos de cultivo se abren en la zona arbolada. Además están los incendios, que generan erosión y mayor desprendimiento de suelo.

Cuando este deportista y sus amigos suben a La Primavera, organizan una actividad que llaman “ensúciate las manos”, en la que recogen la basura que encuentran a su paso. Él cuenta que algunas veces han recogido envases de refresco rellenos de productos altamente inflamables, lo que los lleva a pensar que muchos de los incendios son intencionales.

Sólo de enero a abril del 2019 el OPD Bosque de la Primavera registró 109 incendios en el Área Natural Protegida, 29 de ellos causados de manera intencional. El más severo ocurrió entre el 12 y 13 de abril en el paraje Los Asadores, ubicación cercana a Bosques de Santa Anita. Este fue provocado por quema agrícola y afectó alrededor de mil 934 hectáreas, 74% del espacio total que se incendió en el periodo de tiempo señalado.

Imagen de las inundaciones ocurridas en septiembre de 2019 (Foto: Ximena Torres).

El riesgo de la invasión

En mayo pasado, Luis Valdivia Ornelas, investigador de la Universidad de Guadalajara, declaró que Santa Anita es el mayor foco de alerta del AMG en cuanto a inundaciones, de entre 350 puntos susceptibles. En una rueda de prensa también explicó que esto se debe a los nuevos desarrollos inmobiliarios en a la zona. “Los fraccionamientos al pie de la sierra han modificado el sistema hidrográfico y han urbanizado los cuerpos de agua en las zonas bajas”, dijo el investigador.

Tanto Gregorio Orozco como Emmanuel Arreiro del Observatorio Sur coinciden en que antes de comprar sus casas en fraccionamientos residenciales, los habitantes de las colonias Bosques de Santa Anita y Las Moras, debieron ser consientes e informarse sobre su invasión a los cauces y el bosque.  No obstante, señalan que parte de la responsabilidad también es de las autoridades, que dieron permiso de asentase un área natural, que además es riesgoso habitar.

Esta invasión les cuesta mucho a colonias del otro lado de López Mateos Sur, como La Lagunita en San Agustín. Con el paso de los años y la voracidad inmobiliaria los y las vecinas de la zona han notado que el agua que se acumula en el colector pluvial Vallarta es cada vez mayor.

Y es que, como indica el reportaje “Resistir a las inundaciones: afectaciones y estragos de “las lluvias” en la Zona Metropolitana de Guadalajara”, ese canal es el único punto de desfogue para los escurrimientos que provientes de los más de 100 fraccionamientos construidos en las orillas del bosque.

“La diferencia con La Lagunita es que, al ser una comunidad de más bajos recursos (que Bosques de Santa Anita), los vecinos no tuvieron un mapa de opciones gigantesco para elegir dónde vivir. Lamentablemente a quienes más afecta que no haya regulación sobre el medio ambiente y la protección al territorio, es a las comunidades de menores recursos”, dice Emmanuel Arreiro.

Desde antes del incidente en el arroyo La Culebra, los integrantes del Observatorio Sur han buscado dialogar con las autoridades para exponer sus señalamientos y exigencias, pero han encontrado la puerta cerrada, sobre todo con el presidente municipal.

“Parece que para Tlajomulco el medio ambiente, la salud y la vida de las personas no son prioridad”, expresan en consecuencia.

La organización de la sociedad civil denuncia que aun con las muertes del 2019, las autoridades no han puesto en marcha medidas de mitigación administrativas, sólo de ingeniería. Explican que lo que se ha hecho es un paliativo que da una falsa sensación de seguridad, pero no ataca el problema de raíz, y ellos no están dispuestos a permitir que haya “nuevos errores maquillados con estas obras”.

Algunos árboles del Bosque de La Primavera aún muestran los estragos de los incendios ocurridos en 2019 (Foto: Ximena Torres).

Las medidas paliativas de ingeniería

Entre las medidas que las autoridades de Tlajomulco han tomado según el registro del Observatorio Sur de Medio Ambiente y Ciudad, está la construcción de gaviones y colectores dentro del Bosque de la Primavera. Además de la repavimentación de la calle principal de la zona: Boulevard Bosques de Santa Anita.

Sin embargo, los vecinos y vecinas organizadas han expresado su preocupación sobre estas acciones paliativas que no contemplan futuras talas, incendios o más construcciones invasoras de cauces. Incluso contemplan que la falsa sanción de seguridad provocada con la aparente disminución de las inundaciones puede ser un estímulo para urbanizar más el bosque.

Con menor capacidad para resistir a las nuevas condiciones, las obras de ingeniería serían insuficientes para resguardar a la población. Eso podría provocar derrubios peores a los del año pasado y en consecuencia, la pérdida de más vidas. Si eso sucede, las autoridades tendrán gastos continuos que ni siquiera estarán direccionados a obras de protección real.

Emmanuel Arreiro, como estudiante de la maestría en Gestión Territorial y Medio Ambiente de la Universidad de Barcelona, explica adicionalmente, que las medidas de ingeniería deben aplicarse sólo como última opción por dos razones: provocan más desequilibrio ambiental y existe el riesgo de que no funcionen. Así como sucedió en 2019 cuando el presidente municipal de Tlajomulco anunció el fortalecimiento de gaviones y meses después, el 8 de septiembre, no sirvieron para contener el agua.

“No le vemos pies ni cabeza a lo que están haciendo si no va acompañado de medidas administrativas para decirle a los desarrolladores ya no más” dice el mismo integrante del observatorio.

Acto de memoria para las víctimas de las inundaciones de septiembre de 2019 (Foto: Observatorio Sur y Colectividad Vecinal Palomar Unido).

Las exigencias de las y los vecinos

Los integrantes del Observatorio Sur, la Colectividad Vecinal Palomar Unido y demás habitantes de la zona de San Agustín y de López Mateos Sur exigen cinco acciones administrativas principales a las autoridades de Tlajomulco de Zúñiga:

  • La actualización y ejecución de un Programa de Ordenamiento Ecológico Local (POEL) sólido que marque un cese total e inmediato a cualquier construcción en las áreas arboladas que aún quedan,
  • La implementación de una alerta de alta tecnología para advertir la venida de corrientes de agua, inundaciones y otros riesgos,
  • La generación de un mapa de riesgo y vulnerabilidad de la zona,
  • Rutas de evacuación con la señalética necesaria y
  • Juicios de lesividad para revertir los permisos de urbanización otorgados en el Bosque de La Primavera o sus orillas.

El POEL es una herramienta de escala municipal que regula el uso del suelo con el fin de proteger el medio ambiente de cualquier actividad que lo vulnere y para planear nuevos asentamientos humanos.

En Tlajomulco de Zúñiga el programa existe desde 2010 y fue renovado en 2017, aunque los y las vecinas consideran que se debe actualizar porque su regulación es débil y ha servido a los intereses de las inmobiliarias para urbanizar más el bosque.

Muestra de ello es que, según el Programa de Ordenamiento, es 86.4% improbable que la zona en la que se encuentran las colonias Bosques de Santa Anita y Las Moras se inunde. Además, 14% de ella todavía era apta para urbanización hasta 2017. Por su parte, 16% de la de zona de San Agustín todavía era apta para urbanizarse y era 63.6% improbable que se inundara.

“Sí tuviéramos un POEL firme podríamos ir a los juzgados, denunciar que el ayuntamiento dio permisos e hizo caso omiso cuando denunciamos que un fraccionador estaba construyendo sobre una zona de vulnerabilidad. En la actualidad tenemos que ir con otras figuras de protección y a los abogados se les hace cada vez más difícil porque tienen menos herramientas legales” explica Emmanuel sobre la importancia de la herramienta administrativa.

En los últimos años los y las vecinas se enfrentan a la construcción de nuevos fraccionamientos, como Vicenza Residencial de la inmobiliaria Ruba y El Edén de los desarrolladores Tierra y Armonía. Ambos ubicados detrás de Bosques de Santa Anita. En el cerro de El Tajo, la Unión de Colonias de la Puerta Sur ha desarrollado acciones legales contra la urbanización Santa Anita Hills, que está detenida desde hace casi seis años.

Por su parte, la implementación de una alerta para advertir riesgos se puede llevar a cabo con la medición de las precipitaciones, las corrientes de los arroyos y demás condiciones meteorológicas. De esa manera las personas que viven en zonas de riesgo sabrán si es mejor quedarse en casa, evacuar, identificarán espacios de mayor altura y podrán llevar a cabo otras medidas de protección necesarias en cada ocasión.

Aunado a esto, el mapa de riesgos y vulnerabilidad indicará las zonas propensas a sufrir desastres naturales, y con ello podría evitar más desarrollos inmobiliarios.

La lucha a favor de estas medidas ha sido larga y los y las vecinas ya no están dispuestos esperar. Por eso planean presentar una queja ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco, para señalar las omisiones de las autoridades de Tlajomulco, que ponen el riesgo sus derechos a la salud, medio ambiente sano y vida.

“Sin lo antes mencionado y lo que expertos pudieran sumar, vemos las obras (de ingeniería) como un paliativo que no tiene realmente injerencia en la prevención.  Tiene que existir corrección sobre lo que ya está urbanizado y protección sobre lo que aún puede evitar urbanizarse, de lo contrario los riesgos naturales seguirán siendo un gran costo, para un gobierno casi incapaz de cubrirlo, y gran dolor para la ciudadanía” dice el mensaje del Observatorio Sur.

Los y las vecinas dicen nunca más a la pérdida de vidas y la destrucción del Bosque de la Primavera debido a la falta de políticas de prevención, y están luchando por conseguirlo.

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Ximena Torres
Ximena Torres
Estudiante de periodismo, fotógrafa y reportera feminista trabajando por hacer el periodismo en el que creo. Interesada en temas como justicia para las mujeres, salud, movilidad e interculturalidad. Ganadora del Premio Jalisco de Periodismo 2019.

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