El miedo como política electoral 

Sentipensares. 

Por Denisse Quintana / @DenisseQ00 

Cuando le preguntamos a cualquier persona cuál es el principal problema en su entorno, la gran mayoría responde que la inseguridad, según el INEGI*, el 68.2% de la población en México lo consideramos, y no es como si carecemos de motivos. 

A lo largo de los años, nuestro país y Jalisco en particular se han sumergido en una guerra que no pedimos. Una guerra que se ha llevado a familiares, a seres queridos y, al final de cuentas, a personas; como tú y como yo. Una guerra de la que poco se habla, y mucho se sufre. 

Una situación que nos adolece a todas y a todos, y que hemos visto recrudecer con el paso de los años y los pasos del ejército en nuestras calles. Aunque el suceso que ocurrió ayer en Zapopan me motivó a hablar del miedo que siento a habitar mi entorno, no podemos ignorar que es una realidad con la que hemos convivido durante mucho tiempo, y que, como un mecanismo de autodefensa, o un esfuerzo porque el miedo no tome el poder de nuestra vida, hemos tratado de callar y temer en silencio. 

Llamamos a no normalizar que un comando armado irrumpa en un restaurante a la 1 de la tarde en una de las zonas más ricas de la ciudad, pero al mismo tiempo nos despertamos con noticias de balaceras, de fosas clandestinas y de descubrimiento de cuerpos en las mismas calles que pisamos al caminar hacia la tienda. Meses atrás, me quedé haciendo tarea hasta entrada la noche, y escuché una ráfaga de balazos a tan sólo unos metros de mi calle, también, la finca que se encuentra frente a mi casa fue clausurada hace unos años al encontrar un cuerpo de una persona que fue previamente secuestrada. 

Escribo esto con la única legitimidad de una mujer que tiene miedo, un miedo latente, a caminar las calles que le pertenecen, que nos pertenecen. Es un miedo con el que he crecido y al que tomo en cuenta en casi todas las acciones que hago. Y así como yo, todas las personas vivimos con miedo a que nos arrebaten lo que más queremos. 

Tras los hechos ocurridos ayer se han desencadenado una ola de noticias falsas, de lamentables declaraciones, pero, sobre todo, de una mezquindad política por parte de quienes no pueden visualizar en la tragedia algo más que la lucha por el poder. Si no podemos reconocernos en las víctimas, si no podemos abrazarles como vidas que tienen el derecho a habitar su espacio por el mero hecho de ser personas, quiere decir que no tenemos el sentido más básico de humanidad que nos permita hacer comunidad política, y el frivolizar la vida de los demás es una muestra de la banalización de lo humano. 

La insensibilidad y la búsqueda de capital político a costa del miedo son parte de la política sangrienta que ya no queremos ni necesitamos. 

Esto me lleva a visibilizar algo que me molesta y que no quiero normalizar, así como me obligó a no normalizar la situación de violencia que vivimos. Nuestro miedo no es una estrategia política con la que se pueda lucrar, no es una acusación de un candidatx a alguien que se encuentra en el poder, o de un partido político que busca el poder hacia otro partido que lo ostenta y administra. 

No quiero que mi miedo sea usado como campaña de publicidad política para desprestigiar a otra persona o partido, quiero que me expliquen cómo pretenden resolver el problema sin seguir llenando las calles donde jugamos con militares y armas largas. 

Aclarando, no estoy en contra de que se cuestione la responsabilidad política de la toma de decisiones que cada vez nos adentran más en la boca del lobo. Pero de eso, a usar el miedo que siento cuando camino por las calles como un intento de convencerme de que “tal” partido no sabe gobernar y “éste” partido es mejor, es meramente inhumano. 

A cinco días de que cierre el periodo de precampañas, y a unos meses de que den inicio las campañas políticas, las personas que buscan un espacio de representación y de toma de decisiones deben asumir la responsabilidad de que no van a poder culpar a nadie más cuando se sienten en esa silla. ¿Cuál es su plan?, ¿De qué sirvió lucrar con el miedo de las personas si se llega a un espacio de cambio y no hay una ruta? 

El individualismo político es un peligro que no podemos dejar de lado. La situación de violencia(S) nos rebasa, y es algo que no se podrá solucionar si no se acepta y se reconoce como responsabilidad de todos los órdenes de gobierno, poderes del Estado y personas que buscan ocupar los mismos. 

Por mi parte, quiero dejar de creer que vivir sin miedo es una utopía, y quiero empezar a abrazarlo como una esperanza. Y eso solo podrá cimentarse si tengo propuestas realistas, firmes e innovadoras de las que pueda abrazarme e imaginar un mejor porvenir. 

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Denisse Quintana
Denisse Quintana
Denisse Quintana. Persona, mujer, estudiante de Administración Gubernamental y Políticas Públicas por la Universidad de Guadalajara. Mi pasatiempo favorito es habitar el entorno. Me pueden contactar por mi twitter: @DenisseQ00

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