La lucha por la emancipación vs feminismo burgués

Desde Mujeres

Por Gracia Morales / @DesdeMujeres

En estos últimos años, la lucha feminista se ha visibilizado mucho más en todos los espacios, ha tomado poder, en donde cada vez niñas y mujeres jóvenes se unen al llamado. Sin embargo, me deja pensando ¿de qué manera se han acercado y que discurso es el que ha hecho que ahora las generaciones más jóvenes sean quienes estén abanderando la causa por los derechos humanos de las mujeres? 

Es importante decir que este texto no se basa en la generalidad, se basa en experiencias personales y reflexiones que como todo, son cambiantes y que posiblemente más de una se vea reflejada en estos pensamientos. El feminismo blanco, o feminismo burgués, es aquel que lleva como bandera el liberalismo y la individualidad, que feministas como Angela Davis han cuestionado en reiteradas ocasiones, porque dentro de la lucha en la historia universal a las mujeres indígenas, negras, de la clase obrera, mujeres trans no se les ha incluido, al contrario, se les ha segregado bajo el falso precepto de que existe un solo sujeto político “mujer”, sin reconocer que las mujeres somos diversas y que nuestras opresiones pasan por contextos y luchas distintas.

El feminismo blanco, posiciona temas que resultan no tan incómodos para la sociedad, donde desde el privilegio se llevan discursos que en ocasiones suelen ser misóginos, racistas y clasistas. De ahí surge mi cuestionamiento. ¿De esa manera queremos que las más jóvenes se unan al movimiento? ¿Qué discursos estamos usando para qué en lugar de vernos como un movimiento emancipatorio de todas las formas de opresión, insistan en que buscamos igualdad en donde no caben todas, únicamente las que pueden romper el techo de cristal? 

Si, en los últimos años el feminismo ha puesto sobre la mesa temas fundamentales como el machismo, la misoginia y la violencia hacia las mujeres y seguramente todas nos hemos sentido identificadas porque la mayoría, sino es que todas, hemos vivido alguna situación de violencia, desde las más leves hasta las más graves y si nosotras no hemos vivido algo así, conocemos a alguien que si. Sin embargo, me llama la atención que al poner estos temas sobre la mesa, se deje a un lado la relación que tiene todo esto con el patriarcado, el capitalismo y el neoliberalismo, como si estos temas no fueran directamente enlazados. 

Recordemos que el neoliberalismo ha roto todas las formas de relacionarnos con el mundo, en donde predomina la desigualdad, el crecimiento económico a costa de los derechos humanos de las personas, poniendo por delante los intereses del capital y de la clase dominante, limitando la capacidad de la redistribución tanto política como económica, entonces es posible afirmar que el feminismo no se salva de esto.

Las teóricas feministas a lo largo de la historia como Clara Zetkin, Alexandra Kollontai, dedicaron su vida no nada más a señalar el papel dominante del hombre hacia la mujer, sino también en la lucha contra la explotación y opresión de la clase trabajadora, en donde las mujeres buscaban la emancipación, ya que su opresión viene no nada más por su clase social, sino por su color de piel, su sexualidad, su género o su etnia. Sin embargo, esta teoría al pasar de los años se va desvaneciendo con la segunda ola, en donde más que verse como un movimiento emancipatorio, se refleja más el servicio de las necesidades del capitalismo.

Y eso es algo que podemos ver hoy en día con el feminismo burgués, que antepone la individualidad con el famoso “empoderamiento” o propone únicamente hablar de temas como la despenalización del aborto, sin hablar de justicia reproductiva, con argumentos discriminatorios, o que habla de la violencia hacia las mujeres como un problema exclusivamente de nosotras, o cuando se cree que la violencia de género no está relacionada con los derechos sexuales y reproductivos, con este raro fenómeno de “feminismo próvida” o con centralizar la lucha feminsta dentro de las grandes ciudades.

Las mujeres jóvenes y niñas necesitan saber que el feminismo es mucho más que usar un pañuelo verde o un pañuelo morado, necesitan conocer teoría, pero sobre todo, necesitan reconocer que la lucha no comenzó ayer y que si la lucha no incluye a todas las mujeres diversas y no tiene conciencia de clase, entonces no es feminismo. 

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