«Cuando despertó…

La calle del Turco

Por Édgar Velasco / @Turcoviejo

… el dinosaurio todavía estaba allí», escribió Augusto Monterroso en la que es, quizá, una de las piezas literarias más conocidas de la lengua española. La brevedad del relato creado por el escritor guatemalteco —apenas siete palabras— contrasta con la cantidad de posibilidades que se abren en la mente del lector, preguntas cuyas respuestas bien pueden encontrarse antes o después del misterioso despertar. 

Ha pasado casi una semana de las elecciones y, análisis y reflexiones y memes aparte, lo cierto es que, como el protagonista del relato de Monterroso, hemos despertado de la pesadilla de las campañas políticas para darnos cuenta que la realidad, nuestro aterrador dinosaurio, sigue aquí.

Por ejemplo, los guerrerenses han despertado para encontrarse con que Félix Salgado Macedonio está ahí, al lado de su hija, gobernadora electa de Guerrero, como un permanente recordatorio de que será él quien gobierne aunque sea su hija quien firme los documentos. 

En Nuevo León despertaron para encontrarse que Samuel García seguía ahí, encumbrado, a pesar de su dolorosa juventud de resaca en el campo de golf, a pesar de su machismo plasmado en un video viral, a pesar de que su campaña y su discurso fueron construidos desde las agencias de comunicación favoritas del gobierno de Jalisco.

Los mexicanos despertamos para enterarnos que Margarita Zavala y Gabriel Quadri ganaron la elección en sus respectivos distritos y por lo tanto obtuvieron un escaño en San Lázaro para la siguiente legislatura. Como si no fuera suficiente con los perfiles individuales de ambos, resulta todavía más ofensivo la vía por la cual obtuvieron sus curules: a través de la alianza del PRI, PAN, PRD—la única alianza de izquierderecha del mundo, o algo así, suponiendo que al PRD le quede algo de izquierda— quienes demostraron que el hambre de poder puede más que cualquier principio ideológico o creencia. 

Los jaliscienses despertamos para descubrir que, como dice la canción, aquí todo sigue igual. Con la certeza que da ser el benjamín del gobernador, Pablo Lemus se llevó Guadalajara y, con la misma lógica e inercia, Juan José Frangie se hizo de Zapopan. Continuidad, dicen, y entonces lo único que podemos esperar es que sigan talando árboles en el Nixticuil para que florezcan sendos fraccionamientos inundados —de mi se acuerdan—; que los asaltos a mano armada sigan ocurriendo a plena luz del día en el primer cuadro de la ciudad; que los autos sigan amaneciendo sin computadoras o cristaleados; que vecinos y comerciantes de la colonia Americana—que a media semana firmaron un comunicado para quejarse por la inseguridad— sigan padeciendo una inseguridad de la que son ejemplo, pero para nada un caso excepcional.

En Jalisco despertamos para ver que en todos los gráficos posteriores al día de la elección somos territorio naranja. Esto significa que el gobernador Enrique Alfaro tiene un cheque en blanco para seguir con sus disputas con el gobierno federal, un cheque que, por cierto, piensa seguir usando: mientras, como ya decíamos, la tala del Nixticuil sigue y sigue, Alfaro prefirió voltear para otro lado y quejarse de que el gobierno federal andaba queriendo meter mano en La Primavera. Seguro se enojó porque sus amigos no iban a poder sembrar agaves.

Despertamos y el dinosaurio de las desapariciones todavía está aquí.

Despertamos y los ecos el Halconazo de 1971, reverberados en el Fiscalazo del año pasado, todavía están aquí.

Despertamos y la falta de agua todavía está aquí.

Despertamos y las y los políticos todavía están aquí, serviles y dispuestos a ser viles con tal de seguir viviendo del erario.

Despertamos.

Aunque el de Monterroso, ya lo escribí arriba, es uno de los relatos más cortos de la literatura española, no es el más breve. Le supera otro cuento, éste del mexicano Luis Felipe Lomelí, que también viene bien para este periodo postelectoral (y para la vida en general). Se llama “El emigrante” y dice:

«—¿Olvida usted algo?

—¡Ojalá!».

 

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La calle del Turco
La calle del Turco
Édgar Velasco Reprobó el curso propedéutico de Patafísica y eso lo ha llevado a trabajar como reportero, editor y colaborador freelance en diferentes medios. Actualmente es coeditor de la revista Magis. Es autor de los libros Fe de erratas (Paraíso Perdido, 2018), Ciudad y otros relatos (PP, 2014) y de la plaquette Eutanasia (PP, 2013). «La calle del Turco» se ha publicado en los diarios Público-Milenio y El Diario NTR Guadalajara.

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