Conforme al Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), que colaboró en el análisis de restos óseos hallados en la zona y en la selección de las muestras para procesamiento genético en Innsbruck, el informe otorgado por la universidad europea arrojó un perfil genético completo:
“los datos genéticos nucleares tienen al menos un billón de vecesde veces más probabilidades de ser (…) de un hijo biológico de la madre y del padre y de un hermano biológico completo (…) de las hermanas y el hermano de Jhosivani Guerrero de la Cruz en comparación con que los restos no identificados sean originados por un individuo no relacionado”.
El EAAF, mediante un comunicado publicado en su página oficial, confirmó que por su cuenta realizaron un dictamen de genética complementario, con cálculos estadísticos adicionales sobre probabilidad de parentesco y genética poblacional, que arrojó “un porcentaje de parentesco superior al 99,99%, teniendo en cuenta las variables estadísticas aplicables a este caso”.
De acuerdo al abogado de las madres y padres de los 43 normalistas, Vidulfo Rosales, se trata de los primeros resultados que otorgan evidencia científica del paradero de uno de los 43 normalistas desaparecidos de manera forzada, el 26 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero.
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En relación a esto, el EAAF recordó que, en su momento, señaló que consideraba esos resultados no eran concluyentes:
“Los resultados de 2015 se alcanzaron por la coincidencia genética mitocondrial hallada por el laboratorio de Innsbruck entre la muestra recuperada entonces y los familiares de Jhosivani Guerrero de la Cruz. Esa coincidencia era baja en términos estadísticos, por debajo del umbral de certeza necesario para considerarla aceptable. En cambio, los nuevos resultados de 2021 del laboratorio de Innsbruck sobre la muestra en cuestión los restos hallados se alcanzaron gracias a la recuperación de ADN nuclear, que es resultante de la combinación única de un padre y una madre, y pueden alcanzar valores de probabilidad de parentesco de 99,99% o superiores. Esta diferencia fue explicada en detalle a la familia Guerrero de la Cruz”.
Los restos del normalista desaparecido de #Ayotzinapa Jhosivani de Guerrero fueron identificados por Innsbruck. En 2014 el gobierno dijo Jhosivani había sido desollado pero se trataba de Julio César. En 2015 PGR dijo que encontraron sus restos en un basurero y tampoco fue cierto. pic.twitter.com/AQKENiSoTe
— 𝓐𝓷𝓭𝓪𝓵𝓪𝓵𝓾𝓬𝓱𝓪 (@Andalalucha) June 15, 2021
En julio de 2020 también se informó que un resto óseo de Christian Alfonso Rodríguez Telumbre había sido hallado en una barranca de Cocula, Guerrero, y que tras un análisis genético, éste había dado positivo.
Sobre esta identificación, el EAAF agregó que entre los nuevos resultados reportados por Innsbruck:
“Otro resto óseo (fragmento de calcáneo) reasoció genéticamente con los familiares del joven Christian Alfonso Rodríguez Telumbre. En julio de 2020, ya se había informado públicamente que un fragmento de hueso encontrado también en La Barranca de la Carnicería tuvo una coincidencia genética con la familia del joven Christian”.
Con este segundo análisis y el de Jhosivany, son ya dos restos óseos recuperados de la Barranca La Carnicería que han dado positivo.
Mercedes Doretti, fundadora y directora para Centro y Norte América del EAAF, sobre estos hallazgos señaló:
“Estos resultados son extremadamente dolorosos para los familiares del joven Jhosivani Guerrero de la Cruz. Le expusimos a la familia por qué estos resultados son concluyentes. A la familia de Christian Alfonso Rodríguez Telumbre le informamos lo que significa una ´reasociación´, cuando luego de una coincidencia genética aparece un nuevo resto, como este caso. Como EAAF, apoyamos los resultados enviados desde la Universidad de Innsbruck para ambas coincidencias genéticas. El EAAF seguirá trabajando junto a las familias de los 43 estudiantes, sus representantes legales y la Unidad Especial para el Caso Ayotzinapa de la FGR para llegar a la verdad de lo ocurrido.”
Joshivani Guerrero de la Cruz tenía 20 años cuando fue desaparecido junto con sus compañeros por elementos de la policía municipal de Iguala, Guerrero; él era originario de la comunidad de Omeapa en Tixtla, Guerrero. Su búsqueda incansable corrió a cargo de su madre, Martina, campesina de 54 años, que siempre fue crítica del actuar del Estado respecto de la desaparición de su hijo y sus 42 compañeros.