Quién es quién en las mentiras: Un ejercicio de reflexión

AMEDI Jalisco

Por Araceli Fabián / @AmediJalisco

La semana pasada el presidente de la República Andrés Manuel López Obrador anunció un nuevo bloque en “las mañaneras”, mismo que se llevará a cabo un día a la semana (tentativamente los viernes) con el objetivo de exponer, a quienes desde su particular punto de vista producen o reproducen contenido informativo inexacto o difunden noticias falsas de su persona, familia o gobierno. 

En este sentido, el primer mandatario se propone ejercer desde la visibilidad de su tribuna, por todos conocida, una suerte de contrapeso informativo a las publicaciones que, desde punto de vista, tergiversan la forma y fondo de muchas de sus decisiones políticas o, incluso, que las distorsionan, contribuyendo con ello a generar una percepción ciudadana equivocada de la realidad. Una realidad que a todas luces es subjetiva y distinta para cada individuo. 

Esta decisión podría ser considerada no solo como una medida autoritaria de quien puede hacer uso de un espacio de información gubernamental -amplificado en todos los medios nacionales- con fines de fiscalización noticiosa, sino como una excelente oportunidad para analizar los pros y contras de dicha propuesta con una mirada mucho más crítica, que vaya más allá del simple cuestionamiento presidencial e incorpore a quienes llevan a cabo el ejercicio informativo, que valga la aclaración no siempre es periodístico, habría que subrayarlo, pues no todo lo que se publica en los medios impresos o virtuales, cuestionados por Andrés Manuel, es producto de un arduo trabajo periodístico, de ese que requiere verificación de datos y contraste de fuentes, sino que proviene de la opinión personal expresada en todo su derecho por muchos columnistas o youtubers que se asumen como periodistas, pero cuya labor dista de serlo. 

La propuesta de Andrés Manuel, a primera vista parece una medida de control para señalar públicamente a plumas o medios incómodos para él, que, en innumerables ocasiones han exhibido de forma fehaciente notables inconsistencias entre sus dichos y los hechos con datos y pruebas,  pero también podría ser un buen ejercicio para reflexionar sobre la responsabilidad y compromiso social que tiene quien escribe hacia con quién lo lee, pues también es cierto que muchas notas se reproducen sin que exista un notorio interés de los periodistas por indagar sobre ellas y se contentan con repetirlas de forma reiterativa hasta convertirlas en verdad, y el trabajo del periodista consiste, precisamente, en analizar y prestar mucha atención a los resquicios de falibilidad que presenta una publicación, no porque esta se multiplique en todos los medios necesariamente es verídica. 

Estas imprecisiones informativas o noticias falsas a propuesta de Andrés Manuel representan una excelente área de oportunidad para que el periodismo en cualquiera de sus formatos y trincheras se consolide como un auténtico espacio de legitimidad informativa para la sociedad, pues con el trabajo de verificación constante contribuirían a fortalecer esa necesaria cercanía, solidaridad y alianza del grueso de la población hacia el trabajo periodístico, que contribuya a que el periodista deje de ser un ente solitario y cada día se encuentre un poco más acompañado, sobre todo, considerando el reporte 2021 del Instituto Reuters que indica que la confianza en la prensa de 45 de 46 países subió, sólo en México esta confianza disminuyó a su nivel más bajo desde 2017 con únicamente el 37% de mexicanos que confían en sus medios informativos, razón que nos invita a reflexionar sobre el 63% restante.

En conclusión, lejos de ver la propuesta como una medida de control a la libertad de expresión y, por ende, antidemocrática, invito  – como varios medios, sobre todo independientes los han venido haciendo- a realizar un trabajo informativo u opinativo con compromiso y responsabilidad social de lo que se escribe y publica matizando las filias y las fobias, como un elemento detonador de prácticas informativas que privilegian la observación a profundidad, el análisis, la contrastación de datos y, la verificación de fuentes, tomará un poco más de tiempo, pero valdrá la pena, a fin de que el único beneficiado desde todos los ángulos y por todos los frentes, sea el ciudadano. 

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Impulsa la discusión pública sobre el ejercicio de las libertades de expresión e información y el derecho a la información, así como promueve el respeto, por parte de las instituciones gubernamentales y los medios de comunicación, de los derechos relacionados con la obligación legal y ética de garantizar a los mexicanos información veraz y objetiva sobre los asuntos de interés público.

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