“Juventud y violencia: desaparecer” una exposición artística de los rostros desaparecidos

Las obras presentadas por el artista plástico, Julián Helguera, muestran tres escenas de la desaparición: el borrado, incineración y fragmentación. Todas representadas a través de rostros, como el elemento físico, emocional y espiritual que identifica y vuelve irremplazable a cada persona.

Los retratos, performance e intervenciones de la exposición se presentaron por única vez el pasado 3 de julio, pero en ZonaDocs mostramos algunas fotografías de la jornada, junto con la descripción del artista sobre su intención impulsar el tema de las desapariciones como un asunto central del debate público.

Texto y fotografías por Ximena Torres / @ximena_tra

Jalisco y México son territorios de rostros sin cuerpo y cuerpos sin rostros. Así lo explica Julián Helguera Fregoso, artista plástico tapatío, que hace referencia a las miles de familias que buscan a quienes aman porque sus cuerpos fueron desaparecidos y a la vez, a las fosas clandestinas llenas de fragmentos de personas sin identificar.

En representación de lo terrorífico de la crisis, fue como Julián presentó su exposición “Juventud y violencia: desaparecer” el pasado 3 de julio en su taller, ubicado en la colonia Centro Barranquitas de Guadalajara.

El conjunto de retratos, performance e intervenciones tuvieron un tono personal, en memoria de David, un amigo del artista que fue asesinado por su militancia política. Y, al mismo tiempo, se mostraron con la intención de resaltar que las desapariciones en México toman tintes cada vez más cercanos a delitos de lesa humanidad, aunque el problema todavía le parezca ajeno a la mayor parte de la población.

“El día 11 de febrero de 2017 recibí una noticia devastadora: a mi amigo David lo habían asesinado. Las autoridades argumentaron que fue producto de un asalto, una vil mentira del Estado; los que realmente lo conocimos tenemos la certeza de que fue asesinado por sus luchas y convicciones políticas” decía el texto que presentaba la exposición.

Con apoyo del Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico (PECDA) de la Secretaría de Cultura del Gobierno Federal, el artista retrató parte de lo que considera, la época más oscura en cuanto a la violencia en Jalisco. Mostró la desaparición a través de los rostros, pensando que estos son el elemento fisiológico, emocional y espiritual, más importante para diferenciar y dar identidad a las personas.

El primer elemento de la exposición se trató de un muro formado por fotografías. Estas muestran las fichas de búsqueda de personas desaparecidas que Julián ha encontrado por las calles de Guadalajara, así como en la Glorieta de las y los desaparecidos desde 2018, cuando desaparecieron Marco, Daniel y Salomón, los estudiantes de cine del CAAV.

La idea le surgió al pensar en el desgaste de esas lonas, pancartas y hojas expuestas al ambiente y clima de la ciudad. Que las fichas se pierdan o queden irreconocibles implica que la identidad y el nombre de las personas desaparezca de nuevo. Por eso el artista comenzó con el registro.

Además, al presentar las fichas en su taller les daba un poco más de difusión, aunque desde el principio fue consciente de que no tenía acceso a un espacio suficiente para exponer los rostros y datos de las más de 13 mil 200 personas desaparecidas en Jalisco. Le pareció hasta incalculable pensar en esa cantidad de metros cuadrados.

Las siguientes obras de “Juventud y violencia: desaparecer” abordaron tres momentos metafóricos de las desapariciones. El primero es el que Julián llama borrado o desdibujado, ese tiempo de incertidumbre, a veces durante años, en el que no se puede asegurar si una persona sigue con vida, pero no está con sus seres queridos. Julián lo recreó con dibujos de siluetas vacías, “una especie de fantasmas o espectros”, dijo.

También representó la incineración, pues como explicó el artista, el fuego se ha utilizado en varias ocasiones para borrar hasta el mínimo rastro genético de las personas a las que han desaparecido. Un practica utilizada por grupos criminales, pero también por las propias autoridades, expuesta en “Jalisco: Desparecer hasta volverse cenizas”.

Como parte de un performance, Julián Helguera prendió fuego a algunos retratos que había dibujado, recogió las cenizas y las metió en una urna acompañada del mensaje “el viento será su sepulcro”. La frase hace referencia a un cuento de José Luis Borges y un texto de Javier Sicilia que el artista leyó alguna vez.

“(Borges y Sicilia) hablaban de cómo la tumba de las personas que fueron incineradas está en el aire” explica.

Por último, presentó la fragmentación, el momento más importante según el creador. La escena mostró la manera en la que los grupos criminales disponen de los cuerpos de personas desaparecidas, pero también la manera en la que se rompen sueños y planes de vida con la violencia. Eso tiene impacto para las víctimas, sus familiares y la sociedad en general, que Julián Helguera considera desecha ante la crisis.

Por eso entre las obras había retratos divididos en segmentos desordenados y un espejo con la misma apariencia. El fin de este último era reflejar el muro de personas desaparecidas, y a la vez, que cuando alguien se asomara, se diera cuenta de que el rostro fragmentado pudo haber sido el suyo.

“Juventud y violencia: desaparecer” se presentó por única vez el 3 de julio pasado, pero con el fin de transmitir el mensaje más personas, su creador también pegó algunos de los retratos fragmentados a los alrededores de la colonia Centro Barranquitas.

Ante la indiferencia o pasividad que muchas personas todavía sienten sobre las desapariciones, y por las frases como “seguro andaba en malos pasos”, Julián Helguera encontró en el arte una herramienta ideal para sensibilizar. Piensa que, si en la forma más cruda de la crisis, con fichas de búsqueda en las calles y redes sociales, las personas prefieren voltear la mirada, tal vez la estética y trasfondo sus obras pueden ofrecer más elementos para identificarse y comprometerse con la causa.

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Ximena Torres
Ximena Torres
Estudiante de periodismo, fotógrafa y reportera feminista trabajando por hacer el periodismo en el que creo. Interesada en temas como justicia para las mujeres, salud, movilidad e interculturalidad. Ganadora del Premio Jalisco de Periodismo 2019.

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