Maternar también es político

Oxímoron

Por Andy Hernández Camacho/ @andybrauni

Maternar es un acto político, y me lo repito a mí misma cada día.

Es político porque fuimos criadas bajo un régimen patriarcal que nos asignó los roles de madre y ama de casa, y cualquiera que decida incumplir este mandato es señalada con el dedo.

Es político porque somos el resultado de las ideologías patriarcales que atravesaron nuestras crianzas. 

Es político porque muchas decidimos criar de manera diferente a la que fuimos criadas nosotras, y la diversidad de estas nuevas formas puede generar un enorme cambio social.

Es político, porque también es una decisión política la de obligarnos a maternar, incluso cuando no nos sentimos preparadas, no tenemos los recursos económicos, no tenemos la edad suficiente o simplemente NO lo deseamos.

Es político porque las instituciones nos niegan los derechos reproductivos fundamentales, porque no podemos acceder a anticonceptivos de forma gratuita ni a un aborto elegido.

Es político porque siguen existiendo grupos que creen tener derecho a decirnos qué hacer con nuestros cuerpos. 

Es político porque la violencia obstétrica es más violenta que nunca, porque el personal médico nos somete a prácticas médicas que muchas veces son innecesarias y solo se realizan para comodidad de lxs profesionales, y porque nos maltratan en el momento más vulnerable de nuestras vidas.

Es político desde que día a día, debemos coexistir con una ciudad y espacios que no están pensados para quienes ejercemos la crianza y que no pone el cuidado de la vida en el centro. 

Es político, también, porque a las madres se nos niega el derecho básico a elegir cómo vivir nuestras maternidades, en toda la diversidad y complejidad que implica el trabajo de cuidados y desde el acompañamiento y la empatía. 

Pero, por sobre todas las cosas, maternar es un acto político porque tenemos en nuestras manos el reto de acompañar a los sujetos políticos del futuro. Ojo que esta tarea no es solo de quienes ejercemos el rol materno, sino de toda una sociedad, porque de nosotres dependerá que las próximas, sean generaciones libres de prejuicios y discriminación, donde cada niñe pueda ser lo que desee sin ser juzgade. Generaciones libres de violencias, que tengan acceso a políticas públicas que les garanticen una niñez y una adolescencia plenas. 

Es una enorme tarea la que tenemos por delante y para esto es urgente que se deje de pensar a quienes cuidamos como entes que deben permanecer en el espacio privado, negándonos el derecho a manifestarnos y realizar este acto acompañadas de nuestras hijas e hijos, si así lo decidimos, sin miedo a ser reprimidas por alzar la voz y exigir justicia ante las violencias que vivimos diariamente. 

Y sí, en este mundo, donde todo es político, ejercer la maternidad me ha venido a recordar que lo personal también lo es.

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Andy Hernández Camacho es maternofeminista, profesora de literatura, comunicóloca pública, sentipensante, gestora de procesos comunitarios en distintos espacios, siempre en deconstrucción. Actualmente, reflexionando en tribu sobre maternidades desobedientes y las distintas narrativas para nombrar el trabajo de cuidados a través del proyecto La Mamá Cósmica. También es maestrante en gestión y desarrollo social.

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