Un Nuevo Acuerdo Democrático: el punto de partida de un trabajo que nunca termina

Asuntos del Sur
Por Tatiana Cárdenas Arciniegas* / Asuntos del Sur / @AsuntosDelSur

El Covid-19 cambió el mundo. El virus no sólo impactó la salud, también golpeó la forma en que vivimos, producimos y nos relacionamos social, económica y políticamente; a su vez, profundizó la exclusión y representó un retroceso en las luchas por sus derechos para muchas poblaciones. En este contexto, no es de extrañar que las tensiones, frustraciones y falta de legitimidad de instituciones y actores políticos, en la gran mayoría de los países de la región, encontrara su punto máximo de ebullición. 

Aunque no podríamos decir que esta crisis de confianza institucional llegó con la pandemia, según la OCDE, el 64% de las personas que habitan en América Latina no confiaban en sus instituciones y más de la mitad (54%) no creía que fuera necesario pagar impuestos. La encuesta de Latinobarómetro en 2018 nos reveló un panorama aún más desolador: el 79% de las personas decían creer que se gobierna para unos cuantos poderosos en su propio beneficio y, en consecuencia, sólo el 24% de la población consultada se consideraba satisfecha con la democracia.

¿Y qué nos queda cuando ya no se cree ni en la democracia? es la pregunta que nos hacemos a diario desde las organizaciones de la sociedad civil dedicadas a reconstruirla y fortalecerla. Nos queda la necesidad de generar un nuevo contrato social, de actualizar esas cláusulas, términos y condiciones para buscar entre las cenizas la tan anhelada estabilidad.

Para conmemorar el día mundial de la democracia en 2020, desde Asuntos del Sur quisimos apostarle a la construcción de un nuevo acuerdo democrático, una suerte de hoja de ruta con acciones concretas y medibles, que incluyan el sentir diverso de organizaciones, activistas, referentes regionales, pero también de gobiernos subnacionales y un sector de la academia comprometido con el cambio.

Fue un trabajo colaborativo: se integró una red de más de 50 organizaciones con diversos focos de interés, con sede en 15 países de América Latina y se sumaron voces de expertos y expertas. La diversidad de miradas fue clave para garantizar la inclusión de voces históricamente excluidas. 

El Nuevo Acuerdo Democrático (NAD) se integró de 21 puntos, entre ellos:

  • Paridad transversal, horizontal y vertical de nuestras democracias.
  • Reformas institucionales para el efectivo acceso a derechos y el respeto de las libertades.
  • Fortalecer el acceso a recursos y capacidades de los Estados.
  • Repensar los paradigmas de gobernanza y planificación urbana.
  • Renta básica universal.
  • Un nuevo pacto fiscal redistributivo.
  • Democratización de la justicia y su independencia respecto al poder político y económico.
  • Garantizar el acceso y uso universal de internet como derecho.
  • La urgente entrada en vigor del Acuerdo de Escazú.
  • Transición climática verde.
  • Un nuevo modelo económico basado en la renovación de los recursos y no en su explotación.
  • Desmilitarización de la seguridad.
  • Educación con perspectiva de género.
  • Esquemas de transparencia y acceso a la información pública y protección a la libertad de expresión.
  • Cooperación regional al servicio de los intereses de los pueblos latinoamericanos.
  • Autonomía de las juventudes en la toma decisiones.
  • Fortalecer, pensar y crear colectivamente espacios efectivos de participación y representación directa a nivel local y nacional.

En el mes de septiembre, el NAD cumple un año y ha logrado ser un marco y una inspiración para intervenciones diversas, así como un punto de encuentro y partida para el mejor entendimiento de los enormes retos regionales, en especial en las formas de garantizar la participación efectiva.


Participar desde la incertidumbre: la nueva normalidad

El último de los puntos del NAD, mencionados anteriormente, ha supuesto enormes retos durante estos últimos meses, especialmente en la Ciudad de Buenos Aires, donde Asuntos del Sur implementa el proyecto Partícipes, que busca fortalecer los procesos de participación ciudadana y articulación ciudadanía-gobierno.

La virtualidad amenazó con debilitar las redes de cooperación y colaboración, así como el tejido social organizacional, lo cual obligó al equipo a explorar herramientas diversas y acercarlas a espacios que históricamente han sido analógicos.

En el marco de la misma intervención, se realizó recientemente un encuentro de diálogo de experiencias entre los gobiernos de las ciudades de Córdoba, Mendoza, Rosario y Buenos Aires, junto a organizaciones de la sociedad civil, donde se evidenciaba que, aunque cada día existen más y mejores instrumentos para la participación, esto no necesariamente se traduce en personas y organizaciones dispuestas a participar activamente.

En función de este diagnóstico y basados en el NAD, ha sido necesario crear instancias de cocreación y colaboración y ampliar el mapeo de organizaciones y personas que no estuvieran siendo tenidas en cuenta ni convocadas, un trabajo minucioso pero que, a la larga, da frutos.

La conmemoración de un nuevo Día Mundial de la Democracia (15 de septiembre de 2021) es la invitación a revisar ese camino recorrido, hacernos nuevas preguntas y continuar, ahora con la ventaja de contar con un marco de referencia y unas acciones concretas como hoja de ruta, la forma que nos puede llevar a una #DemocraciaViva en la región.

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Tatiana Cárdenas Arciniegas es Coordinadora Metodológica de Asuntos del Sur y Coordinadora del Proyecto Partícipes.
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Somos una organización que diseña e implementa innovaciones políticas para desarrollar democracias paritarias, inclusivas y participativas. Conoce más en www.asuntosdelsur.org

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