Sol: “No hay ningún espacio seguro”

Existimos porque resistimos

El 9 de Julio, Sol y varias de sus compañeras organizaron una protesta fuera de la Secretaría de Educación Pública de Jalisco con el fin de denunciar dos casos de abuso sexual que se suscitaron en en la escuela primaria Marco Antonio Montes de Oca, en Zapopan; casos que la SEP no estaba atendiendo.

Durante la protesta, las mujeres y adolescentes presentes fueron fuertemente reprimidas por la policía de Jalisco. Diez de ellas, incluyendo dos menores de edad y una mujer con bebe en brazos, fueron detenidas arbitrariamente y trasladadas a la Fiscalía del Estado. Sol menciona que desde el momento de la detención arbitraria hasta que fue puesta en libertad condicional, el personal de la Fiscalía actuó con uso de fuerza excesiva y haciendo uso de tortura psicológica.

Texto: Karen Castillo / Somos El Medio

Fotografía: Andrea Regina Sánchez

Sol fue víctima de violación en 2017 y, tras un año de terapia, se atrevió a denunciar a su agresor ante el Centro de Justicia de las Mujeres en Jalisco.

Ella relata haber sido revictimizada y recibir un trato denigrante por parte de todo el personal con el que tuvo contacto dentro del Centro de Justicia.

“Cuando fui a denunciar no recibí asesoría legal ni psicológica pero aun así me hicieron firmar una hoja en donde yo aceptaba que sí había recibido estos servicios. En ese momento me dijeron que la firma era algo rutinario y que, si no firmaba, no me podían atender.”

“Desde que llegué, el MP que tomó mí declaración me dijo que me apurara y que sin tanto rollo le dijera lo que había pasado porque iba a cambiar de turno y tenía que irse.  Me interrogó casi de manera criminal; me preguntó el color de mi ropa interior en el momento de la agresión.”

“Cuando le pregunté por qué era relevante el color de mi ropa interior, volvió a preguntar gritando hasta que le respondí el color.”

El mismo MP cuestionó a Sol por “no haber gritado en el momento de la agresión.” 

“Yo le respondí que había entrado en shock, y él respondió que no podía hacer nada porque yo me había tardado en denunciar. Esto, aunque mi dictamen psicológico para determinar si fui víctima de una agresión sexual es positivo.”

El agresor de Sol nunca fue notificado de la denuncia en su contra, y la carpeta fue archivada por el Centro de Justicia de las Mujeres. Fue en este proceso cuando Sol se dio cuenta de la poca información que hay disponible para las víctimas de violencia, así como de la violencia institucional y sistemática que se ejerce en contra de las mujeres que denuncian.

“Poco a poco me fui dando cuenta de cómo es el sistema; no solo por parte de la autoridad, pero igual por parte de amigos, familiares, y hasta de psicólogos que me culparon a mí de la agresión que sufrí.”

“El primer psicólogo privado que yo busqué me dijo que si no me había defendido en el momento de la agresión fue porque inconscientemente lo quería. También me dijo, ¿acaso crees que Caperucita no sabía que el lobo era su abuelita?

La misma revictimización fue ejercida por una psicóloga del Centro de Justicia para las Mujeres, quien culpabilizó a Sol por el ataque ya que ella se había puesto en riesgo.

“A partir de eso me doy cuenta de la poca información que hay y del trato denigrante que se nos da a las mujeres. De ahí empiezo a hacer activismo y me acerco al feminismo y terminó siendo parte de diversas colectivas feministas.” 

Sol comenzó a acompañar a víctimas de violencia y a sus familiares; varios de los acompañamientos que realizaba junto con su colectiva eran también casos de violencia sexual. En cada caso, se repetía la historia de revictimización ejercida por las distintas autoridades e instituciones de gobierno.

“Una vez hicimos un tendedero fuera del Centro de Justicia denunciando las irregularidades de las autoridades y de ahí nace el Frente Feminista de Jalisco. Tuvimos mesas de trabajo con el Centro de Justicia de las Mujeres para hablar de la revictimización y sus malos procesos.”

Detención arbitraria

El 9 de julio, Sol y varias de sus compañeras organizaron una protesta fuera de la Secretaría de Educación Pública de Jalisco con el fin de denunciar dos casos de  abuso sexual que se suscitaron en contra de dos menores de edad en la escuela primaria Marco Antonio Montes de Oca, en Zapopan; caso que la SEP no estaba atendiendo.

Durante la protesta, las mujeres y adolescentes presentes fueron fuertemente reprimidas por la policía de Jalisco. Diez de ellas, incluyendo dos menores de edad y una mujer con bebe en brazos, fueron detenidas arbitrariamente y trasladadas a la Fiscalía del Estado.

Hasta el momento, siete de las mujeres que fueron detenidas, incluyendo a Sol, enfrentan cargos por  pandillerismo y daño al edificio de la SEP; una de ellas también enfrenta cargos por tentativa de lesiones a elementos de seguridad.

“Llegamos a las 10 y media a la SEP y empezamos a gritar consignas, llevamos carteles, hubo compañeras que accionaron en el edificio rompiendo cristales y realizando pintas. Comenzó a llegar la policía y muchas patrullas.”

“Yo iba a leer el pronunciamiento cuando me detienen tres policías, uno municipal y dos de vialidad, me esposan y me suben a una patrulla.”

Sol menciona que desde el momento de la detención arbitraria hasta que fue puesta en libertad condicional el personal de la Fiscalía actuó con uso de fuerza excesiva y haciendo uso de tortura psicológica.

Las agentes de la policía que cometieron la detención arbitraria no notificaron a Sol sobre la causa de su detención; la Fiscalía tampoco informó a sus familiares de la detención, y negaron a Sol y sus compañeras el derecho a contactar y contar con representación legal.

“Durante el traslado nos dijeron que nos iban a dar un tiro en la cabeza, hubo compañeras que fueron detenidas con fuerza, se les quitó la capucha y se mostró su rostro a los medios.”

“Los policías también nos grabaron los rostros con teléfonos personales y nos pedían que dijéramos nuestro nombre completo y edad. A nuestros familiares y amigos que esperaban afuera les decían que nos iban a dejar salir rápido, y que solo era un proceso administrativo. También había gente buscando representarnos, pero la Fiscalía mintió y les dijo que ya teníamos representación privada.”.

“No tuvimos manera de contactar a algún abogado porque estábamos aisladas y no teníamos los números. Cuando solicitamos tener nuestro derecho a una llamada, el personal de Fiscalía decía que ellos hacían la llamada por nosotras; el teléfono estaba a una distancia de 3 metros.”

“Mientras nosotras estábamos en la “cabina» le llamaban a algún familiar y sólo le decían que estábamos detenidas, en mi caso me pude comunicar con mi familiar por un mensaje en el momento de la detención arbitraria. A mi familiar nunca le llamaron, él fue directamente a la “14″ y ahí fue como pude hablar en la cabina de llamadas con él.”

Tras varias horas de estar detenidas en la Fiscalía, las mujeres fueron trasladadas a Puente Grande sin notificar a sus familiares del traslado. Al día siguiente se llevó a cabo la audiencia inicial en la cual fueron vinculadas a proceso.

“Por la mañana nos llevaron a la audiencia en donde nos asignaron a un abogado de oficio y él mismo dijo que nadie nos quería representar. Tampoco nos dejó defendernos, nos dijo que no era el momento de hablar, y que nos reservamos nuestro derecho a guardar silencio.”

“Ya después un abogado que contactamos nos dijo que la audiencia era el momento en que nosotras podíamos defendernos y poner en cuestión la legalidad de nuestra detención.”

“El abogado de oficio tampoco mencionó que podíamos promover un amparo en las primeras 72 horas después de que se nos vinculó a proceso.”

Sol y sus demás compañeras fueron puestas en libertad condicional con medidas cautelares. Para mantenerse en libertad durante el proceso tienen que presentarse a firmar cada 15 días en Puente Grande, no pueden salir del estado de Jalisco, y no pueden acercarse a 500 metros de cualquier edificio de gobierno. Personal de la Fiscalía también se presenta en sus casas cada 15 días para verificar que las medidas cautelares sean cumplidas

No hay ningún espacio seguro

Sol explica que, desde su detención, ha enfrentado varios problemas con sus familiares; y ha experimentado depresión, así como ansiedad y estrés postraumático.

“Cada una enfrenta sus propios asuntos, yo después de la violación de la cual fui víctima sufrí de depresión, y estos sentimientos regresan cada vez de que la policía viene a mi casa.”

“También me deprime mucho el saber que a mí se me detuvo arbitrariamente y que ahora me enfrento a un proceso judicial cuando la Fiscalía nunca notificó a mi agresor de la denuncia. “

“Mis familiares me dejaron de hablar casi 15 días porque ellos no sabían de mi activismo. Justo por eso era usar la capucha, para proteger mi identidad y mi intimidad. Yo usaba la capucha porque en marchas o eventos hablaba de lo que viví y solo podía hacerlo si sabía que la gente no iba a saber quién era y juzgarme como ya lo ha hecho. “

“Mi economía se ha visto afectada al tener que gastar en transporte y ausentarme de mi trabajo por tener que ir a firmar cada 15 días a Guadalajara.”

Una de las cosas que más afecta a Sol es saber que tanto su agresor, como los agresores de otras víctimas, no son investigados por las autoridades y que, en cambio, las mujeres activistas son investigadas, perseguidas y juzgadas.

“Los vinculados a Montes de Oca por el caso de agresión sexual a una niña recibieron medidas cautelares más leves que nosotras; solo tienen que firmar una vez al mes y pueden salir del estado. Se ve el trato que el Estado tiene con las mujeres más que con los agresores y encubridores.

“Los violadores fueron otros niños de la escuela, pero la niña menciona que el maestro estaba presente y no hizo nada, también que se quejó con el maestro y tampoco hizo nada, igual la directora estaba enterada y no hizo nada. Los afectados son 16 niñas y niños, de abusos sexuales en la escuela, pero solo denunciaron las madres de 2 niñas.”

Sol menciona que la persecución política ha desestabilizado al movimiento feminista en Guadalajara, ya que las colectivas temen ser reprimidas si salen a marchar y temen también que los espacios construidos por mujeres hayan sido infiltrados por la policía. Para Sol, la persecución ha significado detener por completo su activismo.

“Yo no hago nada más que seguir el caso de Montes de Oca, no puedo salir a marchas porque si nos detienen ya tendríamos que seguir el proceso en la cárcel. Básicamente detuvimos el activismo, las otras colectivas sí han seguido.”

“Antes de esto había mucha confianza entre todas nosotras, y todo este deseo de cambiar las cosas, de atender víctimas, de seguir acompañando, esa lucecita de esperanza. El sentimiento de acompañar una víctima y estar ahí. Pero a partir de ahí ya hay desconfianza entre las colectivas porque también se ha visto el tema de infiltración.”

“Antes te sentías segura en los espacios de mujeres, yo me había alejado de muchos amigos porque después de ser víctima de violación no tolero ni las actitudes machistas, ni que culpen a las víctimas. El espacio feminista era el lugar en donde yo me sentía segura, pero ahora se siente como que no hay ningún espacio seguro.

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Este especial se publicó originalmente en Somos El Medio:

Existimos porque resistimos

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