¿Cómo tener salud si lo que tenemos es violencia?

Endometrio no es una banda de punk 

Los procesos de violencia impactan significativamente en la salud mental y por lo tanto en la dificultad de acceder una vida digna.

A propósito del mes de noviembre que se conmemoraron fechas como el 20 de noviembre “Día de la Memoria Trans” y el #25N “Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer”, me gustaría hablar sobre las implicaciones que tiene la violencia en la salud mental.

Estas dos fechas en particular no sólo se rememoran a partir de la rabia y el dolor, debido a las violencias que recibimos morras, niñxs, jóvenes, personas con corporalidades feminizadas, personas trans, personas no binarias y morras de la disidencia sexual, psicológica, corporal y cognitiva; sino que también son días donde nos compartimos diversas estrategias para resistir, luchar y construir una vida digna en comunidad.

Sólo por mencionar algunas expresiones de violencia:

  • Tras la pandemia por COVID-19 incrementaron las cifras de violencia y feminicidios contra mujeres, adolescentes y niñas en México tras las medidas de aislamiento y restricción (consulta los datos de ONU MUJERES México en https://mexico.unwomen.org/es/digiteca/publicaciones/2020-nuevo/abril-2020/covid19-y-su-impacto-en-la-violencia-contra-las-mujeres-y-ninas). No olvidemos que en México son asesinadas más de 10 mujeres al día.
  • También en el contexto de la pandemia, hubo un impacto grave en las personas trans. Según el análisis hecho por Frida K. Alvarado y Ana C. Weber titulado “La realidad de las personas trans en el contexto de la pandemia. El caso de Argentina y México” (Acá podrás encontrar el artículo: http://sedici.unlp.edu.ar/handle/10915/118181), la falta de derechos y la discriminación se tradujeron en inaccesibilidad a la atención de salud, y también recibieron violencia en el hogar durante el aislamiento, sobre todo por el rechazo ante la idea cisheteronormada de muchas familias nucleares. Otras violencias contra las personas trans son los transfeminicidios, el acoso en el espacio digital y en el espacio público. Recordemos que en la misma semana de la memoria trans, en la “Mercadita Resistencia” ubicada en una parte del Parque Revolución, una morra trans y una morra disca fueron violentadas por un grupo de feministas radicales transexcluyentes y transodiantes. Por razones como estas México es el segundo país más peligroso para las personas trans.
  • Los ataques con ácido, como el caso de Zoe en Guadalajara en octubre de este año, el de Carmen en el Estado de México en 2014, y el de otras morras que nombra Ana Saldaña, en una publicación en su cuenta de Instagram @ana_saag, “Esmeralda Millán, Ana Saldaña, María Elena Ríos, Gloria Hernández, Lesly Morelos, Abigail Merino, Elisa Xolalpa, Martha Ávila y yo”.
  • El acoso a trabajadorxs sexuales, por ideas abolicionistas del trabajo sexual de grupos de derecha, y la ilegalización de su trabajo mantienen en precarización y vulnerabilidad a las morras y morrxs que se dedican a esto, ya sea de manera digital o en la calle. Trabajo sexual es trabajo, sin embargo, para muchas personas no es así, y esto concluye en violencia estructural y colectiva. Si deseas informarte más al respecto, escucha a lxs putxs, acá te dejo algunos perfiles de Instagram que puedes seguir: @amets_mex, @redtrasex, @lane.natalia, @putas.feministas y @geororellano.
  • La violencia hacia la niñez y la juventud que también se ha remarcado durante la pandemia, sobre todo en ciertas zonas de la periferia de Jalisco, donde un grupo de amigas y colegas hacen acompañamiento desde la escuela hasta la casa. Ellxs merecen vidas libres de violencia, pero si insistimos en no verles como sujetxs de derechos autónomxs e independientes, les privamos de este derecho. Escuchemos a las infancias y juventudes, tienen su propia voz.
  • La violencia a defensoras del territorio y derechos humanos, como la reciente desaparición de Irma Galindo Barrios, defensora del bosque de San Esteban Atlatahuca, o los asesinatos de activistas que recordamos con dolor y rabia, como el de Bety Cariño en 2010 por paramilitares, o el de Berta Cáceres que desde su asesinato en 2016, hasta el año 2021, al menos 21 defensoras de tierras y territorios han sido asesinadas en Nicaragua, Guatemala, El Salvador, Honduras y México, según el informe de la Iniciativa Mesoamericana de Mujeres Defensoras de Derechos Humanos, titulado como “Tendencia en defensoras de tierra, territorio y justicia” (https://im-defensoras.org/2021/08/informe-tendencia-en-defensoras-de-tierra-territorio-y-justicia/)
  • Y la violencia menstrual y de salud sexual que nos atraviesan a personas menstruantes, sobre todo de las periferias, con cuerpos racializados, empobrecidos y marginalizados, debido al inalcanzable acceso a la información, la educación, las herramientas de cuidado y prevención, la falta de productos de gestión menstrual; además, los estigmas y los juicios que recibimos en casa, la comunidad y varias instituciones de salud pública.

He decidido hablarlo ahora, porque estamos en fechas decembrinas, días de mucha alegría y gozo o descanso para muchas personas, pero también son días en que se enfatiza la ansiedad por el regreso a casas donde recibimos violencia o por las constantes exigencias de una capitalización de la alegría y la unión familiar.

Muchas personas salimos de casas o comunidades violentas para comenzar a construir espacios seguros y cómodos para nuestra propia existencia, algunas otras no podemos si quiera obtener los recursos para hacerlo, y nos toca resistir. Sin embargo, la violencia ahí está, ya sea en el pasado, en el presente o en el futuro, y esta realidad interactúa con nuestra salud de manera perjudicial.

No sólo las personas que desarrollamos Trastorno de Estrés Postraumático, tras la experiencia de un evento que interrumpe nuestra tranquilidad mental, vivimos con síntomas/consecuencias de lo ocurrido, también las personas receptoras de violencia lo vivimos. Esto no quiere decir que nuestro rol siempre sea el de víctimas, no somos lo que nos pasó, sin embargo, es importante señalar que las repercusiones son inevitables. Es como si les dijera que la fruta no se va a mallugar si la golpeo, sea como sea el golpe, habrá una consecuencia.

¿Cuáles son estas consecuencias? Muchas veces pueden ser fácilmente percibidas, como el estrés y la ansiedad crónica o la vulnerabilidad a desarrollar sintomatologías a partir de antecedentes de trastornos mentales; mientras que otras veces es más silencioso y difícil de distinguir, como el miedo generalizado que está ahí pero no sabemos por qué.

Las personas receptoras de violencia hemos aprendido a vivir con estos síntomas y nos parecen tan cotidianos que los normalizamos o no sabemos cómo atenderlos. Reconocemos que estamos padeciendo las consecuencias, pero es difícil recibir el acompañamiento adecuado y ético que necesitamos para atenderlo, ya sea por miedo, estigmas o precarización.

Atender esta problemática de salud pública es tarea de todxs, no basta con desaparecer los síntomas, se necesita trabajar con el problema desde la raíz.

Si tú estás siendo receptora de violencia, acércate a espacios comunitarios para la (auto)defensa y el (auto)cuidado. También puedes recibir atención de manera digital en espacios como Me cuidan mis amigas (IG: https://www.instagram.com/mecuidanmisamigasmx/?hl=es) para el acompañamiento y asesoramiento; La jauría (IG: https://www.instagram.com/lajauria.af/?hl=es) para aprender autodefensa; Luchadoras (IG: https://www.instagram.com/luchadoras.mx/?hl=es) para la información; y conmigo, que hago acompañamientos psicológicos. O en las líneas de atención a emergencias como el 911 a nivel nacional.

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Para más información visita mis redes sociales, donde subo contenido de salud sexual y salud mental desde mi experiencia y formación. Me encuentras en Instagram como @danielle.orendain https://www.instagram.com/danielle.orendain y en Twitter como @OrendainDaniell https://twitter.com/OrendainDaniell 

Lo que publico en mis redes sociales es responsabilidad mía y no representa la opinión de Zona Docs.

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Danielle Orendain
Danielle Orendain
Psicóloga y Pedagoga Menstrual / Me quejo y hablo de salud sexual, menstrual y placeres.

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