Las Madres Buscadoras y la verdad que construyeron

Manos Libres 

Por Francisco Macías Medina / @pacommedina

Lo trascendido en las agendas de medios de comunicación y noticiarios en muchas de las ocasiones pareciera un ir y venir de actores, muchos énfasis en los lugares de origen de las voces e intereses que en muchas de las ocasiones hacen previsible la información. Ejemplos de ello son las mañaneras, los “infomerciales” del Gobierno de Jalisco o las apariciones efímeras tipo tik tok de nuevos actores políticos sobre sus rutas gastronómicas o su nuevo corte de cabello.

Todas ellas reproducidas sin cambios, lo que me hace pensar en la necesidad de cobertura de otras dinámicas e información que deberían de ser documentadas, lo cual por cierto es realizado con grandes esfuerzos por ZonaDocs, entre otros medios digitales independientes pertenecientes de la Red de Periodistas de a Pie. Recordar también aquel gran esfuerzo llamada “Crónica de Sociales”.

Sin embargo, hay otro tipo de información que interrumpe lo cotidiano con fuerza por encontrarse acompañada de un grito de verdad que cambia en sí mismo el sentido de las cosas, fragmenta la aburrida cotidianeidad tan controlada por los actores políticos y recoloca el significado de las acciones y la palabra por su dignidad: este es el caso de la visita de las Madres Buscadoras de Sonora, a las que se les unieron las de Jalisco.

Durante su misión del 21 al 26 de febrero, recorrieron calles de escenarios de silencio, abandono, pobreza y carencia de seguridad que nosotros les llamamos ciudad en un lenguaje técnico, pero que en la práctica son espacios propicios para una dinámica de muerte.

Vienen del norte, como una especie de significado de que la esperanza en muchas de las ocasiones se construye descolocada, fuera del centro y de poderes visibles.

Cada una de las buscadoras son mujeres que irrumpen en espacios de significativa violencia patriarcal. Cada una de ellas con una historia personal unida a la de una persona desaparecida y querida, traída siempre al tiempo presente a través de la palabra para dar vida y esperanza.  Su otra herramienta es la acción, ejemplificada por medio de caminatas, búsqueda y utilización de herramientas para remover, observar y hasta oler, contrario a la normalización del silencio, la tolerancia al horror y el control de sólo un discurso sin la utilización de los sentidos.

Para las buscadoras resulta contradictorio encontrar casas utilizadas como fosas, cuya finalidad es la convivencia, la protección y la familia o parques con una doble vocación:  por la mañana ser utilizados para el disfrute y juego, por la noche como sitios de horror.   Denuncian la normalidad inhumana en la que se ha convertido la Zona Metropolitana de Guadalajara.  

También han construido signos nuevos, ya que por la verdad que en ellas adquiere significado, animan la colaboración, incluso de agencias estatales como en el caso de la Comisión Local de Búsqueda, la cual seguro entenderá que la mejor forma de vocación del servicio público, es realizarlo con transparencia, unidos en una sola acción a pesar de las diferencias y en la construcción conjunta con las necesidades de quienes más necesitan hoy de justicia. Seguro encontrarán un motivo más para seguir en su trabajo. 

Ellas generan confianza. En foros, artículos de investigación y diálogos de expertos se habla de este objetivo prioritario para los actores de la seguridad y justicia. La labor de las madres buscadoras desvela que hoy la confianza está en las búsquedas que realizan, en sus objetivos claros y en sus redes de apoyo, por eso reciben llamadas anónimas. Hay mucho que aprender.

Hubo reacciones por parte de actores como la Fiscalía de Jalisco y del Instituto Jalisciense de Ciencias forenses, que comprueban las consecuencias de las omisiones en la transformación de dichas instituciones, ya que Ministerios Públicos se opusieron a la búsqueda alegando razones jurídicas aplicables para un estado de normalidad, en la que el respeto a la propiedad privada no pasa por una dinámica de exterminio. Se trata hoy por hoy de una institución que es parte del problema de impunidad y no de un ejercicio de una justicia transicional. Urgen la cooperación internacional.

En el caso del IJCF, vuelve a comprobar que su verdadera misión no es la de auxiliar a la justicia, sino la de retrasar, dilatar, cansar a las sobevivientes para evitar la verdad y cerrar la ciencia. La discusión no es su autonomía sino su incapacidad para ser una herramienta de construcción de futuro. No se han ido los tráileres de la muerte de su sede.

Por último, tenemos la declaración de Enrique Alfaro, al cuestionar la procedencia de los colectivos, quienes son y las agendas, revela una vez más un ejercicio personalista de gobierno, en donde la única realidad que se observa es la de los intereses partidistas y políticos muy distantes de una realidad que no es reconocida. Lo más desafortunado es que desvela una carencia de capacidades indispensables como la empatía y la compasión.

No es sólo un momento pasajero, aún a pesar que hubo una disculpa -seguro por las métricas de redes sociales- , hoy puede afirmarse que en la administración pública de Jalisco se vive una lucha de poder en la que lleva ventaja los intereses corporativistas, partidistas, políticos y de permisividad contra quienes buscan el diálogo, la humanidad, el debate y la rendición de cuentas.

Hoy más que nunca como sociedad necesitamos reconectarnos con experiencias como la de las madres buscadoras, en las que es visible el amor hacia los demás a través de su entrega, esta es una nueva definición de participación ciudadana, en donde la misión es romper el silencio y el horror, decir la verdad con ternura contra los intereses; conmoverse, lo cual implica un contacto con las entrañas; sentir con otras personas.

Que venga un nuevo futuro con esperanza.

En memoria agradecida para ti Tere Sordo, escucha, acompañante, maestra, amiga, tejedora. Vivirás en mi y en la esperanza.

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Francisco Macías Migrante de experiencias, observador de barrio, reflexiono temas de derechos humanos.

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