El #8M no es sólo un día

Desde Mujeres

Por Mariana Ortiz / @Mariana_OT / @DesdeMujeres

“Un momento único puede iniciar una revolución, las acciones colectivas pueden transformar las leyes, la creatividad puede cambiar actitudes y un invento puede alterar el curso de la historia. Paso a paso se impulsa el movimiento de las mujeres, incluso ante las adversidades.” -ONU Mujeres

Hoy es 8 de marzo, día internacional de las mujeres (sí, así en plural), y sólo tengo clara una cosa: las mujeres nos necesitamos unidas, encontrándonos, reconociéndonos diversas y alzando la voz juntas. 

Hoy es un día donde se nos convoca a salir a las calles y ocupar los espacios públicos; marchar y exigir esa igualdad que durante siglos nos han prometido. Ellos que siempre nos la han negado. Hoy es un día donde nos encontraremos después de que intentaran separarnos. Hoy 8 de marzo, llego cansada de resistir pero acompañada. 

Quiero invitarte a reconocernos y encontrarnos, a abrazar a todas las mujeres que comienzan a cuestionar las desigualdades que las atraviesan. Que por primera vez se atreven a decir en sus casas que no les toca lavar los platos, que si saben (y disfrutan) cocinar no es para casarse, que se atreven a callar a un compañero en la oficina/escuela que las interrumpe, que deciden no ser mamás, las que se atreven a cuestionar, incluso a las más valientes, todas esas mujeres que hoy se asumen e identifican como mujeres, aunque haya tantas y tantos empeñados en negarles su derecho más elemental: la autodeterminación. 

Quiero que nos reconozcamos como aliadas, como compañeras y no como competencia; porque la historia nos ha dicho que únicamente cuando actuamos en colectivo llegamos lejos y logramos alterar su curso.

Hoy nos invito a reconocernos como feministas, (también tu que incluso te da miedo leerlo), aunque alguna vez hayamos pensado que el feminismo es eso que nos han enseñado destruye monumentos, eso que los que tienen poder buscan callar, eso que tantos llaman “feminazi”. Es irónico que la palabra “feminista” está sobrecargada de connotaciones negativas: odias a los hombres, odias la depilación, odias el maquillaje, odias la maternidad, odias la religión; odias, odias, odias. Nos quisieron enseñar que “el peor enemigo de una mujer es otra mujer”.

Yo me encontré con un feminismo rodeada de mujeres que aman, que cuidan y se cuidan, que construyen y acompañan, que sostienen y dan vida. Un feminismo que todos los días reconoce los pequeños (y grandes logros) que otras mujeres alcanzan. Un feminismo que celebra y también lucha. Pero no lucha entre nosotras sino por nosotras. 

Quiero invitarnos a hacer una pausa en el camino. Reconocer que el enemigo está allá afuera en todos nuestros espacios, y se llama patriarcado, que el enemigo no tiene cara de otra persona, y mucho menos de otra mujer, sino de un contexto que solamente juntas podemos desafiar y se llama desigualdad. 

Una desigualdad que nos limita, nos lacera y nos violenta. Una desigualdad rapaz que se aferra a los cuerpos de las mujeres y niñas; y más a esas mujeres y niñas que han sido invisibilizadas, las diversas. Las que han crecido con un cuerpo distinto, con una discapacidad, con una orientación sexo-genérica diversa, con un origen étnico o clase social oprimida. 

La primera vez que se usó el término “feminismo” fue cuando Charles Fourier (socialista francés) en 1837 describió la liberación de la mujer como un “futuro utópico”. Han pasado 174 años desde la primera convención nacional por los derechos de las mujeres (Nueva York, 1848) en la que cientos de ellas, juntas, exigieron ser escuchadas al estar indignadas por la prohibición que les impedía hablar en la convención contra la esclavitud. Juntas exigieron sus derechos civiles, sociales, políticos y religiosos. 

Juntas seguiremos alzando la voz, como las mujeres que en Nueva York lo hicieron en 1857 y por primera vez pararon juntas. Como cuando en Nueva Zelanda exigieron nuestro derecho al voto. Como cuando en Rusia protestaron contra la I Guerra Mundial exigiendo “¡pan y paz! Como cuando en Egipto gritaron ¡no más a la mutilación genital femenina! Como cuando en Dublín se sindicalizaron y pararon las labores de limpieza “dejando todo en sus manos, para conseguir lo que se nos debe”. Como cuando en República Dominicana dijeron no más a la dictadura. Como cuando en Argentina lucharon por nuestro derecho a decidir. Como cuando en México se luchó por nuestra integridad incluso en el mundo digital.

Hoy, 8 de marzo, nos encontraremos haciendo historia, nos reconoceremos otra vez en las calles, cansadas de resistir, pero más fuertes para seguir construyendo en colectivo, pues así, juntas, es como hemos logrado cambiar la historia. 

Tras más de 100 años desde los inicios del movimiento feminista y tras décadas de valiente activismo, las mujeres seguimos alzando la voz. Hace dos años, el 8 de marzo de 2020, más de 35,000 en Guadalajara salimos a las calles  a exigir justicia, respeto, seguridad. Salimos buscando la igualdad como un anhelo de justicia.

Hoy ese futuro que alguna vez llamaron utópico está en nuestras manos. Y quiero invitarte a recordar que esto es por una y es por todas. Hoy juntas, como aliadas y feministas, sigamos luchando, el 8 de marzo y todos los días. 

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Plataforma intergeneracional de visibilización, acompañamiento y capacitación para mujeres científicas sociales. Para conocer más visita: https://desdemujeres.mx

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