Reflexiones en torno a Santa Lucía

Pesimismo Esperanzador

Por Jorge Rocha / @JorgeRochaQ

El día 21 de marzo comenzaron las operaciones del nuevo aeropuerto “Felipe Angeles” (AIFA) y se realizó la ceremonia de inauguración donde se dieron cita buena parte la clase política y los principales empresarios del país. Hay muchas notas al respecto y multitud de opiniones en torno a lo que representa esta obra de infraestructura. Desde mi particular punto de vista hay cuatro discusiones que se están dando al mismo tiempo, muchas de ellas traslapadas y que es necesario retomar para valorar este asunto en su justa dimensión. Los cuatro aspectos que podemos rescatar son: lo referente a la movilidad aérea, el proyecto económico, la discusión política y el proceso de gestión y administración.

A continuación, comparto mis razonamientos en cada aspecto:

  1. La movilidad aérea. El problema a resolver es que el aeropuerto de la Ciudad de México está saturado y experimenta continuos retrasos en sus servicios. Un pasajero que tiene una experiencia donde su vuelo sale en tiempo y llega a tiempo, es inusual y más bien todo mundo asume que habrá algún contratiempo en el camino. La solución fácil es pensar que se necesita un aeropuerto más grande, pero parece mucho más pertinente generar un sistema de aeropuertos que cubran las demandas que no sólo son viajes a la capital, sino las conexiones a otros lugares y el transporte de mercancías. Frente a esta saturación fue una locura disminuir las operaciones del aeropuerto de Toluca y parece mucho más pertinente para cubrir las necesidades de seguridad, de no saturación y de eficiencia, que el país debe dirigirse a crear un sistema de aeropuertos muy sólido y articulado. En esta clave la construcción del AIFA y la rehabilitación del aeropuerto de Toluca pueden ser un gran acierto. Pero esto implica que Santa Lucía se convierta en una verdadera alternativa.
  2. Una mala costumbre en México y que incluso los capitalistas más ortodoxos critican, es la concentración de los negocios y la creación de monopolios. Ésta, dicen, es una de las peores distorsiones de un sistema capitalista. La apuesta por crear un sólo gran aeropuerto, también tenía detrás, la concentración del negocio, no de la construcción, pero sí de la operación. Se ha hablado hasta la saciedad que uno de los problemas centrales del país son las dinámicas de la desigualdad y una de las soluciones más eficientes, es la redistribución de la riqueza, que implica, no sólo una reforma fiscal profunda, sino generar múltiples procesos de desarrollo que impliquen la diversidad de territorios y de actores. Al menos desde esta perspectiva, la diversificación de la oferta de viajes en un sistema sólido y articulado de aeropuertos, no sólo despresuriza la presión, si no que puede generar un sistema de competencia que ayude a bajar costos y mejorar el servicio. Una de las bondades que puede traer el AIFA, la reactivación de Toluca y el fortalecimiento de los aeropuertos de Guadalajara, Monterrey, Cancún, incluso de Puerto Vallarta, es generar esa competencia-complementación más virtuosa.
  3. El proceso de apertura del AIFA se convirtió en una arena más de los pro-AMLO versus los anti-AMLO, unos dicen que Santa Lucía es lo mejor del mundo y los otros lo peor del mundo. Ni unos ni otros tienen la razón y se genera un ambiente muy enrarecido donde pronunciarse por alguno de los bandos es indispensable, donde desde mi punto de vista, lo más productivo es pensar en los matices. Ahora bien, esta polarización sacó a relucir nuestro profundo clasismo, que transpiramos y nos parece tan normal, pero que en debates como estos sale a relucir con todo su cruel rostro. Es necesario que nos asumamos con honestidad como un país clasista y racista y que desde la educación empecemos a combatir este terrible flagelo.
  4. Por supuesto que no podemos olvidar que la gestión de este proyecto será clave para que efectivamente sea la solución que se requiere. Esto implica, desde mi punto de vista, transparentar los procesos y costos de construcción, que la gestión administrativa pase a manos de civiles, que se terminen de concluir los procesos de terminar las obras, darle vida al nuevo aeropuerto, resolver los problemas de accesibilidad y lograr que más rutas empiecen a utilizar esas instalaciones. Hasta ahora el gobierno de López Obrador no ha sido el mejor ejemplo de implementación de proyectos, aunque no podemos dejar de señalar que la construcción misma sí fue en tiempo. Pero todavía tienen que demostrar que el AIFA traerá todas las bondades que se han expresado. 

Por el bien del país esperemos que este proyecto funcione y que se convierta en la solución que tanto se ha cacareado.

Correo electrónico: jerqmex@hotmail.com

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Pesimismo esperanzador
“Pesimismo esperanzado” es una columna escrita por Jorge Rocha, Profesor e investigador del ITESO.

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