Los límites de la maternidad

Oxímoron

Por Andy Hernández Camacho coordinadora de La Mamá Cósmica

@andybrauni / @lamamacosmica

Mi hijo nació cuando yo tenía 31 años. Fue una sorpresa, deseada pero al final una sorpresa. No fue planeado, pero recuerdo mi emoción, mi miedo… el oxímoron de la maternidad apenas comenzaba…

Es raro mirar atrás, porque siento que el tiempo ha pasado volando. Y no lo digo por eso de que el tiempo vuela cuando te la estás pasando bien. Tampoco es que me la haya pasado mal… Mi reflexión tiene más que ver con que, cuando pienso en los últimos años, solo veo mi maternidad. Es como si la Andy que existía antes hubiera desaparecido. ¿Cuándo fue la última vez que viajé con amigas? ¿Cuándo fue la última vez que leí un libro sin tardar cinco meses por no tener tiempo explícito para esto? ¿Cuándo fue la última vez que pude tomar una siesta de más de unos minutos después de un largo día de trabajo (productivo)? ¿Cuándo decidí y sobre todo logré concretar una tarde sola escuchando música, viendo una película, leyendo? Y tantos otros cuándo…

Todos estos intentos fallidos no necesariamente tienen que ver con el tiempo. Tampoco con que mi hijo aparezca pidiéndome atención (o lo que sea) en los momentos de descanso. Para mí ha tenido que ver con que algunas mujeres, cuando nos convertimos en madres, ponemos este nuevo título por sobre todos los demás, y eso hace que cada uno de sus interminables requerimientos se transformen en prioridades.

Y sin caer en esencialismos seguramente algo tiene que ver con nuestra fisiología y algunas hormonas, entre ellas, la oxitocina. Se le conoce como la hormona del amor, porque interviene en todos los procesos que nos vinculan con otros seres humanos. Está presente en la relación sexual en el momento del orgasmo, en el embarazo, el parto, la lactancia y en toda la crianza. Y en gran medida, es la responsable química del amor que sentimos hacia nuestros hijxs, del sentimiento de protección y responsabilidad que parece inundarnos cuando los miramos.

Pero a esto se le suma una cruda realidad: vivimos en una sociedad tradicional, en la que no hay cabida más que para la luz, las emociones y sentimientos relacionados con la maternidad. Todas debemos querer ser madres, todas debemos amar a nuestras hijas e hijos, todas debemos ser perfectas, TODAS debemos ser perfectas…

Pero ¿qué pasa cuándo decidimos que nuestros hijxs no son lo (único) más importante que tenemos? O incluso, ¿qué pasa si nos arrepentimos de ser madres? 

Ufff lo dije: la maternidad y el arrepentimiento se encuentran más de lo que se nos permite admitir en una sociedad donde el lado oscuro de la maternidad sigue siendo un tabú. 

Madres Arrepentidas*, es un estudio elaborado por la socióloga israelí Orna Donath. En el que la investigadora recopila y analiza de manera suspicaz  23 testimonios de mujeres que aseguran haberse arrepentido de haber sido madres. Lo que surge de la lectura de sus entrevistas es que las mujeres se arrepienten de no haber podido vivir sus vidas como realmente las hubieran querido vivir. Donath lo explica así:

“Las participantes enfatizaban la distinción entre el objeto (los niños) y la experiencia (la maternidad). La mayoría destacaron su amor por sus hijos y su odio por la experiencia de la maternidad”.

Eso es justamente lo que me pasó. No sé bien en qué momento hice la reflexión, quizás el feminismo me ha ayudado, pero hace poco sentí lo mismo que esas mujeres en las entrevistas y pensé en el arrepentimiento. Hay quienes creen que el arrepentimiento y mirar hacia el pasado no sirve de nada puesto que no borra lo sucedido, en cambio yo pienso que nunca es tarde para aprender y desaprenser los mandatos que nos han inculcado y nos atraviesan.

Es complicado, porque me arrepiento de ser madre, pero no me arrepiento de él, de quién es, de su personalidad, de la personita en la que día a día se transforma y del privilegio que es poder acompañarlo. Nicolás es sin duda el amor que me sostiene aún en los momentos más complejos de mi proceso de maternidad. Es realmente una paradoja. Me arrepiento de ser madre, pero amo al hijo que tengo. Así que no es algo que puedas realmente explicar. 

Y lo que me ha quedado claro es que esto no tiene que ver con mi hijo, sino con los estereotipos sociales que existen sobre la maternidad. Con esa idea absurda pero tan normalizada de que las mujeres podemos con todo y que debemos hacernos cargo de todxs. Y aquí la maternidad tiene un rol protagonista. La sociedad no perdona a las “malas madres”, porque en el ser mujer viene implícito un deber ser que lo único que hace es ponernos presión. Lo que se traduce en madres cansadas, agotadas y sobre todo solas, que nos sentimos desbordadas no por la maternidad en sí misma, sino por las circunstancias tan adversas ante el trabajo de cuidados. Y muchas terminamos poniendo nuestro deber de madre por sobre nuestros deseos,  gustos y placeres como mujer.

Jamás podría decir que ser madre fue un error, amo a mi niño astronauta más que a nada en el mundo. Pero sí creo que mi error fue poner mi rol de madre por sobre cualquier otra cosa. Olvidarme de que maternar es una enorme parte de mí, pero jamás será lo único o lo que me permitirá sentirme realizada como persona…como mujer. 

Hacer esa reflexión me permitió ver que la maternidad ha inundado mi vida por completo y a partir de esta reflexión he decidido ponerle límites. Es la única forma de volver a mí. 

Referencias.-

*Donath, Orna. 2016. Madres arrepentidas. Una mirada radical a la maternidad y sus falacias sociales. Barcelona: Penguin Random House

Comparte

Oxímoron
Oxímoron
Andy Hernández Camacho es maternofeminista, profesora de literatura, comunicóloca pública, sentipensante, gestora de procesos comunitarios en distintos espacios, siempre en deconstrucción. Actualmente, reflexionando en tribu sobre maternidades desobedientes y las distintas narrativas para nombrar el trabajo de cuidados a través del proyecto La Mamá Cósmica. También es maestrante en gestión y desarrollo social.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Quizás también te interese leer