“Ya nos cansamos de ser ‘representadas’ por otras y otros”: mujeres indígenas de Jalisco presentan su propia agenda política

Mujeres indígenas  de la región Norte y Sur de Jalisco y del Área Metropolitana de Guadalajara (AMG) se reunieron para crear una agenda política en común con temas prioritarios que atiendan las necesidades de las mujeres indígenas del estado, entre éstos: economía, salud, educación, medioambiente y feminismo. 

Durante el ejercicio de diálogo que estuvo acompañado por la red Construyendo Sororidad, la Comisión Estatal Indígena y el Instituto Nacional Electoral (INE), se propusieron tres agendas regionales que poseen un enfoque de género, interseccional y comunitario, así como un comité de seguimiento y representación integrado por diversas instancias públicas y comunitarias.  

Por Samantha Anaya/@Sam_An16

Fotografías Comisión Estatal Indígena

La población indígena en Jalisco es de 66 mil 963 personas, de las cuales 33 mil 234 son mujeres, esto de acuerdo con el censo 2020 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

Mujeres nahua, mujeres wixaritari y mujeres indígenas que viven en el Área Metropolitana de Guadalajara (AMG) (mixtecas, purépecha, mazahua, mixe, ch’ol, otomí,  coca y rarámuri) se reunieron para la discusión y creación de una agenda que visibilice y realmente represente las necesidades y problemas de las mujeres indígenas en Jalisco. 

El resultado: tres agendas regionales desde el Norte y el Sur del estado hasta el AMG. 

Marisa López Martínez, licenciada en derecho originaria de la comunidad Wixárika en el norte de Jalisco, señaló que “estas agendas son muy complejas, ya que cada una habla y comparte desde lo que se vive, pues son de diferente contextos y diferentes problemas“. 

Al ser creadas por y para las mujeres indígenas en Jalisco, estas agendas poseen un enfoque de género, interseccional y comunitario.

“Queremos ser escuchadas; ya nos cansamos de ser ‘representadas’ por otras y otros. Somos nosotras las que queremos hablar de nuestro sentir siendo mujeres indígenas”. 

Las agendas fueron construidas a partir de tres contextos y experiencias distintas: desde las comunidades wixarikas en el Norte, las nahuas en el Sur y desde la realidad de las mujeres indígenas que viven en el AMG, sin embargo, las participantes coincidieron en los temas que deben de ser atendidos y los derechos de las comunidades indígenas que, hasta ahora, no han sido garantizados, especialmente, los de las mujeres. 

Educación

Siricia López, originaria de la comunidad Wixárika en la región Norte de Jalisco, compartió que al hablar de educación las principales necesidades giran en torno a garantizar una educación intercultural en todos los niveles educativos, para “el fortalecimiento de la lengua y los saberes ancestrales del pueblo wixaritari”. De tal forma que consideró urgente que se capacite constantemente a los docentes que imparten sus clases en lengua wixaritari. 

Por su parte, desde la región Sur, Ana Martínez Sánchez, mujer nahua, mencionó que en esta agenda resulta prioritario incrementar el presupuesto de becas para jóvenes indígenas que cursan los niveles medio superior y superior, así como ofrecer cursos de computación gratuitos y habilitar áreas de acceso gratuito a Internet.

Otra de las necesidades educativas planteadas en esta agenda es la creación de espacios habitacionales y transporte digno para las y los estudiantes de otras comunidades vecinas, al igual que implementar una defensoría exclusiva para estudiantes indígenas.

La agenda planteada por las mujeres indígenas que viven en el AMG coincide con estos puntos principales: capacitación a docentes para que impartan cursos en diferentes lenguas indígenas, becas para estudiantes indígenas, crear talleres de identidad y cultura comunitaria y comenzar a impartir talleres de educación sexual integral (ESI).

Salud

De acuerdo con la Unidad de Apoyo a Comunidades Indígenas (UACI), menos del 50% de las mujeres indígenas en Jalisco pueden hacer valer su derecho a salud, cuestión que se agudizó a causa de la pandemia por COVID-19.

En cuanto a la primer agenda presentada por la comunidad nahua, se consideran como necesarios los siguientes temas en el sector salud: talleres de primeros auxilios; abastecimiento de medicamentos y personal médico; programas de salud mental gratuitos; talleres para el rescate de la medicina tradicional; la construcción de un hospital en Zapotitlán y otro en Cuautitlán; e implementar centros de salud con parteras y médicos tradicionales reconocidos por el sector salud.

Siricia fue la encargada de presentar la agenda en materia de salud construida por las mujeres wixaritaris. El documento destaca la creación de talleres y charlas sobre Educación Sexual Integral en lengua wixárika, con perspectiva intercultural y de género. Asimismo, apunta que el personal de salud requiere ser capacitado para evitar la violencia de género, racista y clasista. Aunado a ello, menciona que resulta urgente incrementar el número de recursos humanos en los centros de salud.

Sobre las necesidades en el tema de salud de las mujeres indígenas en el AMG, Juana Faxudno, mujer otomí, expuso que lo primordial es contar con traductores en todas las áreas de salud, así como crear materiales visuales en diferentes lenguas.

Al mismo tiempo, señaló que es necesario garantizar la atención gratuita para la población indígena en cada municipio del AMG, dando “especial atención a uno de los derechos que más se vulneran: los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres”. 

Economía 

Ana aseguró que la agenda política sobre los derechos de las comunidades indígenas debe incluir la creación de talleres para jóvenes y adultos en donde puedan aprender algún oficio. También, sugirió que se debe capacitar a las mujeres que desean emprender un nuevo negocio, pues advirtió que son ellas quienes mayormente se dedican a la llamada economía informal. 

Por su parte, Siricia expresó que una de las mayores necesidades que prevalecen al hablar de economía, es la concerniente a los bajos salarios de las personas indígenas “lo que es consecuencia de la discriminación que vivimos por ser personas racializadas”. 

Además, añadió que es imperante que se articulen galerías para la exposición y venta de arte wixárika, además de subsidios económicos para las y los artistas, facilitar el registro de sus obras, capacitarles sobre sus derechos y castigar a quienes plagien alguna de sus creaciones artísticas.  

Política

Las tres agendas coincidieron en la urgencia de fomentar la participación de las mujeres en los puestos de toma de decisiones, tanto tradicionales como gubernamentales. 

Asimismo, se reconoció la necesidad de crear un espacio para las mujeres indígenas en donde se les brinde capacitación sobre sus derechos humanos, punto que, consideraron, debe estar acompañado de acciones que faciliten el acceso a instituciones gubernamentales de procuración de justicia. 

Aunado a lo anterior, mencionaron que se requiere fortalecer los cargos públicos que ya ocupan las mujeres dentro y fuera de sus comunidades para así “incentivar a las demás mujeres a participar”, agregó Siricia.

Medio Ambiente

En cuanto a la agenda medioambiental, las participantes abordaron temas como el tratamiento de las aguas residuales; preservar y reconocer la flora y la fauna de cada región; la construcción de sistemas para la recolección de agua de lluvia; y realizar brigadas comunitarias supervisadas por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).

Agenda feminista 

Para Siricia resulta fundamental que cada uno de estos temas prioritarios incorpore la perspectiva de género, pero sobre todo, que este enfoque atraviese cada acción que se busque implementar por y para las mujeres indígenas.

La violencia que viven las mujeres indígenas es doble, al enfrentarse a un doble sistema racista y machista. Según indica la Encuesta Nacional sobre Dinámicas de las Relaciones en los Hogares, elaborada por el INEGI, el 59% de las mujeres indígenas han experimentado algún tipo de violencia a lo largo de sus vidas, siendo la emocional la de mayor incidencia, con un 45.5%; la violencia física (32.6%); la violencia sexual (29.6%); y la económico-patrimonioal (26%). Sus principales agresores son sus parejas y/o familiares.

A partir de lo anterior, el primer paso para velar por el bienestar y los derechos de las mujeres indígenas es ofrecer capacitación a las mujeres para que sepan cuáles son sus derechos y puedan identificar cuando alguno se le sea negado. Adicional a ese punto, una acción en consecuencia es impartir talleres sobre cómo identificar la violencia de género dentro y fuera de sus comunidades.

También, planteó la creciente necesidad de dar charlas sobre paternidades presentes y responsables y así “estar algunos pasos más adelante para quitar la idea de que criar es una tarea solo para las mujeres”. 

En cuanto a las prácticas que deben ser tomadas al interior de las investigaciones públicas, Siricia advirtió que se requiere sensibilizar a las autoridades encargadas de brindar asesoría y justicia a las mujeres víctimas de algún delito; y, a partir de este punto, investigar a los hombres que ocupan cargos de poder, además de asegurar que ninguno tenga denuncias por violencia sexual contra mujeres.  

Siricia concluyó sentenciando que cada acción es colectiva, no sólo individual, puesto que “estamos luchando contra la violencia social, comunitaria e institucional“. 

“Se nos ha negado el poder decidir sobre nuestros cuerpos y territorios, además de que siempre se ha visto con indiferencia nuestros problemas”. 

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Samantha Anaya
Samantha Anaya
Amo pasar tiempo con mi persona favorita: mi mamá. Considero que el ser periodista implica hacer un compromiso con la verdad, la justicia, la empatía y, sobre todo, con las personas.

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