Quiero pensar en la niñez con las niñas y niños, pues hay demasiada adultez en nuestras definiciones

Escribiéndonos Resistimos

Por Erika Pichardo y Lourdes Limón / Maestras resistiendo y acompañando / Red de Maestras Feministas GDL

Como adulta que trabaja con niños, niñas y niñes, me he dado cuenta de muchas cosas que no me dijeron al aceptar el trabajo, pero que en mi encuentro con la niñez me han sorprendido gratamente; la más importante es que elles son personas y tienes sus propios deseos, intereses y formas de pensar. Ya sé, ya sé: no descubrí el hilo negro, pero creo firmemente que es toda una revolución pensar en les morres como personas. 

Desde hace siglos, hemos teorizado y hablado por elles, diciendo que son buenes o males, cómo deben aprender o qué deben hacer para ser valioses o útiles. Hemos decidido qué tienen que ser y hacer para ser felices, hemos decidido con qué deben jugar, cómo deben hacerlo, cuándo y con quién. Decidimos que, como adultes, sabemos qué es lo mejor y que es nuestra responsabilidad llevarles por el buen camino. 

¿Qué pasa cuando son elles les que hablan y deciden? 

Marion, Barbie y Aaron nos cuentan qué es ser niño y niña estos días. 

Cuando pensamos en la niñez, la vemos como una etapa incompleta o como un estadio donde no podemos ser seres completos, pero al hablar con Aaron, nos dice que ser niño tiene que ver con jugar, aprender y tener mucho amor y compañía de nuestra familia. 

Para Marion, ser niña es poder jugar, ser feliz y tener que crecer, y aquí hay algo que quiero marcar: es que para ella la niñez es una etapa de paso, es poder volverse “grande” y poder tener hijes. Y desde acá aceptamos y motivamos a que cada une siga el camino que desea, pero también nos preguntamos: ¿cómo marcamos a nuestras infancias con lo que queremos de elles o lo que deben ser? 

Para Barbie, esta etapa tiene que ver con poder pasarla bien, ¿qué hacemos nosotres para brindarles estos buenos momentos? ¿Somos capaces de ayudar a nuestras niñas, niños y niñes a tener una niñez feliz? 

Para hablar de la niñez y cómo estamos en su vida, tenemos que dejar de lado lo que ya conocemos, porque cada une de nosotres somos un universo, ¿les preguntamos a les chiques qué quieren o qué son? 

Al hablar del día de la niña y el niño, les tres llegaron a una conclusión: lo que más les gusta es tener la atención y el cuidado de su círculo familiar, y es algo que no siempre tienen.  

Nuestra niñez nos está hablando y nos pide ese tiempo y acompañamiento, pues es nuestro deber estar y escuchar. El cuidado debe ser colectivo y nosotres, como adultes, deberíamos trabajar en comunidad y tomar en cuenta a nuestras infancias: elles tienen voz y voto, hay que escucharles porque al hacerlo nos deconstruimos nosotres mismes, el encuentro respetuoso con la niñez derrumba el adultocentrismo.

Mucho tiempo hemos creído que la niñez no tiene lugar en la política, pero al hablar con elles sobre su lugar y derechos, me sorprendió saber que elles están conscientes de que no todes tienen el “privilegio” de que sus derechos sean respetados. Aaron comentaba que él tiene derecho a tener una familia, poder estudiar, poder jugar. 

Marion fue la primera en mencionar que no todes les niñes están seguros: ella está muy consciente de la violencia intrafamiliar y que la vida no es fácil para todes. Aaron explica que tiene que salir solo, que no está seguro “en la calle”, ¿qué lugar les estamos dejando? ¿Les chiques pueden tener un libre desarrollo en un ambiente violento como el que es México? 

Nosotras, como maestras, como feministas, queremos acompañar y dar ambientes seguros a nuestras infancias, y estamos poniendo nuestra semillita en las niñas. Un ejemplo de esto es este escrito que hizo Serena: 

Desde la Red, queremos acompañar a la niñez, estar con elles y respetar su lugar en el mundo. Como Red, les consideramos compañeres de lucha y resistencia dentro y fuera de las escuelas. Gracias por enseñarnos y dejarnos estar con ustedes. Y aunque sabemos que muchas cosas están lejos de festejarse este 30 de abril, nosotras conmemoramos su presencia en nuestras vidas.

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