MILPA: “una cooperativa rebelde, pero con causa”

Reportaje

La Cooperativa de Consumo Consciente MILPA busca el bienestar común desde las prácticas de producción y consumo de alimentos; por ello, busca “contribuir a la construcción de alternativas para la soberanía alimentaria, la economía solidaria y el consumo local en la región occidente de México”.

Conoce más de este proyecto solidario que busca inspirar un nuevo modelo de consumo justo y sustentable desde Guadalajara, Jalisco.

Por Ana Macías  / @anamaciasl

Fotos: Cooperativa de Consumo Consciente MILPA

En la Cooperativa de Consumo Consciente Milpa el concepto de comunidad va más allá de ser un “un conjunto de personas de un pueblo, región o nación vinculadas por características o intereses comunes”, como define el término la Real Academia Española.

Además del interés común, quienes conforman la cooperativa, comparten prácticas y replican un mismo modelo de producción y consumo orientado al Buen Vivir. Entre ellos se generan vínculos y se fomenta la participación de los todos los integrantes en diversas actividades como asambleas; apoyo en acomodo de canastas, pesaje y repartición del alimento; así como la limpieza del mobiliario y del espacio de trabajo. Y, por supuesto, momentos donde se organizan y se comparte el alimento, como aniversarios de Milpa.

“Ser parte de la comunidad a la que nos unen nuestros ideales, nuestras prácticas y trayectoria. Quienes están ahí también están en las mismas búsquedas que nuestro proyecto”, destaca Irene, productora.

Irene, quien es ingeniera ambiental, junto con su compañero, Scott, aman a los animales, por lo que decidieron hacer el cambio a huevos de libre pastoreo y orgánicos. Su proyecto se basa en tener un mejor trato  con  los  animales  y  promover  el  respeto  hacia  ellos  y,  a  la  vez, hacia nosotros mismos.

Desde una mirada más amplia, el término de comunidad abarca lo referente a la relación social y a los sentimientos entre los involucrados.

Como sugiere MaxWeber en La Metodología de las Ciencias Sociales, una comunidad es, entre tanto, “(…) una relación social cuando y en la medida en que se inspira en el sentimiento subjetivo (afectivo o tradicional) de los participantes de constituir un todo”. 

“Para mí, comunidad es una serie de iniciativas que tienen que ver con presentar resistencias a una forma de ciudad; de ser vecinos que, actualmente, por el contrario, te quieren aislar. Opuesto a ‘vecindario’. En Milpa, hay gente interesada en comer mejor y promover la producción local de alimentos. No sólo es la canasta. Es la comunión que hay entre los miembros”, comenta Iván, cooperativista. 

Iván llegó a la cooperativa desde hace un buen rato, 8 años aproximadamente. 

Cuenta que entró un poco escéptico, pero le fue agarrando cariño, no sólo a los alimentos, sino a las formas de producción y prácticas de la cooperativa.

“El convivio, el diálogo, el comer juntos. Compartir el alimento. Por esto, además de las redes de solidaridad, se generan redes afectivas, que, a través del tiempo, son estas las que trascienden, ya sea como una amistad o como alguna otra relación”, Zaira, cooperativista. 

Zaira, cooperativista. Uno de sus grandes intereses es el consumo local, no solo de alimentos, sino de diversos productos. Ella valora los lazos que se pueden generar en la cooperativa, como el reencuentro con quien había sido su roomie años atrás que se ha forjado en una amistad.  

Integrantes de la Cooperativa de Consumo Consciente Milpa .

El Buen Vivir

Para Margarita, cooperativista, el Buen Vivir: “es volver a lo que nos corresponde por ser humanos ….. buena alimentación, buena salud y dejar para los jóvenes un mundo mejor . La esperanza de que la vida continuará mejorando y estrategias para lograrlo”.

Margarita Pérez forma parte de la cooperativa de consumo consciente Milpa. Su producción es libre de agrotóxicos y se encuentra en proceso de certificación. Su parcela de producción se llama “Huerta de las estrellas” y se encuentra en Arandas, Jalisco. Brinda a la cooperativa toda la variedad de lima-limón y nuez de macadamia. Sus productos son agroecológicos. Es decir, conservan la diversidad biológica sembrando semillas criollas. Esta práctica ayuda a la restauración del suelo respetando el medio ambiente.

“El Buen Vivir no solo en términos económicos, sino en términos de ‘la capacidad de hacer proyectos’. Alguien goza de calidad de vida cuando es capaz de visualizarse en situaciones distintas a las que está sometido en el día a día… El Buen Vivir es la capacidad de poder hacer proyectos colectivos, donde te veas a ti y a las personas con las que vives”, agrega Iván.

Parcela de producción “Huerta de las estrellas”.

El Buen Vivir integra todos los aspectos de la vida y favorece las prácticas comunales para llevar a cabo una próspera reestructuración social. 

“La satisfacción de las necesidades, la consecución de una calidad de vida y muerte digna, el amar y ser amado, el florecimiento saludable de todos y todas, en paz y armonía con la naturaleza y la prolongación indefinida de las culturas humanas. El Buen Vivir supone tener tiempo libre para la contemplación y la emancipación, y que las libertades, oportunidades, capacidades y potencialidades reales de los individuos se amplíen y florezcan de modo que permitan lograr simultáneamente aquello que la sociedad, los territorios, las diversas identidades colectivas y cada uno -visto como un ser humano universal y particular a la vez- valora como objetivo de vida deseable (tanto material como subjetivamente y sin producir ningún tipo de dominación a un otro)”, (Plan Nacional de Ecuador para el Buen Vivir 2009 – 2013).

Uno de los principios en los que se enfoca esta filosofía es ver a la alimentación como fuente de salud y bienestar, tanto para la persona como para el ambiente donde se desarrolla. “Somos lo que comemos”. Para esto, se promueve el ser agradecidos por los alimentos que llevamos a nuestra boca y, más allá del disfrute, hacer consciencia al momento de ingerir la comida favoreciendo la digestión de esta. Asimismo, se invita a consumir productos de temporada y locales, pues de esta manera se permite cultivar en condiciones naturales y reducir la cantidad de contaminantes. Optar por alimentos de calidad que beneficien el buen funcionamiento del cuerpo y el entorno en el que se cosecha. 

Es por esto por lo que los productos que conforman las canastas son cultivados de manera orgánica y agroecológica; es decir, libre de químicos sintéticos, por lo que en cada entrega el contenido de estas puede variar. También, se arman de manera personalizada dependiendo las necesidades y deseos de cada cooperativista y/o consumidor. Entre los productos que llevan las canastas se encuentran, por ejemplo, acelgas, frijoles, ejotes, perejil, huevo, limón, calabacitas, entre otros. 

Un ejemplo de las canastas básicas de frutas y verduras que se impulsan en Milpa.

Lo orgánico y lo agroecológico, términos que hay que entender 

Se entiende por orgánico al sistema  de  producción de  alimentos,  productos  y subproductos animales, vegetales, entre otros. Con un uso regulado de insumos externos,  restringiendo  y,  en  su  caso,  prohibiendo  la  utilización  de productos de síntesis química. Estos poseen una certificación que los acredita como orgánicos por ser producidos sin el uso de transgénicos, plaguicidas, químicos, fertilizantes, etc. 

Por otro lado, lo agroecológico busca  la  transición a procesos más sustentables o ecológicos para obtener los alimentos. Incluye la disminución del uso de insumos químicos, así como la sustitución  de  prácticas  e insumos  convencionales  por  alternativas ecológicas. Es decir, estos productos no solo son libres de químicos sintéticos, también se “tienen consideraciones que fomentan la diversidad de cultivos en una misma parcela, el bienestar para la comunidad en que se produce el alimento y las condiciones justas para productores y consumidores, sin olvidar favorecer la producción y consumo de alimentos culturalmente adecuados”, señala Rogrigo Rodriguez, encargado de la Comisión de Comunicación Interna de Milpa. Se rediseña el sistema productivo y hay un cambio de ética y valores. Es el Sistema Participativo de Garantía (SPG) el que avala que estos sean libres de químicos sintéticos quien lo avala. 

“… los productos agroecológicos tienen las mismas características que los orgánicos pero pueden contar o no con certificación. Los productos agroecológicos buscan en todo momento el respeto a los derechos humanos, mientras que en los orgánicos no podemos asegurar siempre esto” (Greenpeace, junio 2021). 

Adoptando estas metodologías, los productos ofrecidos en Milpa varían y dependen de la temporalidad. “Los árboles dan cuando dan y no dan cuando no quieren dar, por lo que debe de haber un entendimiento hacia el proceso de la tierra”, explica Margarita Pérez.

“En Milpa entienden los procesos de producción orgánica, saben que es inconstante y no hay estándares. Es natural”, agrega Blanca, quien buscando cubrir la necesidad de tener una vida más saludable y sustentable promueve y trabaja bajo ambos conceptos en su proyecto Tlalixpan.  

Blanca Arellano forma parte de la cooperativa de consumo consciente Milpa. Cuenta con una producción orgánica, agroecológica y a granel. Esta consiste en evitar usar agrotóxicos en el proceso de producción. Conserva la diversidad biológica sembrando semillas criollas, reduce el empleo de recursos no renovables, respeta el medio ambiente, entre otras. Su producción cuenta con la certificación por parte de “El Jilote” y Santa Cruz de la Soledad, Chapala. Brinda a la cooperativa una variedad de vegetales agroecológicos entre los que se destacan: rábano rojo, pepino, col y cilantro.

Parte de la ideología compartida entre quienes conforman a la cooperativa, coinciden en que los alimentos aportan o repercuten en la calidad de vida de una persona. Asimismo, están conscientes de que varios problemas de salud tienen que ver con la alimentación. Por esta razón, se interesan en conocer las formas de producción de los ingredientes que consumen. Y, no solo eso, sino que también, preocupados por el ambiente en el que se desarrollan, además de apostar por lo orgánico y agroecológico, también lo hacen por lo local.

Uno de los objetivos de MILPA es apostar por el comercio local de manera justa.

Los productos ultraprocesados se formulan en su mayor parte o en su totalidad a partir de ingredientes industriales, y típicamente contienen poco o ningún alimento entero. El objetivo del ultra-procesamiento es elaborar productos durables, convenientes, altamente apetecibles y lucrativos. Por esta razón, “la alimentación sana parece poco accesible para la mayoría de las personas. Consumir lo nutritivo y lo orgánico empezó a sentirse elitista”, resalta Margarita.

Uno de los objetivos de la cooperativa es que la gente tenga la posibilidad de adquirir  un alimento sano y a precio justo de manera remota. 

Juntas de organización de productores y cooperativistas.

Economía Social y Solidaria 

Desde su fundación en 2014, Milpa ha buscado- mediante la adquisición de alimentos, la vinculación con otros, el aprendizaje continuo y la difusión para el consumo responsable- generar consciencia, informar e involucrar a la ciudadanía a participar en la búsqueda de soluciones; además, inspirar un nuevo modelo de consumo local, justo y sustentable, a su vez, promoviendo la economía solidaria.

“La Economía Social y Solidaria, o ESS,  es un enfoque de la actividad económica que tiene en cuenta a las personas, el medio ambiente y el desarrollo sostenible y sustentable, como referencia prioritaria por encima de otros intereses”, (Economía Solidaria).

Esta se rige bajo seis principios:

    • principio de equidad
    • principio de trabajo
    • principio de sostenibilidad ambiental 
    • principio de cooperación
    • principios “sin fines lucrativos”
    • principio de compromiso con el entorno

Se parte de la idea de individuo, es decir “unidad exclusiva que constituye a las sociedades” (Rosso, 2015). Para la ESS es un reto construir y sostener a dichos individuos como parte de una ciudadanía primaria a través de una propuesta de consumo transformador. Y, de esta manera, establecer comunidad para una ciudadanía activa.

Se intenta rescatar un sistema alimentario tradicional, donde las cadenas de producción y distribución son cortas, en las que puede existir un vínculo entre el productor y el consumidor final. 

Para conseguirlo, se seleccionan espacios para el consumo: lugares alternativos, donde se permita aumentar la presencia y visibilización de los bienes de la ESS. Actualmente, Milpa se hospeda en Casa Colectiva La TERCA- calle Juan Manuel #765, Zona Centro en Guadalajara, Jalisco. Es ahí donde, cada dos semanas (habiendo excepciones), en sábado, se hace entrega de las canastas.  

La ESS es una forma de producción, consumo, y distribución de riqueza, centrada en la valorización del ser humano y no en la priorización del capital.

En la cooperativa la participación es un elemento muy importante y reconocido, de manera que el costo de las canastas puede disminuir para quienes trabajan en ella, ya sea como parte de alguna comisión o en el trabajo surgido en el día de las entregas.

Al ser un colectivo de consumidores y productores orientado al buen vivir, se está vinculado de manera directa para contribuir a la construcción de la soberanía alimentaria. Estos comparten una identidad local que busca facilitar el acceso a alimentos de calidad y otros productos sostenibles a un precio justo, facilitado por una moneda social. Además, involucran prácticas de convivencia y aprendizaje que encaminan a quienes las llevan a cabo a un Buen Vivir y que inspiren a otros a replicar tal modelo.

Milpa es un proyecto impulsado por los consumidores y productores con el principal objetivo de conformarse como un colectivo con una identidad local, en red con otros colectivos como el Mercado Agroecológico El Jilote, las Redes Alimentarias Alternativas de México y la Red de Alternativas Solidarias (RASOL).  Construir un modelo que inspire a ser replicado, en el que se reflexione sobre el, ya mencionado, Buen Vivir. Y, desde esta perspectiva, se tomen decisiones conscientes y responsables sobre el acceso a los alimentos, su producción y los servicios de calidad referentes a estos. Romper con las barreras entre estratos sociales para que esto sea una realidad para todos y, de esta manera, pueda verse replicado este mismo modelo, en el que se oriente y comparta el trabajo de producción para construir un sistema agroalimentario soberano.

Ser una cooperativa de gente más informada, más sensible. Es como lo expresa, la cooperativista Margarita, quien busca ser parte de “un movimiento que parece ser rebelde, pero con una causa”.

Algunos de los productos que pueden adquirirse a través de MILPA.

***

Aquí la manera de conocer y entrar en contacto con la Cooperativa de Consumo Consciente Milpa:

https://cooperativamilpa.org

https://www.facebook.com/CCCmilpa/?ref=page_internal

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Somos un proyecto de periodismo documental y de investigación cuyo epicentro se encuentra en Guadalajara, Jalisco.

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