Ser comunera wixárica en un mundo de hombres

#AlianzaDeMedios

En esta caravana vienen 14 mujeres comuneras de los 200 comuneros que caminan en total. Esto es un logro: por primera vez las mujeres deciden  sobre sus tierras. Y pronto serán más. 

Texto: Daliri Oropeza Alvarez / Pie de Página

Fotos:Isabel Briseño

CIUDAD DE MÉXICO.- Un discreto violín suena mientras una multitud de personas que brillan en la cima del cerro del Tepeyac ofrenda a las puertas del templo la sangre, piel y cuernos de tres venados, peyote, jícaras sagradas, flechas realizadas a mano. Están acompañadas de velas con listones coloridos. También hay sellos de las autoridades agrarias, documentos, cuadros con figuras de animales o de vírgenes. Objetos sagrados de las familias sobre paliacates, agua bendita, jarros y monedas. 

Los huaraches la hacen de percusiones que retumban en el suelo de este cerro, donde detona la danza. Están en plena oración. Son los mismos huaraches de mujeres y hombres wixaritari que caminaron más de mil kilómetros para exigir la restitución de sus tierras invadidas. Son más de 11 mil hectáreas. Poco a poco quienes están alrededor de este semicírculo danzan lentamente, uno por uno, como si se fuera contagiando. La música sube de volumen mientras amanece con el gris de los edificios de la ciudad de fondo.

Cae de las manos de Luciana Mijares el maíz tostado en la ofrenda, está al frente del templo y hace distintos tipos de rezos en su propia lengua frente a los altares. Con 60 años, es una mujer integrante del Consejo de Ancianos del pueblo Wixárika. Caminó desde San Sebastián Teponahuaxtlán, su pueblo, en huaraches, con su morral amarillo de flores rosas y moradas. Cuenta:

“Antes de venirnos, el cantador o marakame hizo una ceremonia en la noche. Ahí dijo lo que se debía de hacer en la caravana. Pusieron en los morrales jícaras sagradas, unas flechas especialmente hechas para venir aquí, y las trajimos. El cantador es el que se comunica con las deidades, lo que dice el padre fuego, el sol, la tierra que hablan y se comunican con el cantador”. 

“El cantador, Juan Hernández, dijo que las jícaras y las flechas iban por delante. Y nosotros luego, porque es nuestro seguro de vida para que nos vigilara. Y el más importante, el venado. Lo disecamos. Son tres venados y son lo más importante de la ofrenda”.

Con plumas de águilas, hacen volar el agua bendita sobre los objetos sagrados, sobre la ofrenda que trajeron caminando desde sus pueblos y sobre los cuerpos de las y los caminantes. A lo largo de 32 días realizaron día y noche una ceremonia. Sus caminatas iniciaron a las 11 del día pues les guía el sol.

Tres mujeres portan dos banderas de México y una bandera wixárika que ondean con el viento del cerro.

La defensa de las tierras y la espiritualidad

«A dónde vamos, yo creo que brillamos, con nuestros colores, con nuestros bordados”,

Así lo asegura con una sonrisa tímida, pero con una mirada sostenida Sitlali Chino Carrillo, Presidenta de la Concertación Agraria de San Sebastián Teponahuaxtlán..

“Los ancestros son los que nos guían a través de los sueños, entonces, por eso también traemos a nuestros sabios. Que son quienes se comunican con nuestras deidades y ancestros y ellos ya a través de su palabra nos van diciendo qué camino seguir. Los ancestros guían la lucha también de manera espiritual”, asegura Sitlali, una de las mujeres wixárika más visibles durante la caravana.

Para Sitlali es importante defender la tierra porque hay cosas que están en ella que son intangibles: «Nuestras lenguas, ahí están nuestras abuelas y abuelos, los conocimientos ancestrales que ahí se transmiten, el patrimonio inmaterial como los cantos, los rezos, la medicina tradicional y más».

Por eso defendemos el territorio, de ese corral como le dicen nuestros abuelos, se sigue preservando la cultura”.

Sitlali

Siempre hacen ceremonias cuando llegan a los espacios para pedir permiso. El padre fuego es quien les abre camino, quien les va dando fortaleza, por eso llegar a un lugar, prenden el fuego en agradecimiento. “El fuego quema todo lo malo, las malas vibras o si estamos cansados, pues para que todo eso desaparezca”.

“La caminata ha tenido un gran sentido espiritual. Es la parte cultural, casi no lo mencionamos pero llevamos ofrendas, en la noche también le damos de comer al padre fuego con galletas, maíz tostado y hacemos ceremonia desde que salimos encomendándonos a nuestras deidades y agradeciendo”, asegura Sitlali.

Misael es de San Sebastián y esta mañana ofrenda monedas con figuras de águila, de venado.

“Ofrendamos a nuestra madre, a la del Tepeyac y a la que nos cuida, todos los días.  A la par se entregaron cuadros con figuras de animales que nosotros creemos que nos ayudan en nuestra cosmovisión”. 

El interés que lo trae aquí es un interés comunal, asegura, sobre las tierras invadidas. Lo importante de la caminata son las experiencias, pero también las tristezas y cansancio sobre el camino. “La tierra es sagrada para nosotros”. Describe que en el territorio invadido, entre los pinos de la montaña y las tierras desérticas, hay mojoneras que son parte del territorio sagrado de su pueblo.

Las mujeres encabezan la caravana que ingresa a la Basílica de Guadalupe. Foto: Isabel Briseño.

Las mujeres en la caravana

Al bajar del cerro del Tepeyac, quienes inician la caminata por la restitución de sus tierras son las mujeres. Van al frente con banderas que ondean con el viento de la cima del cerro del Tepeyac, donde realizaron una ceremonia al amanecer. El marakame va justo detrás  de ellas, tiene en su morral la piel y cuernos de venado, porta un atuendo blanco con venados morados y lilas todos andan en sandalias. Porta un bastón con una serpiente.

Atrás atrás viene el gobernador, el comisariado de bienes ejidales y las autoridades tradicionales, entre ellas Sitlali. Tiene 29 años. Trabajó proyectos comunitarios con jóvenes. Tiene 5 años que regresó a su comunidad, después de estudiar la universidad, una licenciatura en psicología. Es mujer y joven, y ya porta un cargo en su comunidad por el compromiso con el que lleva a cabo la vida comunitaria.

“El estar aquí en este espacio defendiendo el territorio, de alguna manera representando a mis compañeras wixáritari, es un avance enorme para la participación política de las mujeres, adentro de lo comunitario. No es muy común que una mujer participe todavía en las asambleas, y creo que  es un avance porque de esta manera se suman más mujeres y ya viendo que hay mujeres participando, también ellas se animan a tomar un cargo tradicional”, asegura en entrevista con Pie de Página.

“Hay bastante responsabilidad, porque se debe reconocer que si uno pasa por desafíos, retos dentro de la comunidad pues todavía vivimos en un sistema machista patriarcal. Es la otra lucha adentro de la comunidad y es un doble reto luchar por los bienes comunitarios pero también como mujer para que nuestros derechos sean garantizados en la comunidad. Y van a ser garantizados si nosotras los exigimos y hablamos sobre las cuestiones que nos duelen, sobre lo que no nos gusta, y poco a poco la comunidad se tiene que ir adaptando a estos nuevos tiempos donde la mujer tiene los mismos derechos que un hombre”.

De acuerdo con Marissa Lopez, mujer wixárika, maestra investigadora sobre la participación política en su comunidad de San Sebastián, “a participación de la mujer ha sido fundamental en la vida política comunitaria, entendiendo por política no solo la participación en las reuniones, sino que engloba todo el quehacer cotidiano en la vida de la mujer que también es política”.

Sin embargo, en años más recientes, esta situación se ha modificado lentamente:

“Ahora se puede ver ya a las mujeres participando en la vida política comunitaria y ya ostentando cargos de titularidad como secretaria de bienes comunales, comisarías locales en esta estructura del gobierno tradicional y en la estructura del comisariado de bienes comunales”.

“Lo que ha cambiado ahora es que ellas ya están ejerciendo esa titularidad como mujeres con cargo. Ese es el cambio. Ahora lo hace como titular, ya no representada por su esposo o pareja”, detalla Marissa vía telefónica.

Sitlali cuenta que en esta caravana vienen 14 mujeres comuneras de los 200 comuneros que caminan en total. Eso para ella es un logro.

Muchas dejaron a sus hijos en la comunidad para venir. “Estas mujeres que para nosotras son líderes, son una guía para nosotros. Como Sitlali, son un referente para nosotras las mujeres wixaritari”, asegura Marissa.

“Somos de esa tierra; nos duele que no se nos restituya. Está la impotencia, esa rabia de que estén en manos de ganaderos que no ofrendan y no sientan ese amor por la tierra”, denuncia Marissa.

El rol de las mujeres en la espiritualidad es fundamental, Marissa lo describe:

“Somos las que sostenemos la vida, la cultura, porque somos capaces de engendrar. Somos la base, la pieza fundamental para sostener la vida. De ahí la importancia del rol espiritual. Las mujeres somos parte de ese territorio, por eso ese importante que ahora estén en la caravana, nosotros velamos por Taté porque como mujeres ofrendamos a la tierra. nosotras sostenemos al maíz en nuestro xíkuri, haciendo tejuino, prendiendo vela, para una ceremonia, toda esta espiritualidad que gira en torno a nuestras deidades lo hacen las mujeres”. 

Luciana asegura: “Cuando entré a la ciudad, entré con coraje. Pensé cuando estuve con el presidente en San Luis Potosí cuando nos visitó. Por su culpa nos quitaron las tierras. Mi familia está sufriendo. Mis hijas están solas”. 

Feliciana es comunera de una localidad de San Sebastián. Asegura que las comuneras son la minoría, pero cada año se incorporan más mujeres. Decidió caminar para defender las tierras pero también para conocer México y la Basílica. Para ella lo más interesante de la caravana ha sido la convivencia y los lugares nuevos que conoció.

 “Entrando a la ciudad me decepcionó.  Pura contaminación, el olor. Yo sí valoro el rancho bonito que tengo. Porque aquí hay mucha contaminación”.

Feliciana

“Consideramos que es una marcha histórica y va a ser irrepetible”.

La guerra de invasión a los wixáritari

Luciana llega cuando la marcha avanza por reforma, y se coloca junto con un integrante varón del consejo de ancianos a la vanguardia, Las mujeres quedan atrás de ellos que portan una manta qu dicta “AMLO presidente solicitamos audiencia”. Cuelga de sus dos hombros un morral amarillo de flores moradas. sonríe mientras avanza y sostiene orgullosa la manta.

Feliciana es comunera y también caminata de la Caravana Por La Dignidad Y Conciencia Wixárika. Ayuda a que entrevistáramos a Luciana en su propia lengua. A Luciana la invitó a la caminata el comisariado y el gobernador Santos Hernández. Ella fue comisaría en una localidad que se llama Tesorero. Luego, en San Sebastián,fue capitana, otro cargo tradicional. Luciana ha tenido cargos políticos, por esa razón la admiran y la consultan, asegura Feliciana.

Hubo una guerra entre indígenas y mestizos, cuenta Feliciana que ha escuchado cómo lo cuentan los ancianos, quienes sufrieron persecución. En ese entonces algunos fallecieron, otros huyeron y por eso dejaron esos terrenos de Huajimic y se refugiaron en San Sebastián. Hasta la fecha las invasiones continúan.

Luciana denuncia que no solo fue en Huajimic las tierras que les invadieron ganaderos y personas mestizas. En San Luis  Potosí, para hacer parques turísticos, empresarios son los que despojan. Quieren dar empleos destruyendo el medio ambiente, y allá estamos inconformes de eso porque en Wirikuta está la planta sagrada que es el peyote, tradicional para nosotros.

Recuperar lo perdido

Cuenta el conflicto agrario hace más de 60 años:

“Pedro de Haro era cantador mestizo y se juntó con una hermana de nosotras. Nosotros vemos por los 5 puntos cardinales y tenemos lugares sagrados. Ese señor iba a los lugares sagrados a traer agua bendita, a llevar ofrendas. Y cada vez que traía agua bendita hacía su ceremonia juntando los 5 puntos cardinales y el límite territorial que teníamos los wixaritari. Con él comenzaron a invadir los ganaderos de Huajimic.

“Pasaron varias personas, autoridades agrarias pasaron y no le dieron atención, omitieron y la gente de nosotros decían que quizá algunos recibían dinero para que se quedaran callados. El que ahora es nuestro gobernador tradicional fue presidente de bienes comunales, Oscar Hernández. Él intentó solucionar el problema y lograron recuperar algunas hectáreas. Eran más hectáreas invadidas que las que ahora reclamamos. Poco a poco cada autoridad rescataba poquito. Con audiencias en Guadalajara, en México.

“Hace tres años rescatamos otro predio donde vivía un mestizo que invadió ahí. Ahora se formó una comisaría y se le dio por nombre San Isidro, Mayanuwe. Recuperamos este predio ocupando la fuerza. Ya era nuestro. Esto fue hace como tres años que hicimos eso. Los comuneros nos organizamos, fuimos. Le dijimos al señor que ya estaba ganada la sentencia del terreno. Lo tomamos y ahorita ya está habitado. El que le puso más interés fue el comisariado, Óscar Hernández. Como está próximo a salir, él pensó cómo me voy a salir y dejar este mismo conflicto que siga igual. 

Luciana asegura que se robaron más de la mitad del pueblo; lo invadieron, de la iglesia en el centro para adelante. La mitad nos pertenece y la mitad es lo que queremos recuperar, por eso esta caravana.

Sitlali no vivió esta guerra de invasión y despojo que menciona Luciana, “pero como si lo hubiera vivido, porque sigue de generación en generación”, denuncia. A sus abuelos sí les tocó ser víctimas de despojo, y asegura que todavía siguen siendo víctimas porque el despojo continúa con invasiones y amenazas.

Caminar medio país

Luciana cuenta cómo fue que los dos pueblos wixaritari decidieron colectivamente realizar una caminata hasta el Palacio Nacional.

“La caravana la propuso en marzo, en asamblea. Oscar Hernández, comisariado ejidal y las personas con cargo, como Sitlali, ya habían tenido una reunión donde hacen propuestas y llegan a acuerdos. Luego lo dan a conocer con nosotros. Esa propuesta fue la caminata a México. Se tenía contemplada en febrero, pero teníamos ceremonias y otras fiestas como la Semana Santa. Pasando las celebraciones fue que salimos de la comunidad”. 

“En ese momento pensamos que íbamos a durar 28 días caminando. Todos aprobaron. A mí me invitó el comisariado y el gobernador Santos Hernández. Por eso vine caminando. Yo fui comisaria  en una localidad que se llama Tesorero. Luego, en San Sebastián tuve cargo de capitana, otro cargo tradicional”.

La caminata demoró cuatro días más de lo imaginado porque caminaban tres o cuatro días enteros y un día descansaban completo.

«Estamos vivos, no somos historia”, asegura  Óscar Hernández frente a los medios de comunicación.

La llegada a Palacio Nacional

Desde que  salen de la basílica, se les acercan los paseantes y visitantes que vienen también de fuera a rezar. Les preguntan de donde son, los ven tan coloridos que se les acercan mientras danzan  mientras caminan. “Somos del sur de Jalisco” responden algunos. Otros les dicen que vienen a hacer una ofrenda y a luchar por la tierra. Los paseantes les toman fotos como si estuvieran en un espectáculo y sin embargo los wixarika danzan, o caminan.

Atraviesan con consignas por el centro, los comerciantes de la lagunilla le toman fotos a esta serpiente colorida que va acompañada del discreto violín y más atrás una bocina con música tradicional. Sus consignas irrumpen entre los edificios:

“¿A dónde vamos?, a Palacio Nacional. ¿A qué vamos? Por la restitución de nuestras Tierras”.

“López Obrador, regrésanos las tierras”.

“Lopez Obrador, cumple tu palabra”.

La caminata desde el cerro del Tepeyac desemboca en el Zócalo de la Ciudad y se estaciona frente a Palacio Nacional. Ahí piden que Óscar Hérnández, autoridad máxima, entre por las vallas y toque a la puerta.

Entra custodiado por una persona del gobierno. Llega hasta la enorme puerta  mariana. Toca una, toca dos, toca tres veces seguidas. Espera. Mira hacia arriba. Nadie abre. Nadie responde. Voltea atrás y la multitud brillante mira expectante su espera. Mira hacia arriba. Nadie se mueve. El guardia se acerca para llevarlo a la salida.

Luciana sintió rabia porque no abrieron. No nos podemos ir sin que nos den las tierras, dice.

«Es una falta de respeto lo que presenciamos, venimos caminando más de 1000 kilómetros, nuestra autoridad toco la puerta y no nos abren, exigimos que nos reciban. Disculpen nuestra impotencia», denuncia en el micrófono Ubaldo Vazquez, organizador de la Caravana.

Al terminar la conferencia frente a palacio e iniciar esta nueva protesta después de la caminata de más de mil kilómetros, se abrazan los unos a los otros, se dicen al oído llegamos, llegamos. Se abrazan entre todos, hay algunas lágrimas, se dicen ánimo, ánimo.

Apunte de lo legal

San Sebastián Teponahuaxtlán y Tuxpan de Bolaños se titularon el 15 de julio de 1953. Cuentan con una Resolución presidencial publicada en el Diario Oficial de la Federación el 19 de septiembre de ese año. Con ella les reconocieron 240, 447 (doscientas cuarenta mil cuatrocientos cuarenta y siete hectáreas).  

Aún así, ambos pueblos wixárikas ya contaban con un título virreinal con fecha de 1718 firmado por la corona española en el cual ya había reconocido su territorio.

La batalla que ahora dan a pie es porque son los únicos dos pueblos donde persiste el despojo de tierras, incluso le denominaron la zona denominada «el triángulo», de aproximadamente 800 hectáreas entre Puente de Camotlán ( 800 hectáreas) y Huajimic (10,448 hectáreas), Nayarit. Se suma también el conflicto de límites estatales entre Jalisco y Nayarit. 

Desde el 2007, ambos pueblos demandaron ante el tribunal unitario agrario, Distrito XVI de Guadalajara. Los tribunales han fallado a favor de la comunidad, habiéndose agotado todas las instancias legales, durante los años 2016 y 2017. Actualmente existen 16 expedientes en la etapa de ejecución, mismos que los tribunales se han negado a ejecutar, recuerda Carlos González, abogado agrario.

Carlos explica que hay 35 sentencias a favor del pueblo Wixárika, 4 ejecutadas done hubo restitución, 13 para ejecutar que ordenan la restitución de tierras y 18 recientemente interpuestas.

***

Este texto se publicó originalmente en Pie de Página:

Ser comunera wixárica en un mundo de hombres 

Comparte

ZonaDocs
ZonaDocs
Somos un proyecto de periodismo documental y de investigación cuyo epicentro se encuentra en Guadalajara, Jalisco.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Quizás también te interese leer