Nadie sabe que están aquí

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Por Inés M. Michel / #5deJunioMemoria

Para Zul de la Cueva / @zulanito

Lo han hecho tantas veces, nos han quitado a líderes valiosos, a mujeres valientes, a defensoras de derechos humanos, a artistas y a activistas comprometidos, a periodistas que buscan la verdad. Tantas y tantos.

Pero ellos, los poderosos, siguen sin comprender lo fundamental, por eso fracasan una y otra vez en su intento de silenciarnos. Y es que cada voz es única, y claro que nos hacen falta las voces que nos arrebataron, pero todas viven en nosotras. Ninguna voz ha muerto, porque nadie muere de verdad.

Aunque tal vez, hay mucha gente que asume que sí, y por eso tiene tanto miedo. El miedo puede hacer que los seres humanos muestren facetas interesantes.

-500 años después, una idea todavía puede cambiar el mundo.

Estoy parafraseando a Alan Moore, autor contemporáneo británico, quien escribió la novela gráfica V for Vendetta, creada en la década de los 80, posteriormente adaptada al cine por las hermanas Wachowski, en 2005. La premisa nos dibuja a un partido político fascista controlando Gran Bretaña, en un futuro distópico que bien podría ser el futuro de muchos pueblos y lugares, si no atendemos lo que la ficción, todas las ficciones, tienen que decirnos sobre la realidad.

Esta novela la he recuperado continuamente en diversos momentos y coyunturas, personales, académicas, políticas, porque creo que transmite algo muy poderoso. Las ideas no murieron con las mujeres y hombres que nos han arrebatado.

Mi posición, como sobreviviente de desaparición forzada, no es la del sufrimiento, no es la de la revancha y tampoco es la de la pérdida. Intentaré explicar mi postura, que no es necesariamente la de #5deJunioMemoria.

Yo no identifico ni señalo a los policías o a ningún funcionario, del rango que sea, como mis enemigos. Porque Enrique, Gerardo Octavio y los más de 200 elementos adscritos a la Fiscalía, que ese 5 de junio de 2020 laboraron en distintos turnos, durante todo el operativo conocido como el Halconazo tapatío, son solo cientos de nombres propios en un listado interminable de figuras que históricamente han usado el garrote, las balas y la tortura para imponer el silencio.

Pero mientras piensan en formas de reprimirnos, nosotras nos seguimos reinventando, reescribiendo. Las calles siguen hablando.

Yo soy escritora, antes que activista. Yo hago política, sí, porque una de las máximas feministas nos dice que “lo personal es político”. Es, en ese sentido, que estoy implicada en posiciones políticas que defiendo y sostengo cada día, conmigo misma y con quienes me rodean. Soy vegana, pero antes que vegana soy antiespecista, porque creo en la erradicación de la crueldad y la violencia contra los animales (no humanos y humanos, porque todos somos animales, aunque nos guste diferenciarnos y asumirnos erróneamente superiores al resto de especies que pueblan la Tierra); soy feminista, pero antes que feminista soy antipatriarcal, porque creo en recuperar el legado de nuestras madres, abuelas y ancestras, por eso uso mi apellido materno.

El mundo, pensado desde el orden patriarcal, es un mundo que funciona como corporación o corporación-mafia, siguiendo el planteamiento de la antropóloga contemporánea argentina Rita Segato. Ese mundo, desde mi lectura, es un error, pues se basa en jerarquías, sometimiento y privilegios, se sostiene gracias al mandato de masculinidad; de ahí vienen Enrique, Gerardo Octavio y otros muchos hombres anónimos que violan, asesinan, desaparecen, queman cuerpos de mujeres porque les son incómodas o porque ya no son “suyas”, como ocurrió en el caso de Imelda Virgen, asesinada cruelmente aquí en Jalisco, poco tiempo después de la tipificación del homicidio por razones de género. Ella sufrió una crueldad terrible por órdenes de Gilberto, su expareja, quien recientemente recibió una pena de 73 años por el delito de feminicidio.

Podría asumirse que mi ideología es de izquierda, pero antes que asumirme de una corriente o de otra, yo me asumo anticapitalista, no porque “odie” a la gente rica o porque crea que los recursos económicos no me hayan sido útiles en este mundo (donde también somos materia, y no puro pensamiento), sino porque en el capitalismo neoliberal manda el Dios dinero, y esa es la verdadera religión de quienes nos gobiernan y de quienes controlan el mundo. Justo por ello es que la muerte es un negocio y un espectáculo tan lucrativo.

Soy diversa porque mi vida se compone de muchas facetas, y desde el privilegio heterosexual me siento en obligación de defender la diversidad en todas sus formas, algo que vale la pena recordar en este mes del Orgullo LGBTTTQI+.

En todas estas declaraciones, lo que tengo muy claro es que, en mi mundo, así como está y así como lo padecemos, hay mucha gente luchando y resistiendo, por ejemplo: los pueblos originarios, los luchadores sociales, algunos, muy pocos, políticos comprometidos con sus ideales, madres buscadoras, haciendo frente con sus propios cuerpos y vidas a la maquinaria del horror…

En resumen, a mí el 5 de junio de 2020 me quitó algunas cosas y, por un tiempo, la tranquilidad. Me quitó tiempo, recursos financieros, me trajo un fuerte desgaste emocional y psicológico. Pero me ha dado mucho también, y no es gracias a ellos, es gracias a nosotras, a estas voces, a la colectividad organizada que me ha sostenido, que ha sostenido a #5deJunioMemoria.

Se ha hablado mucho de las pérdidas en distintos momentos, fue necesario. Hoy yo quiero hablar de la vida, porque en la vida siempre hay pérdidas, unas más dolorosas que otras. Quiero compartirles que mi vida ha valido la pena, porque la he gozado, la he sufrido, he soñado y he amado. Además, he leído con atención, como lectora irredenta entrenada por un papá filósofo y una mamá psicoanalista, así que considero que he ido entendiendo, poco a poco, la anotación hecha por poetas, locos y mentes atemporales que nos advirtieron desde hace mucho que la vida es solo un sueño, un esbozo, quizá, de un mundo posible.

En esos horizontes utópicos que van cambiando y transformándose junto a nosotras, mientras caminamos, es en los que yo estoy implicada y comprometida.

Desde esa posición quise hablarles hoy, apuntando que no considero ser ninguna amenaza para policías, fiscales, exfiscales, secretarios de gobierno, gobernadores o cualquier otro funcionario. Tengan por seguro que yo no aspiro a cambiar el mundo tomando el poder.

Yo soy escritora, recién publicada por una editorial tapatía independiente. Yo trabajo sobre todo con la ficción, para no morir de realidad. Mi manera de incidir en el mundo es a través de las palabras. Porque un hombre, una mujer, pueden fallar, pueden ser atrapados, asesinados o desaparecidos, incluso olvidados… Pero 500 años después, una idea todavía puede cambiar el mundo.

Mi aporte personal a esta cita que tomo prestada del maestro Moore, es que hay ideas que han resurgido incluso 5 mil años después en forma de mitologías y religiones que nos enseñan mucho, siempre y cuando sepamos leer entre líneas y ver más allá de lo evidente.

No existen, nadie sabe que están aquí, nos dijeron el 5 de junio, y esa una manera de verlo, la de ellos.

Pero aquí estamos, nuestras voces tienen más eco que esa tarde lejana donde la digna rabia se hizo presente en intensas jornadas de protestas, que abarcaron más de tres días, detonadas por el asesinato de Giovanni, a quien siempre nombraremos y recordaremos.

Resultó que el mundo afuera de las jaulas sí sabía que estábamos ahí.

Nuestros nombres propios permanecen y resisten, junto a muchos otros nombres y voces reunidas en una colectividad posible, a la cual pertenecemos, y que persistirá, más allá del presente que hoy nos toca habitar y nombrar.  

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Somos un proyecto de periodismo documental y de investigación cuyo epicentro se encuentra en Guadalajara, Jalisco.

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