How to win the long war?

Desde Mujeres

Por Mitzi Pineda / @DesdeMujeres

A propósito de la última publicación de The Economist, con un título homónimo, me pareció interesante ensayar con una breve búsqueda los avances y retrocesos de la brecha de género en el plano internacional. Específicamente, en aquellos casos en donde ésta es menor. Sobra decir que la reciente revocación del caso Roe v. Wade a cargo de la Suprema Corte de Justicia Americana fue un retroceso a los derechos ganados de las mujeres estadounidenses y que esto no solo las afecta a ellas, sino que permea en la narrativa internacional que engloban los derechos reproductivos, el del libre ejercicio de la sexualidad femenina y a los derechos de las mujeres para decidir sobre su cuerpo.

No obstante, nuestro movimiento se ha organizado al grado de que es posible acompañar a la distancia y en conjunto, hemos creado redes de apoyo y contención que acompañarán a nuestras colegas. Empero, sin dejar atrás la exigencia de la universalización de este derecho, debemos continuar pujando por otras agendas que también inciden y que constituyen el soporte económico, laboral y social que permite cerrar la brecha de género: nuestra lucha de largo alcance. Esto lo digo ya que, aún en los países con una agenda avanzada, las brechas continúan y, lo que busco compartir en estas líneas son el resto de agendas que continúan pendientes en América Latina. Que si bien se ha centrado en avances en derechos fundamentales como el derecho a la salud reproductiva y el derecho vivir libre de violencia; existen otros que quiero traer a la conversación en donde queda todavía mucho por incidir y hacer.

De acuerdo con el ranking más reciente del Índice Global de Brecha de Género del Foro Económico Mundial (2021), Islandia, Finlandia, Noruega y Nueva Zelanda son los países en donde la brecha de género es menor. Sin embargo, en esta columna propongo la revisión cuidadosa de estos frentes.

A pesar de que Islandia tiene las tasas más altas de participación femenina en la fuerza laboral, “la segregación de género en el mercado laboral sigue siendo persistente”. De acuerdo con la página oficial de la Oficina del Primer Ministro, la oferta educativa y profesional continúa teniendo diferencias entre hombres y mujeres, lo que no permite una mayor inserción femenina en ámbitos dominados por los hombres.

Asimismo, aunque de acuerdo con el ranking estos países cuenten con una mayor inserción laboral, todavía existe una fuerte disparidad en el tiempo en que mujeres y hombres dedican a trabajo no remunerado. El promedio de los países de la OCDE, en el último trimestre de 2021, existe una diferencia de 2:1. Tal es el caso de Nueva Zelanda, donde mientras las mujeres invierten 264 minutos al día, los hombres 141minutos.

De acuerdo con la OCDE, a pesar de que ha avanzado el uso de las licencias de paternidad, su ejecución continúa siendo baja. Ello a pesar de que se ha comprobado tener beneficios laborales, de recuperación del parto para la madre y la salud de los hijos. Por ejemplo, el país con la mayor extensión de licencia de paternidad es Corea del Sur y, sin embargo, frente al 63.6% de las mujeres, solo el 1.8% de los padres deciden tomarlo.

Ahora bien, Finlandia tiene la menor proporción de mujeres en ciencia o ingeniería, en comparación de sus pares de la Unión Europea (incluyendo Hungría) en el que alcanza el 30%. Lo anterior, no solo afecta en la limitada cantidad de mujeres en la ciencia, sino en la agenda de los temas que deciden investigar y, por ende, en la tecnología que pueda solucionar los problemas que aquejan a las mujeres.

En Noruega, el 23.5% de la mujeres que reciben una pensión poseen la cifra mínima, mientras que esta solo es recibida por el 4.2% de sus pares masculinos. Lo anterior se explica por la mayor factibilidad de las mujeres a poseer trabajos de medio tiempo, detener su carrera laboral por la maternidad y por la disparidad de los salarios en profesiones que usualmente ejercen las mujeres.

Como fue posible observar, a pesar de que, en las políticas de los países con menor brecha, éstas todavía persisten porque la realidad se impone de muchas formas (tradiciones culturales, estigmas sociales, roles de género o incapacidad administrativa para implementar). Por lo anterior, todas estas batallas, se deben pelear con pasos firmes en cada una de esas arenas, porque como lo vimos en el caso reciente de Roe v. Wade no siempre son seguras aquellas “batallas” que se consideraban ganadas. Esta es una lucha de largo alcance.

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El ranking contempla las siguientes dimensiones la 1) participación económica y oportunidad; 2) logro educativo; 3) salud y esperanza de vida; y, el 4) empoderamiento político

https://www.government.is/topics/human-rights-and-equality/equality/about-gender-equality/#:~:text=Iceland%20has%20one%20of%20the,greatly%20between%20women%20and%20men.

https://stats.oecd.org/index.aspx?queryid=54757#

https://www.oecd.org/policy-briefs/parental-leave-where-are-the-fathers.pdf

https://www.statista.com/statistics/1221066/south-korea-parental-leave-by-fathers-and-mothers/

https://ec.europa.eu/eurostat/web/products-eurostat-news/-/EDN-20200210-2

https://www.samfunnsforskning.no/core/english/publications/Infographics/5-facts-about-gender-equality-in-norway/

https://www.ssb.no/en/forskning/discussion-papers/_attachment/296402

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